Hace unos años, sufrí el robo de mi scooter a punta de navaja. Un modelo ciertamente “requerido”, la verdad. Estaba en venta y, supuestamente, el individuo quedaba conmigo para comprarla… Hubo “final feliz”, pues el impresentable pasó unos días en el calabozo, llegó el juicio, me indemnizaron y recuperé mi preciado Gilera. Vale, tuve suerte. A mi padre le han robado cuatro motos a lo largo de su vida y dos no han aparecido nunca.
Está claro que todos los motoristas conocemos algún caso y es que, en un país como el nuestro, donde el buen tiempo campa a sus anchas, es difícil no tener “mentalidad moto”. Posiblemente seamos junto con Italia y Francia, los dos territorios donde más motos se roban.
En los últimos cinco años, el robo de motos en nuestro país ha descendido a la mitad (unas 17.000 denuncias oficiales al año), pero no hay que confiarse: a esta cifra habría que añadir las que no se denuncian. Seguramente, esta situación también es fruto de la caída en las ventas de motos en este mismo período. Por lógica, las comunidades autónomas donde más se roba son aquellas donde más parque móvil de dos ruedas hay, es decir, Cataluña, Andalucía, Valencia y Madrid.
El motivo de los mismos es claro: la venta por piezas. Independientemente de que algún descerebrado la sustraiga para pasar un buen fin de semana, el mercado negro de “accesorios” es una realidad.
También es cierto que algunos de los modelos más vendidos de cada segmento son los más robados porque hay más salida para el material: las versiones Scoopy de Honda, Yamaha TMax 500 y XMax 250, Kawasaki Z750, las Supersport 600 japonesas y la Triumph Street Triple entre otras.
La web motosrobadas.com puede sernos de gran ayuda llegados a esta situación.
Prevención
Convertir en rutina algo concreto no está mal en estos casos. Quizá es bueno pensar como un ladrón para adelantarnos a lo que se les pueda pasar por la cabeza. Esta es una lista de las pequeñas cosas que pueden ayudarnos.
Aparcamiento
– Dejar la moto sin bloqueo y sin candar facilitaría demasiado las cosas. Ni se te ocurra.
– Siempre intenta aparcar en zonas visibles y transitadas. Aunque seguramente, la gente no mueva un dedo aunque vea a un tipo extraño manipulando una moto, los ladrones buscarán las que estén más “a huevo”.
– Si la dejas dentro del campo de visión de la cámara de vídeo de un edificio oficial (banco, ministerio, organismo oficial, etc.) mejor que mejor, porque en caso de robo podrás utilizar la filmación como prueba.
– No aparcar todos los días en el mismo sitio si es por muchas horas. Hay ladrones que estudian previamente los hábitos y conductas de sus víctimas.
– Es fundamental atarla a un poste fijo (valla, columna o similar) con suficiente rigidez. Sonaría a broma que en vez de intentar cortar la cadena, rompiesen la pieza donde está anclada… En estos casos, lo ideal es atar la moto por el chasis o por algún punto que sea difícil de desmontar. Así ralentizaremos el habitual proceso de cargar la moto entre dos personas en una furgoneta que ponga “talleres Pepe” o incluso “Pescaderías Velasco”. Si la dejamos dentro de un garaje, hay anillas especiales que se atornillan al suelo para sujetar la cadena. También podemos combinar entre sí varios tipos de antirrobo.
– Alarma: las que más suenan son las más disuasorias. Las hay de muchas calidades, tipos y precios, y hasta algunas con inmovilizador a distancia mediante un mando (Scorpio o Steel Mate).
Uso de los antirrobos
– Lo ideal es atarla a alguna estructura sólida del mobiliario urbano. Cadenas, candados en U, etc. Esto también es extensible a los garajes, sobre todo públicos y de residentes, donde los ladrones no se sienten acosados por las miradas.
– En la medida de lo posible, a la hora de colocar el antirrobo, cruzarlo por la horquilla y los discos procurando que la cerradura no sea visible y evitando que toque con el suelo. La idea es evitar cualquier movimiento rotatorio de la rueda y que tampoco puedan hacer fuerza si el antirrobo está apoyado en el suelo.
Grabado de piezas
Una posibilidad es marcar aquellas piezas que estén más expuestas, como carenados, escapes, horquillas, motor, chasis, etc. En talleres especializados pueden hacerlo.
Tácticas
Siendo malpensados y rebuscados, puede darse el caso de que el ladrón no actúe solo y utilice a terceras personas que le apoyen en una hipotética encerrona.
– Las motos sin atar que fácilmente pueden cargarse en una furgoneta son carne de cañón.
– A lo mejor fingen una avería en su moto/coche hasta que alguien para. Con la excusa de que les dejes llamar por el móvil, se abalanzan sobre ti y se largan con el botín. Ojo con las zonas donde están situados: si son poco iluminadas o es de noche, no hay tráfico ni peatones, hay descampados cercanos, etc., tú mismo…
– El robo más fácil: esperar a que el propietario “desate” la moto y la arranque mientras le abordan. Incluso pueden hacerlo en marcha, cuando la señalización te obliga a parar (semáforo, stop, paso de cebra, con un coche) o a lo mejor esgrimen una excusa tipo “llevas algo colgando” o “has perdido la matrícula” para que te detengas y revises la moto.
¿Qué hacer?
1.- Llegado el caso, además de llorar y patalear, debes ir de inmediato a interponer la correspondiente denuncia en comisaría.
2.- También es conveniente avisar a tu aseguradora, para facilitar el que no puedan culparte de un posible accidente ocasionado por el ladrón.
3.- Después de esto, lo mejor es tranquilizarte y esperar, pues dar vueltas por los alrededores de la ciudad en el coche o decírselo a todo el mundo que conoces, suele dar pocos frutos.
4.- Pero ¡ojo!, tampoco esperes demasiado. Se han dado casos en los que tu preciada moto se encuentra apilada en el depósito municipal correspondiente junto al resto de vehículos desaparecidos y por el motivo X, no te han avisado. Nunca está de más hacer una visita por si las moscas.
5.- Muchas veces dejamos la documentación en la moto. No es muy recomendable porque aunque al ladrón no le interese, puede tener acceso a todos nuestros datos personales y bancarios (la dirección de nuestra casa, la cuenta corriente en el recibo del seguro, etc.). Lo mejor es llevarla encima.
6.- Antes de final de año, hay que darla de baja en tráfico para que no te cobren el siguiente impuesto de circulación anual.
7.- Los seguros obligatorios o a terceros no cubren el robo, y para que te indemnicen debes haber contratado a parte una cobertura específica con este supuesto. Con los “todo-riesgo” no hay problema.
Tipos de antirrobos
Actualmente hay muchas maneras de romper un antirrobo, pero las más útiles para el ladrón son la cizalla (manual o eléctrica) y la radial (algunas con disco de puntas de diamante). La primera es muy efectiva y en manos de especialistas puede cortar el metal como si fuese mantequilla (como los bomberos en las excarcelaciones de los accidentes de carretera). En cuanto a la radial, ya no necesita de un grupo electrógeno para alimentarse, por lo que su uso no queda reducido a lugares donde haya enchufe. La clave es obligarles a que hagan mucho ruido para cortarlas.
Cadena
Olvídate de la clásica “Pitón-Duch” con funda azul que todos hemos usado alguna vez en nuestra adolescencia, la mejor opción son las cadenas. Son pesadas, ocupan mucho, engorrosas de transportar si no tenemos scooter y de coste algo elevado. ¿Merecen la pena? La respuesta es siempre afi rmativa. Las cadenas de acero cementado de última generación tienen un grosor importante (entre 10 y 14 mm) y cuentan con eslabón hexagonal o cilíndrico para que resbale la cizalla. Pero tan importante es la cadena como el cierre o candado que une sus extremos. Estos suelen ser macizos y están blindados para burlar los ataques más violentos.
La mayoría están dotadas de fundas para protegerlas de la oxidación y no arañar la moto. Las españolas Ifam, Luma y Artago, la alemana Abus y la inglesa Oxford son los máximos exponentes en este sentido.
Candado en U
Los hay de varios tamaños y su rigidez les hace muy interesantes si no queremos que toquen el suelo, algo difícil de evitar con las cadenas.
Candado de disco
Abultan poco y son cómodos de transportar. Los de la marca Xena cuentan con sensores de choque-movimiento y microprocesador, que hacen sonar una alarma en caso necesario.
Fijación Wilock
Se trata de un cajón fabricado en chapa de acero de 10 mm de espesor que pesa 115 kg, donde puede anclarse todo el tren delantero de la moto, quedando así totalmente cubierta y evitando el desmontaje. Tiene protecciones interiores para evitar daños en la moto y cambiándolos puede adaptarse a todos los modelos/tipos de motos del mercado. No es necesaria la pata de cabra ni el caballete: la moto queda sujeta al encajarse en el propio antirrobo.
El Wilock va anclado directamente al suelo mediante unos tornillos blindados de 16 mm de diámetro. También existe una superfi cie giratoria si queremos mover la moto en poco espacio. Cuenta con cerradura de seguridad mediante llave plana reversible y sistema antitaladro y antiganzúa. El precio estándar es de 535 €, pero puede subir según los accesorios extra.
Pitón de manillar
Es específico para scooter y resulta muy seguro. El contrapeso izquierdo del manillar de sustituye por un tetón donde se engancha con llave un extremo de la cadena, quedando el otro extremo sujeto a un soporte metálico atornillado al hueco del asiento. De esta manera la dirección queda inutilizada.
La opción Peugeot
Es la única marca que dispone de algo parecido, aunque sólo sea en el modelo Satelis versión Executive. Del interior del cofre trasero sale una cadena Abus de 1’30 m con la que se puede anclar al lugar deseado.
Localizador GPS
Detector es una de las empresas más conocidas en este aspecto. Mediante un localizador oculto en la moto, rastrean la señal enviada por GPS y determinan el lugar exacto donde encontrarla.
