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Prueba Yamaha MT-10 SP 2017: Pro-superbike

Fotos: Yamaha
La Yamaha MT-10 SP aterriza en el catálogo de la firma de los diapasones como escalón intermedio entre la YZF-R1M y la MT-10 estándar que debutó el año pasado. Una maxi naked deportiva, intimidadora y sofisticada, con una suspensión electrónica semiactiva Öhlins que marca la diferencia.

Yamaha sigue reforzando esa postura transgresora, decidida y moderna que lleva aplicando a su gama MT (Master of Torque) desde el nacimiento de la misma con la MT-01 2005. El lanzamiento de la MT-09 en 2014 aceleró el proceso, marcando un punto de inflexión en el futuro de la marca. Desde entonces la familia ha ido creciendo rápidamente, evolucionando y extendiéndose en todas las cilindradas hasta las 8 opciones disponibles sumando todos los modelos y versiones: MT-125, MT-03, MT-07, MT-07 Moto Cage, MT-09 y el trío MT-10. No hay que olvidar que el segmento maxi-naked deportivo es el que actualmente tiene más movimiento, haciendo gala de un verdadero arsenal de sugerentes propuestas por parte de los principales fabricantes del mercado.

Colores, suspensión e instrumentación son las principales variaciones de la Yamaha MT-10 SP respecto a la versión estándar

Además de la SP, nuestra protagonista de hoy, la gama MT-10 se ha ampliado este año con la Tourer Edition, una versión de orientación sport-turismo a medio camino entre la Tracer 900 y la FJR1300, basada en el modelo estándar. Se diferencia de esta en la adopción de alforjas laterales semirrígidas con sus anclajes correspondientes, asiento comfort, parabrisas, cubremanetas y soporte de GPS, una opción más completa y barata de lo que te costaría comprar todos los accesorios por separado.

La MT-10 SP, un proyecto capitaneado por Akinori Hirano (Project Leader), es una moto especial, una versión entroncada dentro de una selecta saga “delicatessen” en la que se podrían incluir las YZF750 SP (1997), R1 SP (2006) o MT-01 SP (2009). Respecto a la MT-10 estándar, que este año incorpora cambio semiautomático (desconectable) y una electrónica revisada para suavizar la entrega de potencia, las principales novedades pasan por la adopción de una decoración especial racing, una instrumentación TFT a color (2 modos de visualizar la información), cuatro modos de conducción (A-B-C-D) y, sobre todo, una suspensión electrónica semi-activa Öhlins ERS con 5 modos de funcionamiento. El resto de características se mantiene: acelerador electrónico, triple curva de potencia (1-2-3), control de tracción (3 niveles de intervención, desconectable), ABS Bosch, control de velocidad (desde 50 km/h y 4ª marcha), embrague antirrebote asistido, iluminación full-LED, amortiguador de dirección y propulsor tetracilíndrico en línea crossplane con 160 CV.

Eficacia Pura

La Yamaha MT-10 SP tiene una presencia imponente y una postura cómoda, aunque algo dura de asiento. Detalles como el basculante lacado, la toma de corriente o el generoso depósito de gasolina con 17 l. de capacidad son detalles que sorprenden en un modelo con un ADN racing tan marcado. Lo que sí es totalmente inevitable es que tu mirada se quede clavada en el dorado de las botellas de la horquilla invertida Öhlins NIX 30 de 43 mm y el depósito del amortiguador trasero Öhlins TTX 36 EC.

Uno de los puntos fuertes de la MT-10 SP es que, si quieres, puedes modificar los parámetros de cada modo de conducción en marcha, es decir, entrega de potencia, nivel de intervención del control de tracción (el 1 es el menos intrusivo) y tarado de suspensión ERS (el modo en sí, sólo puede cambiarse en parado) independientemente de su preconfiguración de origen. Así mismo, el tarado puede variarse en dos configuraciones automáticas (A-1 más deportiva y A-2 más confortable) y tres manuales (M-1, M-2, M-3) en las que el propio usuario regula compresión/rebote de horquilla y amortiguador, pudiendo memorizar estos reglajes según sus necesidades dentro del menú YRC Setting. Así, tienes un total de tres tarados a la carta según tus propios gustos junto a otras dos predefinidas de fábrica para no preocuparte de nada.

Horquilla invertida electrónica Öhlins NIX 30 y pinzas radiales para la Yamaha MT-10 SP

La navegación y manejo de los botones es diferente al de las MT-10 y MT-10 Tourer y aquí combinas el botón MODE de la piña izquierda (con pulsaciones cortas seleccionas el parámetro a cambiar), con las flechas del botón superior (en parado cambias el modo de conducción) y la rótula de la piña derecha (varías los settings de la suspensión). Como siempre, debes jugar y habituarte a ellos para hacer los cambios oportunos en el momento justo y disfrutar al 100% de todo lo que te ofrece esta SP.

Gracias a un monolítico chasis doble viga de aluminio de herencia YZF-R1 y a que la suspensión modifica su tarado instantáneamente (en cualquiera de los 5 modos de funcionamiento existentes) adecuándose a las condiciones del asfalto y al tipo de conducción realizada en cada momento, la precisión y estabilidad de la MT-10 SP alcanza unas cotas nunca vistas en una moto de serie. Esta sensación de seguridad y confianza sobre una “bestia” de 210 kg se ve aderezada por una respuesta más lineal y progresiva del acelerador, con una potencia tan contundente que te catapulta a la siguiente curva en un abrir y cerrar de ojos sin miedo a reacciones imprevistas. Sin darte cuenta vas más rápido, trazas sin enmienda y la moto no comete errores: ¿dónde está el límite?

Cinco modos de funcionamiento de la suspensión electrónica en la Yamaha MT-10 SP

La Yamaha MT-10 SP viene calzada con unos buenos Bridgestone Battlax Hypersport S20, al igual que la estándar y la Tourer pero, ¿por qué no los Battlax S21 aún más deportivos? Una variante más moderna que casaría a la perfección con este modelo. El cambio semiautomático es adictivo, pudiendo empalmar marchas sin cortar gas como si de un videojuego se tratase, pero carece de la posibilidad de bajarlas sin tocar el embrague, algo que se echa de menos a tenor de lo que están imponiendo algunos modelos de la competencia. Otros aspectos mejorables son su escaso radio de giro (lo sé, no es una moto para ir a por el pan maniobrando entre el tráfico de la ciudad), la visibilidad por los retrovisores algo justa y la posición de las piernas del pasajero forzada debido a un anclaje de estriberas demasiado corto.

El equipo de frenos Advics/Nissin con pinzas delanteras radiales hace gala de un tacto y potencia excelentes, igual que en las versiones estándar/Tourer, aunque con mejores sensaciones que éstas debido al “anti-hundimiento” de la horquilla electrónica en comparación con la Kayaba de la otra pareja. Por otro lado, nuestro consumo medio durante la prueba se fijó en 6,5 l./100 km combinando todos los modos de conducción, pero puede ascender exponencialmente si nos dejamos llevar por la caballería del motor intentando explorar los límites de esta superbike “descapotable”.

La Yamaha MT-10 SP exige manos expertas para extraer todo su potencial

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