Unas trescientas motos y quizás el doble de Motoristas se dieron cita puntuales a las 18 horas alrededor de la Casa de La Cultura de Tres Cantos para recibir al héroe local Miquel Silvestre. Me sentí pequeño entre tanta calidad humana, pero feliz de poder formar parte de la aventura de La Ruta de Los Exploradores Olvidados.
Cuando apareció Miquel llegó la emoción. Toda la emoción reventando entre sus admiradores, amigos, familia y, principalmente, su madre. Tras las constantes muestras de afecto hacia él y su máquina, vinieron las simpáticas fotos de rigor que dieron paso una charla de no menos de una hora en la que Miquel no paraba de contar anécdotas, una tras otra, de peligros, de vivencias, de sensaciones…
«Quería contar historias, al principio me las inventaba, luego empecé a escribir historias que no eran mías… Os he tratado de mostrar un mundo que no es tan malo como dicen».
«¿Que cómo es la gente por ahí? Es normal, no tratan de joderte. Los que dan por saco son siempre los mismos».
«Voy por el mundo y tengo una máxima: cuando vaya a un lugar y me relacione dejaré una impronta: que al siguiente tío que llegue en moto lo traten bien».
«Cuando estoy de bajón si tengo una maquinilla cerca, me corto el pelo».
«Tuve una anécdota con un chico que está aquí presente, que se llama Domingo Ortego. Me manda un correo diciendo: Nos vemos en Valdez. Me la pela, soy un lobo solitario, pensé. ¿Dónde compro la moto? (replica). Por no decirle Hawai, que se notaría mucho, le digo que en Miami. ¡Estoy en Miami! (contesta). ¿Pero este tío no se cansa? (pensé). Quedamos en Vancouver y apareció en Vancouver. Le busqué el hotel más cutre posible y flipó, pero un tío que se hace Miami-Vancouver en siete días merece que le hagas caso».
«¿Qué con quien viajaría? Solo, siempre solo, puedo compartir etapas y serán cojonudas pero yo viajo solo. Mientras esté fuerte iré al límite. Los límites están mucho más allá de lo que jamás hubiese imaginado».
«Si quieres contar una buena historia, primero, cuenta una historia, si es buena mejor».
Sobre la gastronomía, curiosamente, comentaba que donde peor ha comido es en EE.UU… «En las afueras, donde todo lo cocinan mal. En África hay pobreza pero no es esa plaga que nos quieren hacer ver en la tele. En todas partes se come arroz con pollo y pollo con arroz lo curioso es que casi siempre es del Kentucky».
