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Prueba Yamaha Niken 2018: tres ruedas que te hacen mejor piloto

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Desde que supe que Yamaha había decidido apostar por las motos de tres ruedas, tenía muchas ganas de probar el resultado. Digo bien, “motos de tres ruedas”, porque hasta ahora lo que hemos tenido ha sido otra cosa. Enseguida repasamos la aún breve historia de los triciclos modernos (nada que ver con aquellos infames Trike anteriores a los Quad). Pero vaya por delante que después de pasar una larga mañana rodando con la Yamaha Niken por las retorcidas carreteras de la Sierra madrileña, estoy convencido: me ha encantado y tiene un comportamiento sobresaliente. La precisión y confianza que ofrece su (doble) tren delantero es tan grande, que te convierte en todavía mejor piloto de lo que te creías ser. Y a sus mandos puedes ir deprisa y disfrutar del pilotaje de una moto con todas la letras.

Prueba Yamaha Niken

¿Cómo empezó esto de las motos de tres ruedas? El pionero fue Piaggio: en 2006 tuvo el atrevimiento de lanzar su MP3, un scooter con doble tren delantero. Al asombro inicial, siguió la sorpresa de comprobar cuánto mejoraba la seguridad en marcha sin apenas perjudicar la manejabilidad. Y poco más tarde llegó el descubrimiento legal: con suficiente anchura, y freno combinado en el pie (entre otros detalles), podía homologarse como “triciclo” para poderlo conducir con carné de coche… sin límite de cilindrada. Poder superar las prestaciones de los limitados 125 sin tener que apuntarse a la autoescuela significó en algunos mercados (como Francia) un éxito comercial sin precedentes.

Prueba Yamaha Niken

El resto ya lo conocemos: la propia Piaggio ha evolucionado sus triciclos, Peugeot le siguió los pasos con otro sistema similar, y Quadro ha ido más allá con dos ruedas traseras. Yamaha lanzó su compacto Tricity, con su propia solución al “problema” de las dos ruedas delanteras. Su buen comportamiento dejaba desear algo más, pero no, no fue un TMAX triciclo lo siguiente, sino el anuncio de algo diferente.

Niken = Dos espadas

La palabra japonesa Ni-Ken significa precisamente eso, “dos espadas” o un “corte doble”. Como los esquís de carving, la idea es que la moto no tiene una sino dos ruedas delanteras que guían su trazada con precisión y seguridad. Y es una moto: no sólo por postura o por motor, de origen MT-09 y con 115 CV (por lo tanto no limitable para A2). También por norma, Yamaha no ha querido hacer la Niken más ancha, ni dotarla de los sistemas que la convertirían en un vehículo apto para conductores de carné de coche. Es para motoristas, además expertos, pues como indicamos no hay versión A2 siquiera.

Prueba Yamaha Niken

Yamaha los llama “LMW” (por “Leaning Multi Wheel”) y subrayan argumentos como la diversión, sensaciones o control, más que la seguridad. El Tricity 125 está destinado al tráfico urbano, la Niken a las carreteras y el uso deportivo. A nivel técnico ya hemos comentado su motor MT-09/Tracer, que tiene ligeros cambios como un cigüeñal con más inercia (18 por ciento más peso) para dulcificar la respuesta, y cambio rápido en aceleración. El chasis es mixto, multitubular con partes fundición ligera, y la geometría cambia. El basculante es algo más largo para aumentar la distancia entre ejes (1.510 mm frente a 1.500 mm la Tracer 900). Y delante la dirección es cerrada: sólo 20 grados (24º Tracer) y 74 mm de avance (100 mm la Tracer).

Pero claro, la “dirección” aquí es doble. Son dos ruedas de 15 pulgadas (misma medida que el TMAX, 120/70-15 aunque neumáticos específicos) con una horquilla doble cada una, como en el Tricity. La delantera tiene barras de 41 mm y sólo “guía”, la trasera (barras 43 mm) tiene muelles y elementos hidráulicos. Van montadas sobre un sistema de paralelogramos que permiten inclinar (hasta 45 grados). El resultado: se separa totalmente la suspensión de la dirección (los baches no afectan al giro como en una horquilla tradicional) y se mantiene un tacto ágil y directo… como una moto. Además la geometría del giro de las ruedas tiene en cuenta que la exterior siempre recorre más metros y más rápido. Y el radio de giro es notable: das la vuelta en un pañuelo. No tiene ningún tipo de bloqueo: para aparcar, pata de cabra o caballete…

Prueba Yamaha Niken

El resto de la Niken no tiene mucho novedoso que contar: una posición de pilotaje retrasada 5 cm respecto de la Tracer para buscar un reparto de pesos equilibrado 50/70. Un freno de disco en cada rueda delantera (298 mm) y uno grande atrás (282 mm), por cierto con ABS pero sin sistema combinado. El peso asciende unas cosas con otras a 263 kg con el depósito de 18 litros lleno. Depósito, por cierto, de aluminio soldado a mano. La Niken es un producto “premium” y sólo le falla el cuadro de instrumentos (monocromo y muy sencillo) o el “cockpit” (plásticos mates a la vista) para justificar su precio de 16.349 euros (reserva sólo vía internet y este años sólo 500 unidades en Europa).

En marcha: tú creías que eras buen piloto… ¡eres mejor!

Todos los motoristas nos creemos mejores pilotos de lo que somos, y tarde o temprano descubrimos la realidad. A los mandos de la Niken, pasa lo contrario. La cojes con un poco de respeto (la parte delantera es aparatosa), la mueves en parado con dificultad (tener bloqueo no sería una “deshonra” como moto y mucho más práctico), la arrancas y recorres los primeros metros todavía precavido… Pero empiezas a rodar con ella y pocos instantes después, en la primera rotonda, ya se te ha olvidado que no es una moto “normal”.

Prueba Yamaha Niken

El tacto es el de una moto de dos ruedas deportiva, con suspensiones no muy duras, pero con menos transferencias de pesos frenando (adelante) y acelerando (hacia atrás). El apoyo de los neumáticos se siente muy bien, sólido, y en asfalto bueno sólo exige un poco más de fuerza, y diría decisión, en el manillar para dirigirla donde quieres. Los antebrazos trabajan un poco más, pero no agota, y estás yendo deprisa. Es muy precisa de dirección: en toda la ruta no pisé una sola línea blanca interior ni exterior, y sí me acerqué a los centímetros, quizás milímetros, que quise. Como dije antes, la Yamaha Niken te convierte en mejor piloto de lo que ya te creías que eras…

Prueba Yamaha Niken

Han calculado muy bien el límite de inclinación: lo alcanzas cuando llevas un rato rozando estribera (sin avisador, con avisadores llevas rato echando chispas). Y cuando estás así, apoyado, en una curva larga, con el control de tracción (un poco tosco) quitado y el motor en su punto, al abrir gas la rueda trasera empieza a derrapar muy controladamente. Repito: la Niken te hace mejor piloto y haces cosas que, por lo menos en carretera, no buscarías tan fácilmente. La forma en que la rueda trasera derrapa sobre buen asfalto, y cómo se comportaba la Niken en asfalto malo y muy bacheado, me hace pensar en que esa parte trasera siempre irá algo “suelta”, en contraste con lo firme que tienes las dos ruedas delanteras pegadas al suelo.

Prueba Yamaha Niken

Las frenadas son por ello súper seguras, como mucho con ligera entrada del ABS (detrás) y esa rueda (trasera) flotando un poco… pero con confianza ¿ciega? delante. Me quedó la duda de cuánto se comerá la Niken las ruedas delanteras, así que me hice amigo del mecánico inglés de Yamaha. Me sacó un neumático delantero cambiado tras unos 5.000 km: algo gastado, pero sin ningún escalón… mejor que en una moto “normal”. Yamaha ha sido valiente con esta moto de tres ruedas, pero apostamos a que no será la única, por lo menos por su parte. Pruébala a poco que tengas ocasión y sorpréndete.

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