Michelin Black Wheel Project: los neumáticos son los protagonistas


Michelin y Harley-Davidson llevan más de ocho años colaborando estrechamente en el desarrollo de sus neumáticos específicos para la marca americana. Los Michelin Scorcher surgen precisamente de esta alianza pero en este caso hablamos de una preparación realizada por el fabricante francés y que toma como base una Harley-Davidson Street Bob.
No suele ser para nada habitual que el punto de partida en el diseño de una moto sea los neumáticos. Sin embargo y más que nunca, todo gira en torno a ellos. Y aunque la Harley-Davidson lleva también sus horas de trabajo, los neumáticos fabricados expresamente para la Michelin Black Wheel Project presentan una gran belleza.
Pero empezamos por ver los detalles de la motocicleta propiamente dicha. Salta a la vista en un primer lugar el nuevo* frontal con cuatro luces LED* dispuestos en vertical. Detrás, un manillar muy cerrado y orientado hacia abajo le confiere una posición de conducción extrema.
La parte trasera casi desaparece por completo, con un colín de mínimas dimensiones que no llega ni a sobrepasar la proyección del eje de la rueda trasera. Los escapes son nuevos, mucho más elevados y sin ningún tipo de silencioso terminando antes y después del amortiguador trasero derecho.
Michelin ha querido dejar patente su marca en varios lugares de la “Black Wheel”. Así el manillar forma una “M” en su unión con la tija superior. De igual forma, tres Bibendum están repartidos a lo largo de la moto: uno en la tapa del filtro, otro en la tapa derecha del motor y el tercero en la del embrague.
Otro detalle llamativo es que el material utilizado para la fabricación de neumáticos también cuenta con una presencia de lo más sutil. Por ejemplo, las estriberas están revestidas en* la misma goma que se utiliza en la banda de rodadura* de los neumáticos mientras que el cosido del asiento está realizado con hilo de aramida, mismo material utilizado en las carcasas.
Si pasamos ahora a fijarnos en los neumáticos, seguramente nos haya llamado su flanco ausente de cualquier tipo de inscripción más allá del logotipo de Michelin. Sin embargo, no es liso sino que cuenta con un tratamiento específico realizado mediante láser y que deja su superficie tan llamativo.
La idea es que la moto, aun parada, diese sensación de movimiento. Para ello se utilizaron medio centenar de dibujos de las más variopintas formas hasta escoger el que sería definitivo. Hubo espirales, líneas radiales, cíclicas, etc.
Por descontado, el dibujo del neumático no es ni de lejos el que estamos acostumbrado a ver. Se utilizó como base el de los neumáticos de supermotard, con ese corte tan característico transversal que proporciona tracción. Para la Michelin Black Wheel Project se realizaron tres chevrones agrupados, con el central alargado en sus extremos y, con ello, recordando a la “M” de Michelin.
Lo más curioso es que en el stand instalado por Michelin en el Wheels & Waves se podía ver trabajar a un operario que, mediante técnicas manuales, le iba dando forma a este dibujo tan particular y además de una forma totalmente artesanal.
La moto finalmente se completa con un color azul y negro, corporativos de Michelin, así como detalles cromados en varios puntos. Con ello, se consigue una preparación que rompe con lo establecido. Aquí los neumáticos no completan el diseño de la moto sino que la moto es el complemento en una moto de lo más particular.