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Reunión Otoñal de Mujeres en Moto: ni la lluvia pudo pararlas

Fotos: T. Pérez
El Monasterio de Piedra (Zaragoza), rincón único en el que se entrelazan el espectáculo natural de las cascadas y la belleza del recogimiento medieval, fue el escenario elegido por este grupo de féminas a través de su foro para organizar su segundo encuentro de la temporada.

Bajo unas condiciones meteorológicas ciertamente severas que no resultaron, precisamente, el mejor aderezo para una reunión de motoristas. La lluvia, cayendo de forma intermitente a lo largo de los dos primeros días, y el frío repentino que ese domingo nos sorprendió a casi todos, propiciaron que durante esta concentración se vivieran varios de esos momentos que tanto unen a todo el grupo que pasa por ellos.

En cuanto a los motivos por los que esta concentración se concibió desde el principio con un perfil únicamente femenino, probablemente sean criticados por algunos. Pero la realidad de que las mujeres pueden vivir la moto con la misma fuerza e intensidad, o incluso mayor, va calando poco a poco en este universo, hasta ahora fundamentalmente masculino.

Bien. Pues preguntando a Eva, soporte organizativo del grupo, por las actividades que llevan a cabo, nos respondía que es verdaderamente en junio cuando montan su quedada nacional anual, en la que sin duda registran la mayor inscripción; además con mayor repercusión social, por así decirlo. Se trata de una concentración de fin de semana, con una ruta incluida, que este año escogió como sede el Camping de Cuenca, donde, entre diversas actividades, ellas mismas prepararon una multitudinaria barbacoa, con el debido ambiente festivo que puede crear un banquete con ese.

Nos sigue contando Eva que después de la convocatoria del verano, decidieron organizar esta otoñal para darle una continuidad a lo largo del año; pero que, además, montan algunas salidas esporádicas de fin de semana que van convocando a través de su foro en la red.

Como todas las rutas, la organización es primordial

Aparte de ello, la propia Eva nos explica que la razón fundamental de organizar estos encuentros femeninos ha sido lo que, por lo general, se han encontrado al salir en grupos mixtos, dentro de los que se rueda a una velocidad considerable, con lo que la mayoría de las chicas se ven obligadas a mantener un ritmo algo forzado, de manera que, como es de comprender, no pueden disfrutar de la moto con el margen necesario. Y es por esa razón, y sólo por ésa –subraya Eva-, por la que tomaron la iniciativa de organizar estos eventos en exclusiva para chicas.

A continuación hablamos con una de las participantes que se inscribió en la reunión nada menos que con una soberbia Ducati Multistrada S, junto con otras 33 compañeras. Mariola nos cuenta que, a pesar del frío y de la lluvia, en esta reunión otoñal se vivió un ambiente absolutamente festivo. Todo resultó muy divertido, remata.

Sentimos curiosidad por el tipo de conversaciones que presidieron las sobremesas, las paradas y cualquier momento que se prestara a la charla. Mariola nos respondió que versaban sobre las motos y sus diferentes tipos y modelos, sobre las rutas que se hacen y también sobre las que se pueden hacer en el futuro; pero nos dijo que de lo que más se hablaba era del equipamiento. Y es que, “somos mujeres”, nos reconoció ella misma con estas palabras, para continuar después describiéndonos algunos aspectos más de esta particular concentración; aspectos como el de la comida, que a grandes rasgos fue espectacular, con el desayuno en bufette libre y un almuerzo y una cena elegidos con antelación dentro de seis menús diferentes.

Sobre el hotel de dos estrellas, decía Mariola que resultó sencillo, pero a la vez muy cómodo, limpio y sobre todo muy acogedor, algo que, como bien sabe el lector, el motorista agradece como nadie. En cuanto a la ruta que, eso sí, algunas de las inscritas realizaron en coche yendo detrás del convoy, estuvo muy bien organizada, siguiendo un orden en las rotondas y en los cruces, al objeto de que nadie se despistara y se perdiera. El trazado, era más bien rápido, aunque nos comenta Mariola que se le hizo un tanto lento –no es de extrañar con la Multistrada S- debido al ritmo discreto de dos de las motos y a la lógica necesidad de mantener el grupo unido. La distancia total resultó de unos setenta kilómetros, con una escala incluida en Calatayud. Allí pudieron reponer fuerzas a base de bien con el nutrido surtido de pinchos con el que casi se puede decir que fueron agasajadas.

En un alto del camino

A la vuelta al hotel, nos cuenta Mariola que les cayó encima una lluvia densa y repentina, cogiendo a casi todas de improviso por no haber llevado encima una equipación adecuada; así es que llegaron todas caladas. Una pequeña experiencia más que añadir al currículum motorista de cada una.

Preguntándole por la concentración de junio, a la que también asistió Mariola, nos confirma que, efectivamente, registró una inscripción de más de cien chicas, con la que, al parecer, se vivió una sensación más sólida de “gran encuentro”, además de contar con más actividades moteras. En cualquier caso, esta concentración otoñal les ha servido para mantener la actividad del grupo y que el año, desde luego, no se hiciera demasiado largo.

Por último, no nos resistimos a dejar sobre la mesa una pregunta eminentemente capciosa. Mariola respondió al interrogante, cargado de intención, de una forma tan sencilla como natural. Nos dijo que en las conversaciones que mantenían, no se despellejaba, en absoluto, al género masculino, tal y como alguno pudiera imaginar. Tienen asumido que ellos van más de prisa, por lo general, y no les quedaba nada más que hablar sobre el asunto.

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