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Prueba Yamaha TMAX DX 2017: Más Max

Fotos: Yamaha
Diecisiete años después de su llegada al mercado, el buque insignia del segmento maxiscooter recibe importantes modificaciones estéticas, tecnológicas y de parte ciclo para dar lugar a una cuarta generación deportiva que supera a todas sus antecesoras y sitúa el listón aún más arriba. La versión DX es la más lujosa, haciendo gala del equipamiento más completo del nuevo trío TMAX.

El Salón de Munich del año 2000 sirvió de escenario para dar a conocer al mundo un scooter que reinterpretaría como ningún otro el universo de la deportividad automática. El Yamaha Twin Maximum contaba con un chasis tubular de doble cuna en acero, motor bicilíndrico paralelo de 500 cc (cigüeñal calado a 360º y tercera biela como contrapeso para minimizar vibraciones), 40 CV y alimentación por doble carburador. En 2004 llegó el primer restyling, adoptando inyección electrónica, doble disco delantero, basculante de aluminio, llanta trasera de 15 pulgadas y 44 CV. En 2005 se incluyó la opción ABS y en 2007 aparecieron las versiones especiales Black/Night Max. Desde 2008, el chasis de aluminio de la segunda generación no ha dejado de evolucionar, siendo una de sus principales señas de identidad. La tercera generación se presentó en 2012, con un restyling en 2015 (horquilla invertida de 41 mm, luces de posición LED, pinzas de freno delanteras radiales, llave de proximidad, principalmente). En EICMA 2016 pudimos ver el “TMAX 4.0 en carne y hueso” por primera vez y ahora lo hemos podido probar en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) con motivo de su presentación mundial dinámica.

Las cifras del Yamaha TMAX demuestran un éxito sin precedentes en el segmento scooter, un statu quo difícil de amenazar por sus principales competidores: 250.000 unidades vendidas desde 2001 y más del 50% del mercado maxiscooter (+500 cc) sólo para él. Italia, España y Francia aglutinan el 67% de ventas globales del TMAX, un producto eminentemente europeo. Makoto Horikawa (project leader del TMAX 2017) ha vuelto a los orígenes, concibiendo una imagen evolucionada de la primera generación (2000-2007), huyendo de la radicalización a la que se había llegado hasta el año pasado, pero con toda la tecnología que es capaz de montar la firma de los diapasones en un scooter. Frontal redondeado, típicas tapas de plástico en forma de “boomerang” en los laterales de la carrocería y trasera con óptica de doble faro como innovación. BMW C 650 Sport/GT y el KYMCO AK 550 son sus rivales directos.

Ahora el TMAX se ofrece en tres versiones con misma parte ciclo/motor y diferente equipamiento. La más económica es la TMAX (12.299 €) que incluye iluminación full-LED, control de tracción, llave de proximidad con inmovilizador (mejor que el anterior), display central TFT, bloqueo de caballete y neumático Bridgestone Battlax SC1. El freno de estacionamiento (palanca manual bajo la piña izquierda) y la guantera con toma de corriente de 12V se mantienen. Declara 213 kg lleno y sólo está disponible en color negro brillo.

El TMAX SX (13.199 €) acentúa su deportividad añadiendo doble modo de conducción (T/S) y conectividad VTCU (Vodafone Telematic Control Unit) mediante la APP My TMAX Connect para nuestro smartphone (permite localizar el scooter en todo momento, recibir una alerta cuando la batería está baja o activar el claxon y los intermitentes). Incluye servicio de localización y recuperación de vehículos robados Vodafone Automotive. El SX está disponible en negro mate y plata mate con llantas azules.

El buque insignia es el TMAX DX (14.199 €, protagonista de nuestra prueba) que, además de todo lo mencionado en el SX, incorpora de control de velocidad (a partir de 50 km/h), calefacción en puños/asiento (3 intensidades de calor), parabrisas con regulación eléctrica (reduce turbulencias, regulable 5.5 cm), monoamortiguador trasero regulable en precarga/extensión (de difícil acceso debido a su nueva disposición horizontal bajo el motor) y neumático Dunlop Roadsmart III. Pesa 216 kg y está disponible en negro mate y azul mate.

El Yamaha TMAX DX 2017 tiene parabrisas regulable eléctricamente

El chasis sigue recurriendo a una estructura de aluminio, esta vez de nueva factura, concebida para reducir el peso total del scooter en 9 kg y ganar espacio central en busca de mayor capacidad de carga en el hueco bajo el asiento (ahora puedes guardar un casco integral más otro jet o dos demi-jet). El basculante de aluminio es 4 cm más largo para aumentar su estabilidad y sujeta una nueva llanta trasera de 4.5” de ancho en vez de 5” (las medidas son las mismas, 160/60-15”) que también ahorra gramos.

Por su parte, el motor (bicilíndrico en paralelo, 530 cc) es lo que menos ha cambiado, revisando y mejorando algunos puntos concretos para adaptarse a la normativa Euro 4 y lograr mayor aceleración que el TMAX 2016. Correa de transmisión en carbono más resistente, fina (25 mm, antes 40 mm) y ligera (130 gr. menos), airbox, silenciador más corto (77 mm) con catalizador en el colector en vez de en su interior, acelerador electrónico (YCC-T), filtro de aceite, inyectores, mapas y settings del variador son diferentes.

Para disfrutar de todo el potencial del Yamaha TMAX 2017 lo suyo es salir a una buena carretera de curvas

MAX y mejor

Al subirte en el nuevo Yamaha TMAX DX aprecias que el asiento es más ancho que antes, quizá con un arco de pierna demasiado amplio para los usuarios más bajitos, algo que les obligará a abrir mucho las piernas y a apoyarse en el suelo de puntillas. El sonido del motor es grave pero discreto, la calidad de los plásticos se hace notar y la nueva instrumentación es más futurista. Con el botón MODE de la piña derecha seleccionas uno de los dos modos de conducción disponibles, TOWN (más dulce, con 39 CV y pensado para circular por ciudad o con lluvia) y SPORT (el de siempre, con 46 CV, ideal para sacar lo mejor del TMAX en carretera). Si lo quieres hacer en marcha, debes cortar gas. La diferencia entre uno y otro es notable, dejando clara su nueva doble faceta. Por su parte, el control de tracción sólo tiene un modo de funcionamiento y es poco molesto cuando entra en funcionamiento. Llegado el caso, es muy sutil y nada brusco, algo de agradecer para mantener la estabilidad del conjunto, actuando al unísono sobre el encendido, el acelerador y la inyección (su entrada en funcionamiento va acompañada del parpadeo del chivato TCS naranja en el reloj izquierdo de la instrumentación).

El nuevo “juego de botones” no me convence, pues se han multiplicado para cada función en lugar de integrarlos, haciéndolo poco intuitivo y nada práctico. El generoso botón de arranque de la piña derecha también sirve para desbloquear/activar el TMAX. La pestaña de MENU va alojada en la trasera de la piña izquierda (donde habitualmente se sitúan las ráfagas) y sirve para buscar información, configurar diversos aspectos del display, la calefacción o desactivar el control de tracción. Los del control de velocidad y el botón para subir/bajar el parabrisas también están en la piña izquierda, y a esto hay que sumar otros dos nuevos en el manillar (a la izquierda para bloquear/desbloquear el asiento y el derecho OFF/LOCK para apagar el scooter, bloquear la dirección con pulsación corta y bloquear el caballete, para que no se pliegue al estacionar en parado, con pulsación larga). En caso de no bloquear al asiento, el TMAX lo hace automáticamente 30 segundos después de apagar el contacto. Los dos últimos botones se encuentran en la parte delantera del asiento, tanto para abrir el asiento (SEAT, una vez desbloqueado) como la tapa de la gasolina (FUEL). El asiento también puede abrirse con llave convencional si algo falla (la cerradura se encuentra en el hueco de la estribera derecha del pasajero).

Pantalla TFT en la instrumentación del Yamaha TMAX 2017

Para disfrutar del TMAX en plenitud de facultades debes circular en SPORT por carreteras reviradas. Su comportamiento es superior al de muchas motos, aunque no pretende ser una de ellas. La estabilidad es excelente, la nueva suspensión trasera trabaja de lujo y los cambios de dirección son rápidos: sus 216 kg con todos los llenos, un reparto de pesos óptimo y un centro de gravedad bajo marcan la diferencia. Tampoco hace extraños y, apoyado en los Dunlop, no tiene miedo a las tumbadas “infinitas”. Aún así, prefiero los Bridgestone SC1 de la versión SX ya que, el binomio que forma con este scooter es perfecto (el feeling logrado en la prueba a fondo de hace 3 meses fue excelente). El TMAX te da más confianza que antes circulando rápido y parece que vas más despacio de lo que su velocímetro indica: todo fluye a tu alrededor. El tacto del acelerador electrónico es muy preciso, difícil de conseguir en un sistema de última generación, y el motor en medios es una auténtica gozada. La entrega de potencia es directa pero no brusca, la linealidad en todo el rango de revoluciones es constante y siempre tienes la sensación de estar aprovechando cada CV de este maxiscooter. Bien es cierto que más potencia sería bien recibida, pero el conjunto se muestra tan equilibrado, noble y sólido que lo mejor es dejarlo como está.

Las buenas prestaciones no están reñidas con el consumo pues a lo largo de nuestra prueba mantuvimos una buena media de 4,3 l. / 100 km. Las habituales pinzas de freno delanteras radiales Advics tienen un mordiente correcto y el tacto de la bomba es potente y contundente sin resultar tan agresivo como en otros modelos supersport. El diseño pentagonal de los retrovisores obliga a regularlos bien para que veas todo lo que sucede por detrás, pero agradecería un cristal con mayor superficie para mejorar el campo de visión al circular por ciudad.

El hueco del Yamaha TMAX 2017 tiene capacidad para un casco integral y un jet

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