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Ossa reclama una indemnización por el cierre de Gas Gas

Fotos: Ossa
Ossa Factory se siente la gran damnificada con el cierre de Gas Gas y su compra por Torrot, ya que la fabricación de las motos del trébol ha quedado suspendida y no se contempla dentro de los planes de los nuevos propietarios.

¿Qué futuro le espera a Ossa tras la compra de Gas Gas por parte de Torrot? Parece que la marca del trébol está destinada a desaparecer de nuevo, porque los nuevos propietarios de Gas Gas no han mostrado interés en hacerse cargo de Ossa, cuya licencia de fabricación volverá a manos de sus actuales propietarios, Joan Gurt, Joan Roma y Alexandre Laplaza. Ossa fue refundada en 2008 por Gurt y Jordi Cuxart con la intención de producir una completa gama de motos, primero en trial, con la revolucionaria TR280i que vio la luz en 2009, y posteriormente con nuevos modelos, de enduro y también de carretera.

En 2012, con el visto bueno de la Generalitat, Ossa, Gas Gas y Rieju suscribieron una alianza para desarrollar conjuntamente un motor de “cuatro tiempos” compatible para las tres marcas. Disfrutaron de un crédito de dos millones de euros procedente del Institut Català de Finances, y se fijó un plazo de dos años para su desarrollo.

Pero ni unos ni otros consiguieron sus objetivos: Ossa no veía garantizada su viabilidad y Gas Gas no conseguía crecer como esperaba, así que ambas marcas negociaron una fusión en 2014, para aprovechar la sinergia entre ambas marcas. Se acordó que Gas Gas absorbiera Ossa, traspasando a la fábrica de Salt (Gerona) la plantilla y el equipamiento técnico de Ossa, cuyas motos serían producidas desde entonces en esa factoría, conservando su diseño e identidad propios. Los propietarios de Ossa mantendrían sus derechos sobre la marca, cobrando un fijo por la licencia. Pero cuando la crisis de Gas Gas terminó de estallar y esta entró en concurso de acreedores, Ossa quedó abandonada.

La planta de Salt lleva más de año y medio sin producir una sola moto, y ahora los propietarios de Ossa, que están a la espera de que el Juzgado cierre el concurso de acreedores y la compra por parte de Torrot para recuperar sus derechos sobre la marca, reclaman una indemnización por las pérdidas ocasionadas o que al menos cobrar los derechos no percibidos, porque aseguran no haber recibido ni un solo pago.

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