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Prueba Honda SH125i 2017: mejorando para seguir siendo referencia

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Florencia, otrora feudo indiscutible de las marcas motociclistas italianas, es ahora terreno propiedad de Honda y su SH125i, reyes indiscutibles dentro y fuera de las murallas de la antigua República y hogar de los Médici y sus muchos protegidos. Hasta el corazón cultural de la Toscana italiana, cuna del Renacimiento, testigo del legado de Miguel Ángel, Davinci o Brunelleschi, nos hemos desplazado para ponerlo a prueba y descubrir si es posible mejorar un top ventas y, de ser, así cómo se puede conseguir.

Remontarse en el tiempo, precisamente eso es lo que hicimos estos días, algo fácil teniendo en cuenta el lugar pero, también, el scooter del que estábamos hablando el Honda SH125i un scooter con más de treinta años a sus espaldas. Precisamente en un lugar plagado de museos, tuvimos la oportunidad de ver una pequeña exposición con los modelos del famoso “Scoopy”, una denominación que no tiene nada que ver con SH (Small Honda) y que únicamente tuvo en España en sus tiempos iniciales. Precisamente viendo todos ellos es cuando más se aprecia el trabajo de evolución, el paso de los años, adaptándose a las necesidades del mercado para ser un referente de los scooter de rueda alta.

Si hablamos de la versión 2017, lo primero que debemos tener en cuenta es que se trata de un modelo que, como es lógico, cumple la normativa Euro4 con todo lo que ello conlleva. Aunque si nos quedamos en la parte visual, es algo que no destaca prácticamente a no ser que nos fijemos en los sensores del ABS. Sin embargo, lo que sí se nota es la línea, más estilizada que en sus antecesores y con múltiples novedades que destacan a simple vista.

Hablando de lo técnico, como era de esperar, mantiene el sistema de inyección PGM-FI que equipan desde 2005 y que tan buenos resultados les ha dado en consumo y emisiones, que además les permite adaptarse a la perfección a la normativa Euro4. Junto a esta adaptación a la legislación, destacan como grandes novedades las luces delanteras y traseras LED, que no sólo le confieren parte de su carácter, si no que aumenta la capacidad lumínica. Además, la introducción de la llave inteligente (Honda Smart Key) le aporta una solución técnica perfecta para el día a día, lo que hace desaparecer la llave habitual, algo habitual en algunos modelos de la marca como la RC213V-S y que, además, incluye la función Smart On/Off para localizar la moto cuando está aparcada.

Si nos centramos en el motor, que ha sido adaptado y aún así cuenta con un pequeño incremento de potencia frente a la versión anterior a pesar de lo restrictivo de la legislación, pasando de los 11,66 CV a los 12,06 aunque tiene un consumo realmente bajo tanto el declarado por la marca 2,3 litros a los 100, como el que pudimos comprobar gracias a su pantalla y que teniendo en cuenta las múltiples paradas para la sesión fotográfica y que luego rodamos ligeros por carretera se situó en 2,6. Precisamente pensando en el consumo se ha incorporado el sistema denominado “Idling Stop” que para el motor si estamos esperando en un semáforo y que deja el pistón a mitad de recorrido para que el reinicio sea aún más rápido. Además, la tecnología de baja fricción empleada en el interior del motor además de minimizar consumos de aceite, hace necesaria menos energía para conseguir el mismo resultado. Con todo ello, han conseguido situar la homologación de emisiones en 52 gramos de CO2 por kilómetro, lo que supone prácticamente la mitad que su antecesor.

También incorpora una discreta toma de 12V colocada en la guantera delantera izquierda y que permite, mediante el uso del transformador correspondiente, poder cargar en marcha cualquier smartphone. Aunque se trata de un espacio limitado, estaríamos hablando de la capacidad para poder transportar un teléfono del tamaño de un iPhone7.

El Scoopy es un referente en la ciudad

La nueva versión del SH125i, diseñado y ensamblado en Atessa (Italia), tiene como objetivo batir las ventas de sus antecesores. Una cifra que se sitúa en más de 17.000 unidades en 2016 y más de 1 millón desde su lanzamiento en 1984. Para ello, sigue siendo un rueda alta puro, es decir, a diferencia de lo que vemos en otros modelos del mercado, sus dos ruedas son de 16 pulgadas aunque sus llantas también han sido renovadas. Este factor que ayuda a la estabilidad en marcha y a lidiar con las más duras calles llenas de baches, algo que pudimos comprobar debido al estado de conservación de las calles y carreteras florentinas, impide que la capacidad bajo el asiento sea grande. Eso sí, cabe perfectamente un casco integral y la gente de Honda es consciente de ese problema por lo que, primero cuentan con un accesorio en la bolsa de herramientas que permite dejar colgando un segundo casco y, más importante aún, la versión para España contará con un top case de serie y sin incrementar su precio, que está fijado en 3.589 € para los modelos ABS y 3.359 para aquellos modelos con freno combinado.

Con todo ello, nos pusimos en marcha para recorrer un buen puñado de kilómetros tanto por el interior de la muralla, con sus empedrados, como por las afueras de la ciudad italiana en carreteras con curvas fluidas y lentas, subiendo y bajando las colinas que hay en el entorno y pudiendo sacarle todo el jugo a una primera toma de contacto reveladora y que confirma la polivalencia del Scoopy. Eso sí, lo primero que llama la atención es que el asiento, plano y contorneado que permite llegar al suelo fácilmente, pero que hasta que te acostumbras es un poco duro. Ya de entrada nos tocó lidiar con el tráfico de la hora punta florentina y rápido te das cuenta de que la posición de conducción es ideal, como la capacidad de giro, que permite sortear el resto de vehículos y rodar entre las cientos de motos que encuentras y entre las que se encontraban muchos SH125i de anteriores generaciones.

La estabilidad es su fuerte

Pero este “small Honda” no es un vehículo que sólo sea válido en ciudad, ya que en carreteras se desenvuelve relativamente bien siempre sin olvidar que estamos con un 125 y, lógicamente, no podemos compararlo con el comportamiento de scooters y motos de mayor cilindrada. Dicho esto, los 100 km/h se alcanzan con facilidad y a partir de ahí ya le cuesta seguir progresando a no ser que haya una gran recta por delante algo que apenas no tuvimos oportunidad de comprobar. Eso sí, a un ritmo ligero, te das cuenta que la parte ciclo está al nivel de lo que se espera y no sólo es dócil y ágil en ciudad, si no que en carretera cuenta con bastante aplomo aunque el ritmo sea alto gracias a sus suspensiones con horquilla telescópica delantera de 33 milímetros, con 89 de recorrido y un doble amortiguador trasero con precarga de muelle regulable en 5 posiciones y recorrido de 83 mm. Además es fácil detenerla tirando de frenos, aunque es cierto que el primer tacto de la maneta no te da sensación de potencia, los dos discos (delantero y trasero) de 240 mm de diámetro con pinza de triple pistón adelante y monopistón atrás cumplen su función para detener un conjunto de 136,9 kilos en orden de marcha.