Prueba Kawasaki KX450 y KX250 2020: ¡a toda máquina!
La KX450 cuesta 9.399 € y la KX250 se queda en 8.499 €

Ya se ha convertido en una costumbre el poder probar de primera mano las Kawasaki de motocross año tras año. A excepción de la 2019, donde motivos de fuerza mayor nos hicieron pasar por el dique seco, hemos ido conociendo la evolución de dos de los referentes de la firma nipona. Este año llegaban a nuestras manos, ya sin la F en su apellido, las Kawasaki KX250 2020 y la Kawasaki KX450 2020.
Por cuestiones de organización, la 450 fue la primera de las dos a las que tuve la oportunidad de subirme y ¡puff! ¡Menuda bestia! El modelo hereda en gran medida toda la mecánica de la 2019, donde incluyó varias mejoras importantes para conseguir más potencia, como si le hiciera falta, pero también ganando en comodidad y posición de conducción además de incluir el tan ansiado arranque eléctrico. Resumiendo y sin entrar en profundidad en lo que a técnica se refiere, en la versión del año pasado se renovó el chasis, el motor, la estética, las suspensiones, el embrague y hasta los frenos. Vamos, no tenía nada que ver con el aparato que había probado hace dos años más que es verde ¡y muy verde!
El hecho de que el arranque sea eléctrico ya me ganó. La verdad es que me parece algo que ya estaban tardando en incorporar y es que aunque a algunos no les guste, poder arrancar pulsando el botón ayuda y en varios usos habituales. Desde la hora de calentar la moto para una labor de mantenimiento o ponerla en temperatura, a la hora de salir a pista para los que somos bajitos, la comodidad y rapidez de arrancarla si te vas al suelo... la verdad es que yo solamente le veo ventajas. Es cierto que el conjunto pesará algo más, pero si miramos pros y contras para mí ganan los pros.
A la hora de subirme a la moto, la sentí más pequeña de lo que recordaba. Aunque permite (y es la única de su segmento) cambiar la posición de estriberas y manillar, no toqué nada de cómo venía de serie y la postura era bien diferente a lo que recordaba, todavía más cómoda y bastante natural. Eso hizo que, por un momento bajara la guardia pero una vez me subí a ella en marcha y empecé a dar gas pensé: "¡joder, esto corre demasiado!" Y sí, la sensación es la de estar ante una moto a la que la potencia le sobra. Su entrega es brusca, sin dudas, sin vacíos, sales desde abajo y estira, empalmas marchas y... bueno, cortas gas porque la curva se te ha echado encima.
La cosa es que me costó un poco familiarizarme con ella. En circuitos revirados y estrechos me costaba, porque es una moto exigente, pero cuando llegué al Circuito de San Martín de la Vega disfruté como un enano. Es una moto de cross que exige pero que da y en pistas rápidas es una delicia. Eso sí, si no has probado una 450 o hace tiempo que no te has subido a una, el primer rato de adaptación no te lo va a quitar nadie. Es más, puede que pienses que la moto es demasiado para ti, pero en cuanto le coges el hilo te das cuenta de lo que puedes disfrutar con ella. Salir relativamente lento de la curva, abrir un poco de gas y tirarte una meseta te parecerá mucho más sencillo.

Pero la Kawasaki KX450 2020 no es solamente motor, su chasis y sus suspensiones, que como decía antes fueron completamente renovadas de cara 2019 ofrecen mucha confianza. El chasis, doble viga de aluminio, se entiende a la perfección con las Showa que equipa de serie y nos ayuda a dosificar la caballería. De hecho para conseguir la respuesta del motor que quieres Kawasaki ofrece tres clemas con tres curvas diferentes para emplear en función del estado del terreno o la exigencia que queramos hacer del motor. Precisamente esa es la parte en la que Kawasaki tiene que pulir, bajo mi punto de vista, la moto para 2021 y es que al igual que es un gran paso adelante que arranque con un botón, lo sería el poder elegir la curva de potencia sin tener que estar cambiando las clemas, algo que muchas de sus rivales ofrecen de serie y que hace más cómodo todo.
Como resumen, no me atrevería a catalogar a la Kawasaki KX450 2020 como una moto para todos los públicos, pero sí como una moto sencilla de manejar cuando le coges el hilo, con potencia como para remolcar un petrolero, divertida y especialmente eficaz en parte ciclo. Si a todo esto le sumamos su precio, la ecuación es perfecta.

Después de disfrutar de la "rompeterrones" como es la 450 llegó el momento de hacer lo propio con la KX250. Tocaba probar la renovada cuarto de litro y después de las grandísimas sensaciones que me dejó la versión 2018 estaba ansioso por hacerlo. Al fin y al cabo, yo siempre me he entendido mejor con las 250, que requieren una conducción muy diferente a las 450 y que, además, son menos exigentes que estas al tener menos inercias.
La toma de contacto tuvo lugar el Recas y ahí ya eché de menos el botón de arranque. Paré la moto para enseñar la pulsera al entrar y me costó lo mío volver a ponerla en marcha. Como soy un tapón, siempre me ayudo del caballete para darle la patada y claro, el caballete estaba como a 300 metros de mi, así que me tocó dar unas cuantas patadas de medio lado antes de salir a pista. Eso sí, algo positivo tiene y es que ¡ya había calentado!

Este modelo trae un montón de novedades, pero la principal es el motor, que ha sido rediseñado con menos carrera y más diámetro de pistón y se ha rediseñado la culata. También se ha cambiado el escape y renovado por completo la admisión. Todo ello en busca de un mayor rendimiento en altos pero sacrificando notablemente la respuesta en bajos y medios. En una pista como la de Recas, rápida y enlazada en la mayoría de sus puntos, no iba mal pero si entrabas en una curva algo más bajo de vueltas de lo que tocaba no había motor.
En cierto modo requiere conducir de una manera similar a una 125, arriba de vueltas el mayor tiempo posible. Esto convierte la moto en un modelo más competitivo en cifras generales pero también en una moto más complicada de llevar y, por tanto, más "pro". Eso sí, el chásis te ofrece la oportunidad de intentar hacerlo, pues en conjunto con las suspensiones es bastante noble y previsible. Hablando de las suspensiones. la horquilla delantera firmada por Kayaba, resultó un poco dura en general, siendo algo seca en los baches que te obligan a "comértelos". Por contra, en los saltos es eficaz absorbiendo incluso los planos.

Como pasa con su hermana mayor, la posición es regulable ya que tanto manillar como estriberas tienen varias posiciones así que es mucho más sencillo adaptarla a las necesidades y gustos de cada uno. El sistema de frenado, como pasa con la 450, es eficaz y además dosificable y hace que la sensación de confianza en las frenadas aumente.