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Prueba de fuego con la RAV 250 2020

Participamos con una RAV en una carrera de Resistencia
Fotos: Tomás Pérez
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Un equipo con 1,90 m de estatura media y doscientos kilos de peso en total, para afrontar 4 horas ininterrumpidas de carrera invernal. Una pequeña aventura que te contamos a continuación, y que completa su final precisamente ahora, 3 meses después de haberla vivido.

El mundo de las pit bikes se desplegó en nuestro país hace unos años, cubriendo con sus pequeñas medidas los circuitos de karting y de supermotard, que son multitud actualmente en nuestra geografía

Sin embargo, la calidad y la fiabilidad que ofrecen algunas de esta pit ha quedado en entredicho con una frecuencia que cuando menos resulta llamativa; algo que hace desconfiar a algunos y que también ha desilusionado a otros.   

Adelantamiento exterior con la RAV naked 250 de 2020 en las 4 horas de resistencia.

El antecedente

Estas motos de rueda pequeña para adultos, con su éxito casi inmediato, reclamó la atención de una oleada de marcas que se dieron a la tarea de fabricar modelos entre los 140 y los 190 de cilindrada. Y en medio de esta amalgama, que ha llegado a formar su propio planeta de la moto, la firma española RAV trajo a él un concepto rompedor, hace ya casi un lustro.

Una moto de dimensiones semejantes a las de una pit bike, si bien resultan en realidad algo mayores, pero construida sobre un chasis tan sólido que lo coloca en otra dimensión, montando unos componentes a la altura de una auténtica moto de competición y propulsada, además, por un motor de 250 cc.

Tumbando sobre una RAV 250 de 2020

Así nacía la RAV Naked 250, ofreciendo una fiabilidad fuera de cualquier rango establecido hasta ese momento en el mundo de las pit bikes, aunque evidentemente, también, con un precio fuera del segmento. 

Semanas atrás, apareció la versión 2020 de esta RAV, y trajimos su prueba hasta nuestras páginas. Una  RAV totalmente nueva, desde el chasis hasta las llantas, pasando por las suspensiones, los frenos, el subchasis y hasta la propia carrocería. Incluso monta un escape diferente, con otra colocación sobre esta nueva moto, que tan sólo conserva el motor con respecto a la versión anterior.   

Abriendo gas con la RAV naked 250 de 2020 en las 4 horas de resistencia.

La propuesta

Bien. Nos trasladamos ahora al momento de aquel test, realizado sobre la segoviana pista de Karpetania, para comenzar esta historia. Allí el patrón de la marca nos plantó sobre la mesa, después de bajarnos de su moto, un interesante reto para llevar a cabo con la nueva RAV 2020. 

Rafael Ávila quería mostrar a sus clientes, y al aficionado en general que acude a rodar a las pistas de karting y de supermotard, la robustez y la fiabilidad que es capaz de ofrecer su nuevo modelo, y para ello quería someterlo a una auténtica prueba de fuego.

Y así nos vimos unas semanas más tarde en el vallisoletano circuito de FK-1, inscritos en la particular carrera de resistencia, que se celebra allí durante los últimos años como cierre de temporada. 4 Horas de resistencia con equipos de dos pilotos, sobre un trazado que incluye una larga recta para exigir el máximo del motor durante largos segundos en cada vuelta. 

Pero ahí no quedaba la cuestión, el reto que RAV quería preparar para su nueva naked iría más lejos. Como bien sabe el lector, la posición, la ergonomía y el habitáculo, por así llamarlo, que ofrece la RAV 250 2020 son válidos para varias tallas de adulto; pero ¿puede esta pequeña moto con cualquiera de ellas?  

En la línea de salida de las 4 horas de resistencia con una RAV 250 de 2020

El reto

El equipo para este particular desafío estaría compuesto por Ismael Bonilla, ex campeón de España de SBK, y servidor. El peso total de nuestro team: 200 kilos, y su altura media por encima del 1,90. Cuatro horas sin parar, bajo el máximo castigo, no sólo con el motor trabajando a tope de vueltas, sino además con todos los componentes del conjunto ciclo llevados al extremo de su resistencia a la torsión y a la tracción, soportando las inercias más despiadadas.

Los frenos apurados al límite, vuelta a vuelta, en una retención tan larga y extrema como la que se desarrolla a final de recta; los neumáticos vapuleados sin descanso, las suspensiones al borde de la fatiga en cada curva y el chasis, igualmente, sujeto a un potro de tortura rodante, con fuerzas terribles tirando de él desde todas las direcciones. Un castigo extremo, no solo por el ritmo propio de una carrera, sino también por el peso y las dimensiones de ambos pilotos. 

Un reto francamente ambicioso para la pequeña naked de una marca nacional, desde luego, pero ¿sería capaz de superarlo?

Lo cierto es que la sombra de un posible fiasco mecánico se posaba sobre este particular desafío. Tanto es así que quien firma este reportaje deja testimonio de sus primitivas dudas, dando su palabra al lector de que los textos leídos hasta este renglón fueron escritos justo el día anterior a la carrera.   

4 Horas de Resistencia sobre una RAV 250 de 2020

El día D

La mañana amanece rasa y calma, como suele ser la tónica invernal en el llano oceánico de Castilla. Una atmósfera fría y gris que se fue caldeando, y al mismo tiempo oscureciendo, a medida que se acercaba la hora de los entrenamientos, y también la amenaza de una lluvia dispersa, que aparecía en las previsiones para el segundo cuarto de la carrera.

El sonido ronco que lanza al aire el nuevo escape de la RAV invade la línea de boxes mientras se calientan las entrañas del monocilíndrico. Mi compañero Isma Bonilla y un servidor hacemos algunos ejercicios de estiramiento y moldeo para dar algo de tono al físico, entumecido por el frío y por la humedad de la mañana.

Isma se sube a la RAV y hace unas vueltas para coger algo de ritmo; aunque la verdad sea dicha que tampoco le hace falta mucho rodaje para sintonizar, tanto con el escenario como con nuestra pequeña protagonista; y así marca enseguida un buen tiempo, que nos centra en la poblada parrilla de salida. 

Y si mi compañero no necesitó mucho entrenamiento, a quien firma este reportaje la verdad es que tampoco, aun a riesgo de parecer pretencioso; pero lo cierto es que tenía muy reciente prueba de la RAV 2020 y, por otro lado, podría transitar por la pista de FK-1 de espaldas y con los ojos vendados, después de tantas vueltas como he dado a ella durante años.

Prueba de Fuego con la RAV 250 de 2020 sobre el circuito FK1

La hora H

El momento de la salida siempre es candidato a la mayor eclosión emotiva de una carrera, y en estas 4 horas de resistencia no dejó de serlo. Una parrilla larga, con más de 40 motos en una formación al estilo «Le Mans», colocando a sus pilotos alineados enfrente y de espaldas al muro. 

En medio de esa expectación, el cartel de tres minutos se planta en la perspectiva de la recta, captando todas las atenciones. A continuación se pasea el de un minuto, y la tensión sube al máximo, para hacer eterno el lapso que aún queda por delante hasta la salida. 

La mirada ansiosa de todos ve por fin el anuncio de los últimos treinta segundos, y entonces se escapa el paso de algún piloto, mientras que otro queda con el cuerpo en vilo, echado hacia adelante, hasta que no puede contener el equilibrio y da otros dos pasos al frente que se ve incapaz de sujetar.

Una quietud eléctrica cubre la parrilla, con todas las miradas enfocadas sobre la bandera alzada; la excitación de muchos participantes ya no se puede contener, cuando se sienten como auténticos pura sangre sujetos en las jaulas del hipódromo. 

En plena carrera de las 4 Horas con la RAV 250 de 2020.

En carrera

Baja la bandera con energía, y un tropel de zancadas arranca con el brío de un escuadrón. Los pilotos se arrojan sobre las pit, que les esperaban con el motor en marcha, y un enjambre de roncos bufidos llena la bóveda que forma la niebla alta del mediodía. 

Isma llega a la RAV, se encarama sobre ella y sale avispado como un lince, abriéndose hueco entre la marabunta. En apenas media vuelta al circuito, su clase y su veteranía le habían hecho ganar nada menos que ocho posiciones; y en tan sólo dos giros comienza a marcar un ritmo machacón, tomando la medida del trazado al milímetro.

El paso por curva con la RAV 250 en las 4 Horas

El fiasco

La RAV se mantuvo en el top ten durante la primera media hora de carrera, justo hasta el momento en el que llegó la lluvia, y con ella, casualmente, el golpe de teatro de nuestra carrera. Isma se aproximaba por el pit lane meneando la cabeza mientras escuchábamos ratear el motor. Cuando se detuvo, describió los tirones que venía sufriendo, apuntando a un fallo eléctrico como primera hipótesis, dado lo repentino del problema.

Los técnicos aseguraron el terminal de la bobina, para que un servidor tomara el relevo, estrenándose en carrera bajo la lluvia. Sin embargo no alcancé ni la primera curva con un empuje limpio y sin cortes de la RAV. Nueva parada, y esta vez los técnicos fueron directamente al carburador, en el que encontraron una inexplicable suciedad que misteriosamente se había sedimentado en el depósito. Renuevan la gasolina, intercalan un filtro en la conexión entre el depósito y el carburador, y nuevamente a la pista.

La RAV da un par de fallos más durante la primera vuelta, pero decido darle una oportunidad, un pequeño margen. Durante unos quince minutos, los tirones se repiten, pero ya lo hacen de una forma mucho más esporádica, y cada vez más distanciada, hasta que desparecen por completo.   

La RAV 250 2020 sobre el suelo mojado de FK1 durante las 4 Horas.

Una carrera variada

Ahí comenzó un larguísimo relevo de 70 minutos, en el que la pista fue mostrando diferentes estados, sin dejar de tener el agua como protagonista. Empapada bajo la lluvia, simplemente mojada al descampar y muy húmeda poco después, para volver a llover algo más tarde. 

Me detengo en la zona de relevos, justo cuando la lluvia cesó de nuevo. Isma vuelve a subirse a la RAV, y entonces le veo, mejor dicho: me deleito contemplando su evolución a lo largo de la pista durante la primera vuelta. Desde fuera, apenas si se aprecia diferencia con su ritmo y pilotaje en seco. Tienes que tomar el crono para distinguir cuándo va con el asfalto mojado y cuándo pilota con el suelo totalmente limpio.

Lo cierto es que varios minutos después, cuando me tocó salir de nuevo a la pista, pude apreciar aun con más detalle el comportamiento de la RAV sobre los distintos grados de humedad que iba mostrando el asfalto, todo ello gracias a la rigidez general de esta moto, que transmite absolutamente todos los matices que van pasando bajo las ruedas. Evidentemente, con la lluvia y cuando más agua había sobre la pista, se daban las condiciones que ofrecían menor grip, sin embargo el agarre con los Maxxis de estricta serie resultaba francamente llamativo.

La RAV sobre el suelo semiseco de FK1.

Sobre el arcoiris

Por otro lado, la RAV también transmitía cualquier variación de la pisada que llevaba sobre el asfalto húmedo, mojado o semiseco; tanto es así que en el enésimo paso por una de las curvas, llamó mi atención un pequeño arcoíris esparcido sobre la película de agua que cubría el asfalto. Sí, descubrí el aceite con el rabillo del ojo, pero justo cuando ya estaba encima de él. 

La rueda delantera pisó sin incidencias, pero la trasera, con el empuje que llevaba en ese momento, perdió tracción repentinamente. Sin embargo la moto me transmitió el fenómeno con el primer milímetro que empezó a deslizar, así pude pisar con firmeza la estribera exterior, y levantar la RAV justo a tiempo de evitar la caída.

Tumbada en mojado con la RAV naked 250 de 2020 durante las 4 horas de resistencia.

La foto del día

Con tres horas y media de carrera a las espaldas, la niebla bajó sin llegar a dificultar la visibilidad, pero creando una impresión de suciedad en la atmósfera, que me hacía sentir junto a una ciudad china contaminada, en lugar de vivir una intensa prueba de resistencia en la inmensidad de Castilla y León.

Pero, si me pide el lector que elija entre todo lo vivido aquel día gris, me quedo sin duda con una imagen grabada en la retina, una y otra vez. Se trataba de un momento que tenía algo de sobrecogedor, y diría que un poco de placentero, pero que por descontado me hacía sentir una palada entera de excitación. Sí, era el paso por la última curva, y la más rápida del circuito, durante los últimos compases de la prueba. 

Con ese ambiente plomizo, llegar en cuarta a fondo, y, sin cortar, tirarte a por el viraje con el asfalto mojado, representaba uno de esos pasos que te ponen contra la pared, que exigían a quien firma este reportaje algo del escaso arrojo que quizá pueda conservar, a pesar de los años. 

Luego, una vez que hacías el paso por el vértice de la curva, con la pierna casi plegada y la deslizadera rozando, sentía una satisfacción que recargaba mis veteranas baterías, al menos para otra carrera entera, como estas fantásticas 4 horas.

Lo cierto es que resultaba una de las experiencias más bellas que he vivido en una moto… Con un día así, ¡quién lo iba a decir! ¿Verdad?  

Los dos pilotos de la RAV 2020 en las 4 Horas de FK1.

El resultado

Tras el banderazo a cuadros y la vuelta de honor, detuve la RAV en el pit lane, con la alegría de todo el equipo rodeándome tras haber superado la prueba. El motor sonaba con un ralentí tan perfecto como el de cualquier moto de calle detenida en un semáforo, diez minutos después de haberse puesto en marcha. Un detalle que sin duda garantizaba el perfecto estado de salud en el que se encontraba la mecánica; sin embargo, semanas después de esta prueba, se daría otra situación que representaría en sí una garantía más sólida que este excelente resultado.

Lo veremos a continuación, pero antes apuntaremos la causa que provocó el problema de la gasolina.  Sí, se trataba de un bidón defectuoso que mezcló en ella restos de pintura. Evidentemente, a pesar de esta incidencia, ajena en sí a la fiabilidad de la moto, podemos afirmar con plena convicción que la RAV completó la prueba con éxito. 

Una prueba simplemente despiadada, sólo con tener en cuenta cada reducción en quinta, con los 108 kilos encima de un servidor, para abordar la curva uno en segunda. Tan sólo ese trance ya representaba por sí mismo un severo castigo para la mecánica, para toda la moto en su conjunto.

Así es la RAV naked 250 de 2020

La mejor garantía

Efectivamente, hemos señalado en el prólogo que esta particular aventura comprendía tres meses en total, y es que ha sido precisamente al cabo de ese tiempo cuando se ha escrito el capítulo final que cierra su historia.

Resulta que la moto y la experiencia dejaron tan magnífica impresión en quien firma, que, teniendo las ideas bastante claras, ha adquirido la misma unidad con la que participó en las 4 Horas de resistencia -esa moto y no otra- para enrolarse en la Copa RAV 2020, y por supuesto para repetir la misma prueba de resistencia al final de esta temporada.

Me entregaron la moto tal y como acabó la dura prueba, únicamente con el obligado lavado de cara de por medio, y ya he llevado a cabo dos sesiones de entrenamientos con ella, mostrando el mismo funcionamiento de un reloj suizo.   Nos vemos en la Copa RAV Naked 250… ¿Te apuntas, amigo lector?

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