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Prueba Triumph Street Triple RS 2017: la más gamberra

Fotos: Javier Ortega
Pícara, bribona, insolente, provocadora... Cualquiera de estos adjetivos políticamente incorrectos son válidos para resumir el carácter de la Street RS, una máquina que profesa una personalidad apabullante con la que te puedes "comer el mundo". Difícil serenarse a sus mandos, una aliada y extensión de tu cuerpo en cada movimiento y corazón de Moto2. No Limits.

Hace cuatro meses realizamos una primera toma de contacto con la Triumph Street Triple RS 2017 en el Circuit de Barcelona-Catalunya con motivo de su presentación internacional dinámica, donde analizamos todas sus características técnicas y comportamiento en pista. La naked inglesa nos demostró, una vez más, que ha vuelto a superarse en rendimiento y prestaciones, convirtiéndose en toda una referencia de su segmento. Ahora hemos repetido, pero esta vez le toca desenvolverse en un uso más “humano” por ciudad y carretera, ámbitos donde la mayoría de usuarios exprimirán las múltiples posibilidades de la tercera generación de esta supersport de manillar ancho.

La RS destaca por la adopción de acelerador electrónico, 5 modos de conducción (Rain + Road + Sport + Track + Rider configurable), ABS firmado por Continental (desconectable), control de tracción (desconectable), cambio semiautomático, embrague anti-rebote asistido, luz diurna LED (DRL), instrumentación con pantalla TFT de 5 pulgadas, intermitentes autocancelables y ordenador de a bordo. La configuración mecánica tricilíndrica en línea 12 válvulas es ya “marca de la casa” desde hace una década, ahora con 765 cc y 123 CV (la R 118 CV y la S 113 CV), mientras que el equipo de suspensiones consta de un amortiguador trasero Öhlins SXT40 y una horquilla invertida Showa BPF de 41 mm con sendas pinzas radiales Brembo M50. Chasis doble viga de aluminio, neumáticos Pirelli Diablo Supercorsa SP, depósito de 17,4 l. y 166 kg en seco redondean este sofisticado y competitivo conjunto.

Sinvergüenza

Desde la primera vez que se subes en esta Street Triple te encuentras cómodo: es pequeña, estrecha, corta (3,5 cm menos entre ejes que la Speed Triple R) y compacta. Aún con el depósito lleno se siente ligera y manejable, un verdadero juguete que te provoca desde el momento del arranque, haciendo gala de un inconfundible sonido que engancha.

Ya en marcha en Modo Road (aparece por defecto siempre que enciendes la RS) la moto se muestra suficientemente potente como para pasártelo bien en carretera, no te exige físicamente y el tricilíndrico apoya a una excelente parte ciclo que “casi” se adelanta a todos tus movimientos. Con esta moto harás cosas que hasta ahora parecían imposibles, entrarás por sitios donde nunca creías que podrías y todas tus trazadas irán acompañadas de un sentido que antes no tenían. En tu zona favorita puedes probar el Modo Sport, más enérgico y divertido si quieres probar de lo que es capaz esta Street Triple.

Cada uno de los 4 modos de conducción principales (Rain, Road, Sport, Track) actúa automáticamente sobre el nivel de intervención del ABS y el control de tracción, además de adaptar un mapa de inyección diferente para el motor. Si te parece poco, a través del Modo Rider puedes configurar un perfil a la carta, es decir, un modo de conducción personalizado a tu gusto. Aquí si puedes seleccionar el nivel de intervención de cada una de las ayudas mencionadas, en lugar de “acatar” las que vienen predefinidas por fábrica de los otros cuatro modos. En este sentido, el Modo Racing sólo se activa con la moto parada, una solución concebida seguro a posta para los más osados que quieran disfrutar del radical potencial de la RS, con una respuesta directa, pocas intervenciones y un aullido salvaje. En este modo siempre te invita a darle caña, como diciendo: Me aburro… ¿Jugamos?

Nueva piña izquierda de la Triumph Street Triple RS

Respecto a la navegación por el menú, cambiar de modo en marcha es un proceso que me resulta algo tedioso: primero buscas/seleccionas modo con botón “M”, luego confirmas con el botón inferior “V” (puedes tropezar con el de intermitencia en el camino) y por último coges embrague/cortas gas (yo hubiese preferido seleccionar con pulsación corta y confirmar con pulsación larga en el mismo botón “M” cortando gas en esta última acción). Como todo, es cuestión de acostumbrarte. En parado todo es más fácil pues seleccionas modo, confirmas y ¡voilà!

El Modo Rain, más lento de reacciones aunque muy vivo en todo el rango de revoluciones, es ideal para circular por ciudad y economizar consumos además de, lógicamente, usarlo con suelo mojado. Inmerso en el denso tráfico de la urbe la Street Triple RS se mueve como pez en el agua debido a su estrechez y manillar ancho, siendo el poco radio de giro lo único que puede llegara a penalizar en maniobras ajustadas. Combinando todos los modos puedes cubrir sin problemas los 300 km sin repostar.

La subida de vueltas del motor te carga de adrenalina, rápida, sin titubeos y con una curva de potencia limpia y sin bache alguno. Se nota más fuerte y capaz que el anterior 675 y los 90 cc extra son de agradecer. Pronto le coges gustillo a eso de empalmar marchas sin cortas gas ni tocar embrague, con un accionamiento muy veloz y sin apenas pérdida de potencia: droga pura. En carretera hay que tener la cabeza fría y no dejarte llevar por la “pasión” pues la RS es tan explosiva como tú quieras que sea, pero siempre con la sensación de que nada se desmadra.

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El comportamiento del equipo de suspensión Showa-Öhlins junto a al chasis doble viga de aluminio y unas pinzas radiales delanteras Brembo M50 es sobresaliente, perfectamente válidos para acoplarles otro motor 50 CV más potente. Agilidad extrema, frenadas de infarto y un ABS que no molesta en absoluto porque ¡nunca notas que está funcionando! En carretera te lo pasarás como un enano.

Pocas motos te dejan tan buen sabor de boca como esta Triumph. El simple hecho de volver a encontrarte con ella te llena de optimismo y alegría, algo que desde luego no sucede con todas las motos que pasan por la redacción de SoyMotero.net. Una moto que no te da pereza conducir, de la que nunca te cansas y que siempre está dispuesta a darte el 100%.

Además, este mismo fin de semana se ha hecho oficial el cambio a motorización Triumph en las Moto2 del Mundial a partir de 2019, tras nueve años impulsadas por el tetracilíndrico de la Honda CBR600RR. ¿Adivinas qué modelo de serie monta este propulsor ya?

Analizando la RS escrupulosamente con lupa podemos sacar algunos “peros”, como un cable de embrague demasiado a la vista, una bomba de embrague axial en vez de hidráulica o unos retrovisores difíciles de reglar para ver bien todo lo que sucede por detrás. El funcionamiento del cambio semiautomático es una auténtica delicia pero ¿por qué no también para reducir? Pequeños detalles que no oscurecen una máquina dinámicamente perfecta, resultado de una cuidada escalada evolutiva de 10 años, cuando la primera generación vio la luz.

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