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Prueba Triumph Street Twin y Street Scrambler 900 2019: más nivel

Fotos: Triumph/Kingdom Creative
Triumph refuerza sus dos propuestas intermedias en la gama de acceso a su cuidado segmento neoclásico, mejorando algo por fuera y mucho por dentro para seguir siendo opciones tan válidas en el día a día como otros modelos de arquitectura "futurista". Más potencia, tecnología, estilo y equipamiento para las nuevas Street Twin y Street Scrambler.

Ante la nueva ola de modelos vintage (ya sean de tendencia neoclásica o neo-retro) potenciada por las marcas en los últimos años, Triumph respondió en 2016 con una potente armada escalonada por motorización y uso que se ha esforzado por ampliar y mejorar desde entonces. En este sentido, la segunda generación de la Street Twin y Street Scrambler (en catálogo desde 2017) asciende un peldaño respecto a sus hermanas Bonnie T100 y Street Cup (todavía con las mecánicas originales de 55 CV), pero por debajo de las 1.200 (Bonnie T120, Thruxton, Bonnie Scrambler y Bobber). Muchas de las modificaciones recibidas son comunes en ambos modelos, dejando vía libre a otros rasgos distintivos que acentúan ese carácter más urbano (Street Twin) o campero (Street Scrambler), según se mire.

Empezando por el motor, un bicilíndrico en paralelo SOHC de 900 cc calado a 270º refrigerado por agua con 8 válvulas, se ganan 10 CV (ahora 65 CV a 7.500 rpm, 80 Nm a 3.800 rpm) y 500 rpm. Además de anunciar estas cifras, recibe multitud de modificaciones que mejoran y suavizan su funcionamiento, además de quitar algunos gramos: volante de inercia, cigüeñal, eje de equilibrado, embrague asistido, tapa de balancines de magnesio, etc.

Por otro lado, ambas ya incorporan modos de conducción (hasta ahora exclusivos de los modelos de 1.200 cc), además de una pinza de freno delantera firmada por Brembo (bombas y pinza trasera Nissin) de cuatro pistones, horquilla Kayaba con cartuchos nuevos y una ergonomía optimizada en pos de la comodidad.

El resto de características presentes en la primera generación se mantienen inalteradas, como el empleo de acelerador electrónico, ABS Continental, control de tracción (desconectable), caja de cambio de 5 velocidades, toma USB bajo el asiento, embrague antirrebote, faro trasero LED, manetas regulables, llave de contacto con inmovilizador o fuelles de goma. Los acabados generales rezuman más calidad, la instrumentación ha sido rediseñada, al igual que las tapas laterales y las gráficas, con unas preciosas llantas mecanizadas de aleación específicas para la Street Twin.

Instrumentación de las Triumph Street Twin y Scrambler 900 2019

Triumph Street Twin: minimalista

Sentarte al manillar de la Street Twin es una acción natural, sencilla y agradable. El asiento biplaza de una pieza es más cómodo, fruto de un mayor mullido que se traduce en 1 cm extra de distancia al suelo (ahora 760 mm) respecto a su predecesora. Su actitud es reposada en este sentido, pero al mismo tiempo te incita a que arranques y salgas a “jugar” con ella camino del trabajo o por tu tramo de carretera favorito rompiendo así el tedio de la rutina. Un sonido “de los de antes” te seduce antes de engranar la primera con una facilidad sorprendente gracias a un embrague asistido de auténtica mantequilla que facilita todas tus cambios de marcha hasta hacerlos prácticamente inexistentes.

Este bicilíndrico se siente dulce y agradable a la par que suave y lineal, con energía en los primeros dos tercios de uso lógico del propulsor, ya que es donde se siente cómodo: la zona alta del cuentarrevoluciones digital la dejamos sólo para hacer ruido pues lo mejor te lo da en bajos y medios. A partir de 3.500 rpm se nota más fuerza que antes, haciendo gala de una curva de par más llena que su antecesora hasta que “muere” en 7.500 rpm.

La Triumph Street Twin 2019 permite una conducción divertida

Muchos pensaréis que disponer de dos modos de conducción en una moto de 65 CV puede estar de más pero, realmente, en Rain minimizas consumos y la hace más agradable en uso urbano, por lo que siempre es de agradecer. Road es ideal una vez rompes el tráfico gracias a una entrega de potencia más directa, cambiando de uno a otro con un botón de la piña derecha (en marcha presionas el botón, cortas gas y coges embrague). En la Street Twin el ABS no se puede desconectar, ni falta que hace, al contrario que el control de tracción, que siempre llevo puesto como prevención y seguridad. Los neumáticos Pirelli Phantom Sportscomp son unos “viejos” conocidos en este tipo de motos y, si bien su dibujo evoca tiempos pasados acordes con la montura que los calza, con suelo mojado su agarre podría mejorar.

A nivel bastidor cumple con creces, si bien la imposibilidad de tarar la horquilla a tu gusto (los amortiguadores traseros sólo en precarga) hace que pierda consistencia en conducción “alegre” que no deportiva, algo que su propulsor admite bien dentro de los límites de la sensatez. Sólo lo advertirás sobre baches imprevistos y rizados de asfalto, pero nada crítico. Por su parte, el disco delantero cumple y la nueva pinza delantera se nota, aunque nunca está de más “tirar” de freno trasero si queremos “clavarla” con contundencia.

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Triumph Street Scrambler 900: nacida libre

La Triumph Street SCR es una reinterpretación actualizada de la Bonneville T120TT de 1963, una moto cuyo apellido coincide con una de las tipologías retro en liza, las Scrambler. Aunque la base es la misma que la de la Street Twin, hay 13 diferencias que marcan su estética off road: 3 modos de conducción (Rain, Road, Off Road), llantas de radios (delantera de 19 pulgadas en vez de 18”), neumáticos Metzeler Tourance, escape doble elevado, manillar (grueso, alto, ancho), cubrecárter, protectores de goma en el depósito, estriberas de conductor y pedal de freno dentados, asiento 3 cm más alto (a 790 mm del suelo), barras de horquilla más separadas (el recorrido de suspensión es el mismo, 120 mm), geometrías más conservadoras (mayor distancia entre ejes, lanzamiento y avance), 5 kg extra (203 kg declarado en seco) y colores. En este caso, el modo Off Road permite desconectar (siempre en parado) el ABS y el control de tracción desde la piña izquierda (en modo Rain y Road el ABS funciona permanentemente).

Cierto es que, más allá de los cambios estéticos la Street Scrambler 900 se siente diferente a su hermana melliza. Sólo por la posición que adoptas debido al manillar y asiento, además de por la llanta delantera de 19 pulgadas y el dibujo de las gomas, el punto de vista sobre la carretera cambia. Vas más alto y la moto hace gala de una “pisada” asentada que otorga mucha confianza, una sensación seguramente propiciada por el diámetro de la llanta delantera. La Street Twin, con 18”, más bajita y pegada al asfalto, me resulta más ágil en cambios de dirección rápidos. Además, rodando a bajas vueltas el motor acelera un poco más, algo curioso teniendo en cuenta que las cifras declaradas son las mismas que las de la Street Twin. El par máximo llega a 3.200 rpm mientras que su hermana asfáltica lo hace 600 rpm más arriba.

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