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Prueba KTM 1090 Adventure 2017: trail fácil

Fotos: KTM/Sebas Romero
Tras dos años en catálogo, la KTM de acceso a la gama maxi-trail de la firma austriaca ya se ha hecho mayor: su denominación pasa de 1050 a 1090, es más potente y dispone de mayor equipamiento. De espíritu joven, tiene todos los argumentos necesarios para disfrutar de lo lindo sin llegar al coste final de las maxis 'premium'. Una moto fácil, divertida, completa y equilibrada.

Si hace unos días publicábamos nuestras sensaciones con el buque insignia trail de KTM, la 1290 Super Adventure S, ahora le toca el turno al polo opuesto de la gama, es decir, el primer peldaño del quinteto aventurero de la firma austriaca para este 2017. La KTM 1090 Adventure es la maxi trail de acceso de KTM, sustituye a la 1050 Adventure y se desdobla en dos versiones: una asfáltica (la protagonista de nuestra prueba) deportiva con llantas de aleación (delantera de 19 pulgadas) y otra R (15.100 €) de tintes off road con suspensiones “largas”, llantas de radios (delantera de 21”), neumáticos mixtos, defensas de motor y diferente acabado. El chasis multitubular de acero con subchasis de aluminio y el robusto basculante con refuerzos externos es el mismo de las 1290.

A pesar de su denominación, el motor bicilíndrico en V a 75º de la KTM 1090 Adventure sigue cubicando los 1.050 cc de antes aunque ahora es Euro 4 y está “vitaminado” para ganar 30 CV, pasando de 95 a 125 CV a 8.500 rpm (109 Nm a 6.500 rpm). Que sea el modelo de acceso no quiere decir que su equipamiento sea escaso, al contrario, pues cuenta con una dotación electrónica digna de modelos más caros. Así, el triple modo de conducción (Rain, Street, Sport) funciona conjuntamente con el control de tracción y el ABS Bosch (ambos desconectables), sin olvidar el embrague antirrebote asistido, faro delantero con luz de día LED e intermitentes autocancelables.

La KTM 1090 Adventure recurre a un equipo de suspensiones WP (horquilla de 43 mm no regulable y amortiguador en precarga y extensión) y emplea pinzas delanteras Brembo radiales, asiento de una pieza (2 en las versiones 1290), parabrisas regulable en altura (manualmente con dos plometas), depósito de 23 litros, cubremanetas, parrilla portabultos y neumáticos Metzeler Tourance Next. Como buena KTM la 1090 también dispone de un ingente catálogo de piezas y accesorios para personalizarla, algunos de ellos presentes en nuestra unidad de pruebas: puños calefactables (197.41 €), faros antiniebla (465.18 €) y Pack Off Road (289.19 €, con modo de conducción Offroad y ABS desconectable en la rueda trasera).

Aventura diaria

Bajarte de una 1290 SAS y subirte en una 1090 Adventure varias veces durante una intensa jornada de pruebas es la mejor manera de valorar y diferenciar todo lo que el universo maxi trail de KTM es capaz de ofrecerte. Si hasta ahora los 95 CV de la 1050 se hacían algo escasos en conducción deportiva o con mucha carga, ahora la moto cambia sustancialmente de carácter con la potenciación del motor. Este V-twin te pide guerra, se nota más enérgico y es más solvente en todas las situaciones. En torno a las 7.000 rpm te ofrece lo mejor de sí, con una respuesta más enérgica en Modo Sport que en Rain o Sport, lógicamente. Su llanta delantera de 19 permite ciertos escarceos por pistas de tierra para lo que se hace ideal que el ABS se desactive en la rueda trasera.

Chasis y basculante de la 1090 Adventure son idénticos a los del resto de la gama maxi trail de KTM

Navegar por el menú no es tan intuitivo como en la 1290 SAS y la instrumentación en “blanco y negro” nada tiene que ver con la patalla TFT a color pues sigue confiando al esquema “clásico” con cuentarrevoluciones analógico y display digital multi-información. Mediante los 4 botones de la piña izquierda seleccionas el modo de conducción que, automáticamente varía mapas de potencia, ABS y control de tracción para hacerlos más o menos intrusivos.

Pero, al margen del motor, el punto fuerte de la KTM 1090 Adventure es su comportamiento. Con 10 kg menos (205 kg en seco) que la 1290 SAS y unos neumáticos más estrechos (delantero de 11 cm y trasero de 15 cm en lugar de 12/17 cm) se obra el milagro, consiguiendo una sensación de agilidad y ligereza sorprendente. Los cambios de dirección son más rápidos que con la hermana mayor mientras que su estabilidad es buena, aunque sumaría puntos con una horquilla de tarado más duro.

Circular con ella a diario por una congestionada ciudad es más facil, ya que su estrechez y alta manejabilidad la hacen ideal para zigzagear entre los coches. El manillar queda por encima de los retrovisores y en modo Rain rebajas el consumo final, logrando una autonomía de más de 300 km. En carreteras reviradas, el escenario en el que se encuentra más a gusto, despliega todo su sex-appeal y hará que disfrutes como un enano, cumpliendo y comprometiéndose como pocas en viajes por autopista/autovía donde sólo echarás en falta el control de velocidad.

Instrumentación de la KTM 1090 Adventure

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