Todos los que tienen una moto que usan de manera ocasional han sentido en sus propias carnes lo que es encontrarse la batería sin carga. Como consecuencia la moto no arranca y en el mejor de los casos no habrá perdido toda su carga y podrá arrancarse con unas pinzas o al empujón y continuar con los planes. Aunque cabe la posibilidad que la carga de la batería sea tan baja que aunque se consiga arrancar, la batería esté tan agotada que se haya estropeado y ni con un recargador de batería se consiga obrar el milagro.
¿Hay una manera de evitar esto? Lo cierto es que sí. Por un lado está el truco de desconectar los bornes si no se va a usar, algo que ayuda a no perder tanta energía. Sin embargo no es un método infalible y el final, el resultado termina siendo el mismo. El segundo método, mucho más efectivo, es el de emplear recargadores de batería.
¿Cómo funciona un recargador de batería?
En primer lugar hay que matizar que no todos los cargadores o recargadores de batería realizan funciones de mantenimiento, por lo que hay que ser conscientes de que se necesitan recargadores inteligentes, no convencionales.
Precisamente son estos cargadores inteligentes los que detectan el estado de carga en el que se encuentra la batería. Dependiendo de la carga de la misma y, obviamente siempre estando conectados a la corriente, mantienen la citada carga en el rango óptimo de rendimiento. Si detecta que la carga es insuficiente comienza a recargarla y cuando llega al punto correcto para. De esta manera no estropea la batería.
Lo bueno de estos cargadores llamados inteligentes es que muchos de ellos vienen preparados para montarlos en la moto y poder conectarla sin tener que sacar la batería. De esta manera la moto se enchufa literalmente y no hay que preocuparse de nada hasta la próxima vez que se pretenda subir en la moto. Además, todas vienen con las pinzas correspondientes para poder trabajar sobre baterías desmontadas.
¿Merece la pena?
La respuesta, al menos en nuestra opinión, es un sí. El precio medio de este tipo de aparatos, siempre hablando para usuarios, se sitúa en torno a los 40-50 euros, aunque oscilan tanto para arriba como para abajo, llegando a encontrar hasta por 20 euros. También hay cargadores profesionales, ideales si se tienen varias motos, aunque la “pega” es que es más caro.
No hay que olvidar que, dependiendo de la batería que tengamos, sus precios están en ese rango de precios, si son de litio incluso más , por lo que a una batería que nos salve, independientemente de que nos evite tener que empujar la moto o cambiar los planes, habrá sido rentable.
Por cierto, la mayoría de modelos son compatibles tanto para motos, coches, furgonetas y otro tipo de vehículos, aunque es algo que se debe comprobar antes de comprarlo.
