Prueba Yamaha MT-07 2021: la superventas, puesta al día
Tercera generación

Lanzada en 2013, la Yamaha MT-07 fue un éxito desde que llegó al mercado por su combinación de prestaciones, precio y estética. De hecho en casi una década apenas ha necesitado evolucionar para mantenrse siempre en lo más alto de las listas de ventas. En 2018 llegó una puesta al día de suspensiones y ahora, en 2021, la norma Euro5 ha obligado a pequeños cambios de motor que se han aprovechado para otros retoques que enseguida veremos no han afectado negativamente a sus cualidades. Otra cosa es la estética, que es subjetiva o personal... pero ni a nosotros ni a quien hemos preguntado le convence el nuevo frontal y faro, y de hecho podría haber sorpresa con la hermana mayor (MT-09, más "fea" todavía) si los rumores de un cambio de última hora son ciertos.
Ya sabemos que la Yamaha MT-07 se vende muy bien, de hecho en España desde hace tiempo es la moto (no scooter) más vendida del año (o la segunda tras la Z900). Pero algunas cifras desveladas por Yamaha Europa ayudan a entender su importancia para el mercado y la marca: casi la mitad las compran "novatos" (para el 42 por ciento fue su primera moto grande), y por ello también muchas se venden limitadas para carnet A2 (48 CV, el 43 por ciento). Y es la Yamaha favorita de las chicas, pues casi un 18 por ciento de ventas son para ellas. La clientela es muy variable, "de 20 a más de 60 años", aunque la media está en 34 años. Es la naked deportiva más vendida de Yamaha, casi la mitad de sus ventas en ese segmento en 2020: queda muy claro pues la importancia de este modelo para la marca. Veamos en qué ha cambiado para 2021.

Yamaha MT-07 2021: cambios
La norma Euro5 es otra "vuelta de tuerca" a nivel de emisiones y ruido, entre otras exigencias, pero el motor de la MT-07 original tenía una muy buena base (un motor moderno): con el cambio apenas ha perdido un CV de potencia (73 CV ahora), y la moto entera solo ha cogido un kg de peso (184 kg). Recordemos que este motor llamado CrossPlane 2 (o CP2) es un bicilíndrico en línea de 690 cc, el motor más compacto posible, con el cigüeñal decalado para tener tacto y sonido equivalentes al de un motor V2 (más caro, complejo y pesado). Se ha mejorado detalles internos, sobre todo menos fricciones en piezas alternativas y un cambio de tacto mejorado. Esto último lo comprobamos: en 250 kilómetros de recorrido de pruebas, ni un solo fallo de marcha ni un punto duro. También el escape es nuevo con un sonido más "serio".
Las suspensiones se han mantenido (KYB) desde el modelo 2018, con una horquilla tradicional de 41 mm, y los frenos ganan algo de diámetro delante (298 mm) con las ya tradicionales pinzas monobloque Yamaha (de muy buen tacto). El chasis usa tubos de acero y usa el motor como parte estructural, dejando el asiento a unos relativamente altos 805 mm del suelo (aunque al ser estrecha se llega bien). El manillar crece casi 3 centímetros de ancho pero la posición nos pareció ahora cien por cien "natural". Y en las ruedas, neumáticos Michelin Road 5 de serie (en las medidas estándar 120/70 y 180/55).

Los cambios más controvertidos están en el diseño: la parte trasera (colín y asiento) no cambia, pero el nuevo escape monta un catalizador delante y lleva una tapa protectora no muy estética. El depósito y protectores del radiador han evolucionado bien, integrando mejor las entradas laterales de aire, pero en lugar del faro anterior ahora hay un compacto bloque con un solo proyector LED (para cortas y largas más luces de posición/día laterales). Como decíamos al principio, es algo opinable, pero por ahora no gusta mucho... Además la llave de contacto queda en una posición incómoda, muy adelante.
A cambio, el cuadro de instrumentos ha ganado color y ofrece mucha información (consumos, marcha, temperaturas, etcétera). También se ha trabajado bien el guiado de cables y mandos, todo muy discreto (bien). La moto llega con tres colores: Storm Fluo (o sea llantas rojas), Icon blue (azul en depósito y llantas) y totalmente negra (perfecta para películas de malos)... eso del "Dark Side of Japan" ha calado mucho, parece. Habrá varios "kits" de accesorios, con pequeña o no tan pequeña pantalla parabrisas, baúl trasero y otros detalles. En febrero de 2021 estará en las tiendas.

El patito feo que era un cisne
De forma parecida al cuento, aquí el "patito feo" (lo digo por el faro nada más) se transforma en un precioso cisne en cuanto la arrancas y te subes. Como comentamos, la posición de pilotaje es muy natural (perfecto ese manillar más ancho) y aunque el asiento es tirando a duro, tras una (fresca) mañana a sus lomos no hubo quejas. El tacto general es sencillamente perfecto, el cambio rápido y preciso, y la respuesta del gas al cortar-abrir impecable, un gran trabajo de Yamaha.
En marcha la moto es agilísima, pero cuando la velocidad va en aumento no pierde estabilidad, y da confianza enseguida. Todo eso es algo vital si recordamos que la mitad de las MT-07 van a manos de personas sin experiencia. Por ejemplo su neutralidad en curva es importante: los neumáticos montados no son de los más ágiles, pero si tocas el freno delantero en plena inclinación la moto no tiende a levantarse con fuerza, algo que asusta a un principiante y resta confianza. No, la Yamaha MT-07 2021 mantiene su agilidad pero es estable y mantiene las líneas.

En cuanto al motor dudo que nadie eche de menos ese caballo perdido, en cambio sí es muy bienvenido un tacto más refinado, y un cambio perfecto. De hecho en tramos de curvas de segunda-tercera de los que hicimos bastantes kilómetros, la moto aceptaba una conducción tranquila con una marcha más, o al ataque. Yendo rápido, nos sorprendió el genio de esta Yamaha: acelerando en segunda a fondo con ganas levantaba la rueda delantera pero lo hacía dócil, dejándonos cambiar de lado en el aire para encarar la siguiente curva... Una moto perfecta para aprender e irse soltando (mejor en circuito sin duda), y también perfecta para usar a diario y los fines de semana, incluso viajera con una pantalla (a ritmo normal gasta en torno a 4 litros o algo menos).
