Prueba Bridgestone Battlax Scooter SC2 y SC2 Rain: devoradores sport

Bridgestone entró, como otras marcas, en la batalla que se libra por la conquista del segmento específico de los maxiscooters más potentes del mercado con su Battlax SC1. Más adelante, amplió su gama en un ejercicio de vanguardia al diseñar en exclusiva el calzado de una moto-scooter tan particular como el Honda X-ADV, a la que podemos ver rodar sobre los Trail Wing, todo un prodigio de polivalencia terrenal. Ahora Bridgestone lanza todo el grueso de sus efectivos sobre este segmento presentando sus Battlax SC2 y SC2 Rain, dos neumáticos que apuntan en sendas direcciones, correspondientes al pelotón de los scooters deportivos, que va camino de convertirse en una compañía, y a la escuadra que componen los turísticos, con una línea ascendente, también, que le augura un sólido futuro a largo plazo.
Las siglas SC llegan directamente de sincopar la palabra scooter, sin embargo es difícil apartar el pensamiento de la terminología empleada para los slicks de competición. Probablemente Bridgestone no ha buscado este juego de letras, pero seguramente, también, verán con muy buenos ojos este recurso casual para su marketing. La cuestión es que SC2 y SC2 Rain representan dos variedades bien diferentes sobre una base común dirigida a un segmento del mercado de las dos ruedas. Veamos de forma somera la composición, características, compuestos y temperaturas de uno y otro.
El SC2 deriva directamente del último neumático presentado en la gama hypersport de la marca, el Battlax S21, y su objetivo es ofrecer la mayor rapidez de giro con la linealidad de rotación y el máximo agarre en seco para el disfrute de una conducción deportiva, sin sacrificar su vida útil. El SC2 Rain, por su parte, busca el mejor rendimiento en mojado con un alto componente de sílice en la banda central, ofreciendo además, un rendimiento óptimo tanto en el uso diario como en el turístico. El SC2 Rain llega para relevar al Battlax Sport Touring T31, manteniendo el diseño de su dibujo para el mejor drenaje del agua depositada sobre el asfalto.
Tanto el SC2 como el SC2 Rain emplean la construcción MSB en el delantero, que favorece su precisión y mejora la transmisión de sensaciones, mientras que en el trasero, Bridgestone emplea el diseño 3LC, que proporciona una mayor agarre y sensación en las curvas, al mismo tiempo que se muestra más resistente al desgaste.
Tumbadas
En la carretera que deja atrás la veraniega localidad de Setúbal, serpenteamos por el litoral lusitano con la imponente presencia del Atlántico en nuestro lado como testigo sempiterno de nuestro paso. La temperatura pasaba por poco de los 20º, y la única humedad que flotaba en la atmósfera era la del yodo y la del salitre propia del ambiente marino. Sobre un Yamaha TMAX DX calzado con los SC2, encaramos una serie de curvas enlazadas, con el remate final de una larga redonda. En una secuencia así, lo primero que se aprecia es una soltura absolutamente ágil, con una rapidez muy directa para girar la moto. Con un simple gesto, el TMAX entra a por el viraje, y con otro más simple si cabe, cambia de dirección en busca del siguiente. Al llegar a la redonda e iniciar la inclinada, la moto busca con naturalidad el talón del neumático, llega a su límite con una pasmosa facilidad y finalmente se apoya en el borde. Al ir tumbados en un paso tan largo sobre el filo teórico de la banda de rodadura, el SC2 se soporta con el mismo aplomo, transmite la misma sensación de agarre, y por tanto, crea la misma confianza que si fuésemos rodando tan sólo a media inclinada. Ciertamente, el TMAX es un scooter con los laterales muy recogidos, que incluso dibuja una silueta estrecha y afilada, vista desde atrás. Te sorprenderías de lo fácilmente que roza contra el asfalto por ambos lados apoyado sobre estos Bridgestone SC2.
Frenada
De sobra contará el lector con que, en un scooter, todo el peso de la retención caerá sobre el agarre del neumático, sin esa dosificación extra que aportan las reducciones de un cambio de marchas, ni tampoco con todo el recorrido y la capacidad que brinda una auténtica horquilla de moto. Dicho esto, pudimos hacer una comprobación con una frenada a la que no le cabe otro calificativo que el de bestial, estrujando las dos manetas hasta sentir cómo si hubieran intervenido los tres ABS, contando en el TMAX con una imaginaria rueda de repuesto. La cuestión es que la intervención de la electrónica en el tren delantero durante esa retención resultó ciertamente conservadora, porque no tenía la sensación, en absoluto, de que el SC2 delantero estuviera perdiendo el grip en ese momento. Tanto fue así que llegué a dudar si el maxiscooter de Yamaha contaba con un sistema antipicado o similar (no lo lleva).
Agarre in extremis
La prueba de fuego de esta presentación llegó casi al final del recorrido, con el ‘Puente 25 de Abril’ dibujando su majestuosa silueta por encima de una arboleda, como la gran puerta de Lisboa por el paso más estrecho del estuario. Fue una prueba completamente involuntaria y sin embargo de lo más reveladora; una prueba que viví en el paso por una curva rápida, con el TMAX bien inclinado y a buena velocidad. Allí me encontré de sopetón una palada de arena, que me ocultaban sin pretenderlo y que esquivaron las dos motos que me precedían.
En el momento de pisar la arena, si me pinchan, no me sale una gota de sangre. Me quedé literalmente blanco y con una punzada de adrenalina en cada terminación nerviosa de mi organismo. Tiré del manillar in extremis, pisé la plataforma exterior a la desesperada… y, sin embargo, el TMAX DX se mantuvo sobre la trayectoria que le marcaba sin desviarse un solo centímetro, ni la rueda delantera ni la trasera. Evidentemente, el espesor de la arena no era el de un talud, aunque la nube de polvo que levanté, según me comentaron los compañeros que me seguían de cerca, fue realmente llamativa.
La explicación de este paso sin novedad por un firme tan infame no se basa sólo en la suerte, sobre todo lo hace en que los milímetros repartidos aleatoriamente por toda la banda del neumático con los que entraron en contacto directo goma y asfalto fueron suficientes para que ambos SC2 se agarraran y para que el TMAX se aguantara sin moverse al pasar sobre la arena.
Pienso que esta experiencia extrema dará una idea al lector de cuál es el agarre que es capaz de poner en acción el SC2, funcionando sobre el centro de su rango de temperatura.
SC2 Rain: en marcha
La marca japonesa ha desarrollado el SC2 Rain con un compuesto de goma que rinde en un amplio rango de temperatura, que queda dibujado en la gráfica de la imagen, y contrastado con el que ofrece el SC2. Su dibujo es, a simple vista, más profundo y extenso, con un diseño en el delantero que pretende despejar el asfalto de la mayor cantidad de agua posible para que el trasero pise con las mayores garantías, haciendo valer su mayor proporción de sílice en el agarre sobre la humedad. De otra parte, el diseño y construcción del SC2 Rain busca también el mayor confort de marcha con el maxiscooter en vertical.
Sin embargo y a pesar de estas especificaciones del SC2 Rain, tampoco debemos considerar al SC2 como algo parecido a un slick para scooter, ya que su proverbial agarre ofrecerá unas prestaciones más que dignas, bien sobre firmes machacados por los elementos, la humedad o el salitre, como los que pavimentan las carreteras del litoral de la montaña, o el asfalto pulido de las rotondas más transitadas.
El momento del giro de la moto sobre la primera variante de las eses que hemos señalado se alarga ligeramente, se ejecuta de una forma más pausada y progresiva que con el SC2, algo que sin duda agradará al turista ocasional en scooter y que agradecerá tanto el usuario más reposado que lo emplea sobre todo para el traslado diario e interurbano, como el motorista que está empezando a descubrir la pasión por las dos ruedas a través de un maxiscooter.
Esta progresión al girar se traslada, lógicamente, a los cambios de dirección para negociar la serie de eses enlazadas. Esto no quiere decir que la moto se sienta lenta, pero sí que el SC2 Rain convierte a un scooter tan ágil y radical como es por ejemplo el TMAX en una moto más dosificable para quien busca un ritmo más sosegado, por su propio carácter, o también por su incipiente experiencia.
Al llegar a la curva redonda, la moto fluctúa con una viva soltura entre el cuarto y los tres cuartos de la inclinada, necesitando un impulso extra con el contra manillar del TMAX, o pisando la plataforma interior (más aun si llevamos los pies sobre su plano inclinado más elevado) para alcanzar el límite de la banda de rodadura.
Lo cierto es que este tramo final de la tumbada, con su empujón incluido, no se siente en otros scooter más Touring, como puedan ser el BMW C650GT o el Suzuki Burgman 650, porque sencillamente habremos consumido la distancia libre al suelo de ambos antes de alcanzar esa franja límite del SC2 Rain, particularmente con el Burgman.