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Prueba Suzuki Katana 2019: icono samurai

Fotos: Suzuki
38 años después de su lanzamiento, Suzuki resucita el insigne apellido Katana, una superbike neo-retro que bebe de las líneas originales, pero reconvertida sobre base GSX-S1000. Así, esta GSX-S1000S Katana se posiciona como un modelo premium dirigido a los "samurais" más puristas de las dos ruedas. Historia, imagen, personalidad y prestaciones en una misma máquina.

Hans Muth, cabeza visible del estudio bávaro de diseño industrial Target Design, junto a Hans-Georg Kasten y Jan Fellstrom, obraron el milagro Katana por encargo de Suzuki Alemania en 1979. En 1978 ya sorprendió al respetable con la MV Agusta 750 S ED-1 (European-Design 1), un avance de lo que sería la Katana que todos conocemos. Dos años después llegó el primer proto (ED-2) a Colonia con motor GS1100 y, en 1981 la GSX1100S definitiva que todos conocemos. Oficialmente estuvo a la venta hasta 1986, aunque en algunos mercados la estiraron hasta pasado el cambio de siglo. Suzuki también produjo versiones de 550, 650 y 750 cc.

En EICMA 2017 pudimos contemplar la Suzuki Katana 3.0, una concept concebida por Engines Engineering y Rodolfo Frascoli que, sin duda, anticipó el modelo oficial. En INTERMOT 2018 se presentó la versión definitiva de la “espada japonesa”, una reencarnación de la moto original elaborada por el diseñador Kazutaka Ogawa aprovechando la base de la naked GSX-S1000, mientras que en EICMA lució la variante en color negro.

Además de un diseño rompedor, los puntos fuertes de la Katana del 81 pasaban por un motor tetracilíndrico de 1.074 cc refrigerado por aire, carburadores Mikuni BS34SS, 5 velocidades, 107 CV a 8.750 rpm, compresión 9.5:1, escape 4-2-2, chasis doble cuna de acero, llanta delantera de 19 pulgadas, horquilla telescópica de 35 mm con sistema anti-hundimiento, semimanillares, doble amortiguador trasero, pinzas delanteras de dos pistones, 21 litros de depósito, instrumentación unificada, 245 kg llena y 238 km/h de máxima.

Si nos referimos a la Katana 2019, las cartas de presentación pasan por un propulsor tetracilíndrico de carrera larga (GSX-R1000 2005-2008), 999 cc, 150 CV a 10.000 rpm, escape bajo 4-1, inyección electrónica, embrague anti-rebote, cambio de 6 velocidades, control de tracción (3 niveles de intervención, desconectable), chasis doble viga de aluminio con basculante reforzado (GSX-R 2016), llanta delantera de 17 pulgadas, suspensión Kayaba (horquilla invertida de 43 mm multirregulable y monoamortiguador regulable en compresión/precarga), ABS Bosch (640 gr.), pinzas de freno delanteras radiales Brembo (GSX-R), iluminación full-LED, instrumentación LCD (GSX-R) con logo personalizado, portamatrícula flotante (soporte tubular), asiento de pasajero con tapizado bicolor, depósito de 12 litros, neumáticos Dunlop Sportmax Roadsport 2, manillar alto y parabrisas corto tintado. Las tecnologías propias tampoco faltan, como el sistema SESS (Suzuki Easy Start System) para facilitar el arranque, LRA (Low RPM Assist) para minimizar la posibilidad de calar en moto al salir desde parado, ISC (Idle Speed Control) para controlar el ralentí, SDTV (Suzuki Dual Throttle Valve) para conseguir una combustión eficiente y una entrega de potencia lineal o válvula SET (Suzuki Exhaust Tuning) que controla las ondas de presión del escape para mejorar la combustión a bajas revoluciones.

La entrega de potencia de la Suzuki katana es muy directa y contundente

Katana desenvainada

En parado, la Suzuki Katana destaca por su afilado diseño, la robustez de sus elementos y la contundencia de su imagen: músculo y prestaciones como aviso a navegantes. El depósito y el frontal es lo que más la une a la original, con una trasera y un manillar que rompen con lo establecido. Cabe recordar que esto no es una réplica sino una reinterpretación, que no es lo mismo.

Uno de los planteamientos recurrentes en este modelo es que, simplemente, se trate de una GSX-S1000 con otra carrocería pero la realidad es que no es exactamente así, aunque comparta con ella el 80% de las piezas. y es que tras rodar con ella los primeros metros, el tren delantero no se siente igual. A baja velocidad cuesta más moverla que su hermana naked, si bien metidos en faena en carretera esa sensación desaparece, comportándose como una auténtica superbike con manillar alto. Quizá esa percepción se deba a un reparto de pesos diferente o incluso, a lo elevado del manillar, porque las geometrías son las mismas y el peso extra tampoco es determinante en este sentido (215 kg llena).

La Suzuki Katana declara 215 kg llena

A nivel bastidor, la Katana es monolítica, una moto muy estable y precisa que dibuja la trazada como si fuese sobre un raíl, con máxima seguridad para su conductor. Los cambios de dirección exigen algo más de esfuerzo que en la GSX-S1000, pero una vez colocada en el sitio, la Katana te catapulta sin obstáculos dentro de un túnel de intensas sensaciones difíciles de igualar. Si a esto le unimos un motor con mucho carácter obtenemos una combinación explosiva, una mata-gigantes que de retro sólo tiene el nombre.

El tacto del acelerador es limpio, con una entrega de potencia muy directa y contundente, algo brusca en marchas cortas para los paladares menos acostumbrados. Si quieres “caña” la tendrás, con una entrega de potencia lineal y una aceleración salvaje si así lo deseas. Tramos de curvas en “modo monomarcha” de 3ª o 4ª a menos de 8.000 rpm son un mero trámite para esta Katana, en la que apenas juegas con el cambio debido a su ingente cifra de par motor (108 Nm a 9.500 rpm). Cuando disfrutas de un motor con tanto poderío como este, cuesta volver a la realidad, pasando a ser un auténtico fan de las mecánicas de “litro”: simplemente “infinita”.

La Suzuki Katana declara 150 CV

El control de tracción tiene 3 niveles de intervención, siendo el 1 el menos intrusivo. Se encarga de mantener todo bajo control y apenas notas su entrada en funcionamiento cuando ves destellar el chivato naranja “TC” en la instrumentación. Es una lástima que la Katana no aproveche la electrónica de la GSX-R1000 actual, con acelerador RbW, módulo inercial IMU y ABS/control de tracción en curva, pues su comportamiento mejoraría mucho más. Está claro que, bien por contención de costes o bien por no desvirtuar en exceso el modelo original “old school” del que deriva, los ingenieros han creído oportuno que el statu quo se mantenga así.

La frenada es decisiva en cada apretada de maneta y las Brembo radiales delanteras se encargan de detener la Katana sin problemas cuando llegas a las curvas más rápido de lo que imaginas. El tarado de serie es muy equilibrado, con una horquilla que no se descompone y que transmite solidez en todo momento: la base GSX-R se hace notar.

Instrumentación de la Suzuki Katana 2019

Valoración Final

La Suzuki Katana 2019 es una moto que fusiona a la perfección pasado y presente, una superbike apta para manos expertas, cuidada y efectiva, que gusta conducirse con pasión. Imagen exclusiva, motor perfecto, chasis superbike, buenos frenos y un depósito de gasolina pequeño (exigencias del diseño) marcan la personalidad de este modelo mítico para la firma de Hamamatsu.
Cuesta 15.099 €, se vende en dos colores (gris y negro) y dispone de algunos accesorios oficiales para potenciar su deportividad como el asiento de acompañante con tapizado rojo, las pinzas delanteras del mismo color o las tapas de motor de fibra de carbono. Seguro que los especialistas de Yoshimura también tiene algunas piezas listas por si quieres elevar su rendimiento a nivel pro.

Lo mejor
  • Imagen
  • Motor
  • Personalidad
  • Posición de conducción
Mejoraríamos
  • Autonomía
  • Sin módulo inercial IMU
  • Sin instrumentación TFT

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