Prueba Kawasaki Z125 y Ninja 125 2019: las pequeñas de la casa

A diferencia de lo habtiual, en esta prueba vamos a probar dos modelos de una vez. Se trata de la Kawasaki Z125 y la Kawasaki Ninja 125 ¿por qué hacerlo así? Pues porque de esta manera podemos comparar ambas motos, que tienen mucho en común pero que también tienen marcadas claras diferencias. Aun así, nos centraremos en la prueba de la Kawasaki Z125, usándola a ella como referente y haciendo los matices correspondientes a la hora de hablar de la Ninja 125.
Kawasaki Z125 2019
Desde que llegó la Kawasaki Z750 hace ya algunos años se convirtió en un referente de las motos naked, tanto que se ha ido actualizando hasta la Z900 actual. Pero también ha ido haciendo crecer la saga por debajo desde la Z650 y Z400 para llegar hasta la Z125, la pequeña naked de iniciación con la esencia de sus hermanas mayores.
Estamos ante una moto alta, podríamos decir casi que demasiado alta a simple vista. Al fin y al cabo su asiento está a 81,5 centímetros del suelo y aunque se compensa en parte por ser una moto estrecha, lo cierto es que para los que estén por debajo del 1,60 van a tener que buscarse las mañas para llegar bien al suelo. Pero todos "los problemas" acaban ahí porque en marcha la moto es apta para todos los públicos independientemente de su envergadura. Se muestra como una moto fácil de manejar en la que podemos circular cómodamente y ágilmente entre el tráfico porque se muestra precisa a bajas velocidades.
A controlarlo nos ayuda su manillar ancho (en la Ninja es semimanillar y es más estrecho) que nos transmite todas las sensaciones sin mayor problema. En cualquier caso, obviamente, este trabajo no es solamente cuestión del manillar, el chasis y las suspensiones que emplea, así como los neumáticos funcionan a la perfección y son los que nos ayudan a poder girar con esa precisión. Hablando de chasis y suspensiones, el primero es un multitubular de acero que presenta la rigidez necesaria para dotarle de ese carácter deportivo que tienen sus hermanas mayores. También influye en ello las suspensiones, que tienen un tarado algo duro y a las que se les saca todo el partido en carretera y a la hora de frenar.

En cuanto al sistema de frenado, se nota que estamos ante una moto de 125 de la parte alta de la horquilla en lo que a precio se refiere. Por ello cuenta con ABS delante y también detrás. Mientras que el delantero es bastante permisivo y nos permite frenar con fuerza sin que salte hasta el último momento, el de atrás sí es más intrusivo y la verdad es que tiene mucha lógica ya que estamos hablando de motos que están pensado para un público con menos experiencia sobre el papel y bloquear la rueda trasera sería una situación complicada.
También es fácil de gestionar el motor. Estamos hablando de un monocilíndrico como sucede en todas las 125 actuales, pero fabricado por Kawasaki. Eso implica por un lado que tiene todas las prestaciones que legalmente puede, es decir 15cv, pero también implica una calidad que está fuera de toda duda y la muestra es que no hay vibraciones por ningún sitio y eso se agradece. En marcha y hasta la cuarta es divertido y funciona bien comparado con motos de su segmento, a eso ayuda el desarrollo elegido que como contrapartida tiene que lleguemos al corte de encendido antes de ver el 120 en el marcador. Esto nos influye en las autopistas, pero nos favorece en las aceleraciones en incorporaciones, cruces, curvas, semáforos y es un equilibrio difícil de encontrar. En cualquier caso, el desarrollo se puede modificar y cambiando la corona por otra con un diente menos (o dos) que nos hará ganar un poco más de punta si es que la necesitamos. Si no vamos a entrar en tramos de 120 mejor ni tocar, porque va perfecta.

Tampoco hay que dejar pasar la estética del modelo, que es 100% Z. El faro, las tapas laterales, el colín... todo comparte la imagen con sus hermanas mayores y también comparte con ellas el buen acabado. Eso sí, en ese acabado falta que se hubiera trabajado un poco más en el panel de mandos, demasiado pequeño y liviano para la moto y más si se compara con otros modelos que hemos probado y que tienen algo más cuidado ese apartado.
Kawasaki Ninja 125

Si la Z125 es la hermana pequeña de la saga Z, la Ninja 125 es lo mismo pero con la referencia de la ZX10RR y el resto de las deportivas que están entre ambas. Eso sí, sigue alguna de las premisas de la Ninja 400 y 650 y es que los semimanillares están elevados para buscar una posición de conducción más cómoda. Eso, sumado a la altura del asiento a 78,5 mm, y el carenado son las únicas diferencias que encontramos a priori entre los dos modelos.
De hecho el tener el carenado le da una mayor velocidad punta, mínima, sobre la Z gracias a la protección aerodinámica. La contrapartida del carenado es que tiene un mayor peso, pero son solamente dos kilos y en marcha no hay diferencia. Sí se nota más que la postura es menos cómoda para ciudad, pero también más divertida a la hora de hacer algún tramo de curvas.