Algunos usuarios con inquietudes prestas a una conducción más animada que el mero trámite de ese trayecto diario y ciudadano tan bien resuelto por el X-ADV, echaban de menos un estiramiento más prolongado, sobre todo de las marchas intermedias, en su escalada hasta la velocidad de crucero. El corte anterior que ejecutaba la electrónica sobre el empuje del bicilíndrico se antojaba un tanto severo en algunas situaciones comprometedoras del tráfico, como por ejemplo en las que no hay más remedio que apurar ese tetris involuntario, al que parecen jugar con nosotros algunos grupos de coches en medio de la circunvalación o de alguna gran avenida. Ahora, esta versión 2018 permite subir 900 vueltas más, hasta alcanzar las 7.500 rpm, un aumento que remata la aceleración del X-ADV para los que pedían algo más, al mismo tiempo que Honda hace frente con un nuevo refuerzo a los scooters más deportivos de la competencia. Son algunos de los motivos de su éxito de un modelo que puedes probar.
Las principales novedades del modelo 2018 pasan por el nuevo color rojo, la versión A2 con 35 kw, fácilmente modificable al formato full con sus 54 CV originales, modo G con una acción más rápida y directa del cambio DCT y, sobre todo, el control de tracción (o control de par, como lo denomina Honda) con dos niveles de intervención y también con la posibilidad de desconectarlo.
Test Off Road
Fue sin duda la acción de mayor interés en el programa que Honda nos preparó para la presentación internacional a la prensa, porque ya tuvimos ocasión de probar con sobrada extensión el comportamiento en el asfalto de este X-ADV a lo largo de la presentación nacional 2017, en la que participamos durante la pasada primavera, con un viaje que se extendió y se extendió hasta cubrir un retorcido recorrido entre Barcelona y Madrid. Ahora hemos podido extraer de esta experiencia vivida en el interior de la provincia de Granada las conclusiones tras un test off road, escueto pero suficientemente representativo, que hace un año tan sólo pudimos intuir sobre el X-ADV. Ahora, al transitar por una pista de tierra mojada y grava, yendo equipados al completo para una conducción off road, podemos confirmar y dar una idea bastante clara a nuestros lectores de cómo se comporta fuera del asfalto este scooter con esqueleto de moto.
Durante la presentación nacional de la pasada primavera, el X-ADV ya apuntaba maneras para fluir con una estimable dignidad sobre un piso de tierra, y de hecho tuvimos algún contacto a lo largo de una breve pista empapada, pero tan bien pisada que le daba prácticamente el firme de una carretera asfaltada. Ahora, con un camino más irregular y con un piso sensiblemente más incierto, el X-ADV, calzado con los originales Bridgestone Trail Win, nos mostró sus posibilidades para pasar por trances tan simples como tomar la vía de acceso a una finca, o transitar por el camino que nos va a llevar hasta la casa rural en la que hemos reservado un fin de semana.
En marcha
Después de arrancar los dos pistones dispuestos en paralelo, seleccionamos el modo G, con esa actuación más directa sobre el cambio DCT y giramos el puño para volver a sentir ese escueto tirón, apenas un golpecito, que aún mantiene esta versión 2018 justo en el momento de iniciar la marcha por el camino.
Bien. Empezamos a desplazarnos por el camino, y cuando apenas hemos recorrido lo primeros metros, sentimos las piernas particularmente plegadas sobre el X-ADV, con los pies adelantados y elevados hasta una llamativa altura, que componen una postura poco natural, casi estrambótica, para conducir fuera del asfalto. Debido a ello y para hacer nuestra postura más adecuada a la conducción off road, Honda ofrece como extra unas estriberas plegables, sin gomas y con su perímetro dentado, que sitúan los pies en un punto bastante más atrasado y algo menos elevado, facilitando la posición erguida hasta el punto de hacerla mucho más natural sobre el X-ADV, con las piernas completamente estiradas.
Una vez bien colocamos, giramos sin contemplaciones el puño del gas, y sentimos una aceleración llamativamente progresiva de los 54 CV, que nos lleva a intuir que difícilmente comprometerá por sorpresa la estabilidad del conjunto. De hecho, más adelante, cuando provocamos el deslizamiento de la rueda trasera, lo hace de una forma fácilmente controlable, a poca mano off road que se tenga; y en cualquier caso, apenas se percibirá, si no tenemos experiencia en la conducción sobre tierra. De hecho, el que posea un cierto dominio de la moto fuera del asfalto, podrá divertirse con el control de tracción desconectado y jugando con los gatillos que controlan el DCT (particularmente con el del pulgar) haciendo barridos con la rueda trasera, mientras que la delantera pisa con cierta flotación por el efecto de sus neumáticos mixtos, aunque no llega a perder, en absoluto, ni la compostura ni la trayectoria. Lo cierto es que yendo a un ritmo, que para cualquier scooter tan sólo existe en el espacio de la ciencia ficción, el X-ADV, calzado con los Bridgestone Trail Wing de serie, se sentía así, flotando sobre la grava y el barro granadinos, dejando un margen suficiente antes de deslizar cualquiera de sus dos ruedas, que se aprovecha muy bien para avanzar por el camino o por la trocha a una marcha presentable, si nos refiriésemos a cualquier moto de uso mixto.
En el capítulo de los obstáculos, la altura libre al suelo pone lógicamente el límite, un límite, en cualquier caso, con el que ni siquiera puede soñar cualquier scooter fabricado en serie y puesto en el mercado. Por otro lado, bien es verdad que la rueda trasera de 15” muestra unas naturales carencias en la motricidad que nos obligan a medir el tamaño de las piedras que vamos a pisar. No ocurre lo mismo con la delantera de 17, al fin y al cabo más decisiva, que encara con solvencia más de un obstáculo que nos sorprendería, si lo valorásemos antes de subirnos a esta moto-scooter de Honda.
Por otra parte, si su comprador no busca divertirse fuera del asfalto, ni utilizarlo como una especie de moto-iniciación para el mundo de los raids, sino que lo que pretende es alcanzar su destino al final de un camino de tierra, sin abandonar ni su condición de urbanita o su estilo rutero, bastará con que se mantenga en esa posición original, pisando sobre las plataformas, aunque bien es verdad que le irá mejor si continúa sentado, pero con los pies puestos sobre las estriberas extra, y selecciona uno de los dos niveles del control de tracción.
