Motos de ensueño a la venta: Honda NC30 VFR400R de 1990
Toda una pieza de museo "a escala"

Hace no mucho tiempo estábamos soñando con pequeños motores de cuatro tiempo furiosos y capaces de hacernos disfrutar y mucho. Motos ligeras, con chasis casi de Gran Premio y un potencial infinito. Pues bien, así era la protagonista de hoy, la Honda NC30 VRF400R, la versión a escala de la hiperconocida Honda RC30. Se trata de una moto que nació, precisamente, con el mismo concepto que su hermana mayor pero con un tamaño y potencia menor. Aun así se trata de una auténtica joya de la ingeniería que, a día de hoy, es muy difícil que volvamos a ver replicada.
Quizás el punto álgido de este tipo de motos se vivió entre los '80 y principios de los '90 con motos que eran básicamente motos de carreras con faros y matrícula. Esto fue más habitual con las 125 y 250 2T, pero Honda a la vez que tenía la NSR en el mercado también puso su versión de cuatro tiempos y que nada tenía que envidiar ni a esta ni, tan siquiera, a la RC30.
De entrada hay que decir que el motor de esta moto solamente cubica 399 CV. Eso hoy en día, siendo generosos, lo veríamos en un bicilíndrico, pero no, estamos ante un V4 capaz de superar los 60 CV (sólo con algunas pequeñas modificaciones) y rozar los 30 Nm de par motor. Un propulsor capaz de lanzar a la NC30 por encima de los 200 km/h gracias también a un peso razonablemente moderado para una cuatro tiempos de la época: 180 kg.
Si seguimos analizando el motor, obviamente de refrigeración líquida, encontramos que era capaz de subir hasta las 14.500 RPM y eso es gracias al sistema DOHC de 16 válvulas que montaba. Pero la NC30 era mucho más que un motor y es que equipaba, por ejemplo, doble disco delantero de 296 mm con pinzas de cuatro pistones. En cuanto a la parte ciclo, además de sus suspensiones convencionales destacaba ese monobrazo trasero, una de las señas de identidad.
El chasis, de doble cuna de aluminio, estaba detrás de su capacidad para ir rápido y sacar los colores a motos más potentes. De hecho hay vídeos de acción en los que a día de hoy se puede ver lo efectivas que son. Hay que decir hablando de la historia del modelo, que se creó específicamente para el mercado japonés aunque tuvo una acogida espectacular en Europa y, en realidad, en casi cualquier lugar del mundo porque ya entonces se sabía que era una pieza digna de colección.
La unidad que hoy te traemos y que está a subasta en Iconic Motorbikes y que ahora mismo podrías conseguirla por menos de 9.000 dólares, tiene una peculiar historia detrás. Se trata de una moto que fue a parar a Nueva Zelanda. En 2003 la adquirió su actual propietario y la llevó hasta Estados Unidos. En 2017 fue restaurada y se sustituyeron una gran cantidad de elementos, mejorando algunos componentes para optimizar el rendimiento.
Entre las piezas que cambiaron encontramos la instalación de radiadores más grandes y un cambio al refrigerante Engine Ice, bobinas nuevas y más grandes, bujías, cables de bujía, arnés de cableado, regulador / rectificador MOSFET, un Estator de Suzuki GSX-R750 2016, batería nueva, piñones, cadena y varios cables y tubos. También instalaron una tija triple de TYGA, vástago y cojinetes de dirección... En cuanto al motor, la restauración viene de más atrás y es que se rehizo en 2012 por la empresa Mike Norman G-Force Engine Development. Además de todo lo mencionado, cuenta con otros muchos componentes firmados por TYGA, una de las marcas más cotizadas a día de hoy para todo este tipo de motos.
Eso sí, esta no es una moto de exposición, se trata de una moto que ha vivido sus buenos momentos en la carretera o en la pista y que cuenta con 29.471 kilómetros en su marcador y algunas muestras de desgaste y uso como arañazos y pequeños desperfectos estéticos. Aun así ¿quién no querría disfrutar de esta joya que deja a las A2 actuales a la altura del betún?