Royal Enfield presenta ‘Project Origin’, la réplica de su primera motocicleta
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Royal Enfield, el histórico fabricante de origen británico, está presentando muchas novedades en el EICMA 2021. Novedades que miran al futuro, como la SG650 Concept, y novedades que celebran los éxitos de la marca, como la edición aniversario de las 650 Twin. Y ha sido también en su stand de Milán donde han presentado el que es su más claro homenaje al pasado, a sus raíces, al comienzo: el ‘Project Origin’.
El primer prototipo de motocicleta de Royal Enfield lo diseñó el cofundador de la marca, Bob Walker Smith, junto con el francés Jules Gobiet. Un prototipo que fue expuesto en Stanley Cycle Show de Londres y que marcó el comienzo de una exitosa historia. Sin embargo, de ese prototipo no queda hoy en día ninguna unidad que funcione, quedando así perdida una pieza, la primera de ellas, de la historia de Royal Enfield. Tampoco han llegado a nuestros días los planos de diseño del prototipo. Solo unas cuantas imágenes, unas pocas fotografías antiguas, algún cartel publicitario, eso es lo que queda. Con tan poco, ¿era posible reconstruir ese primer prototipo?
En Royal Enfield formaron un grupo de trabajo con el objetivo de revivir la primera motocicleta de la historia de la marca. Gracias al trabajo en colaboración entre los equipos de los centros técnicos de Royal Enfield en el Reino Unido y en la India, así como también de Harris Performance y otros expertos del motociclismo vintage, el proyecto comenzó a avanzar.
Pero no era nada fácil, pues la mecánica de las primeras motocicletas nada tiene que ver con el funcionamiento de los modelos actuales. Una diferencia evidente era la posición de montaje del motor de 1 3/4 CV, que iba fijado al cabezal de la dirección, sobre la rueda delantera, y que a su vez accionaba la rueda trasera a través de una larga correa cruzada de cuero sin curtir. Esta particularidad del primer modelo de Royal Enfield se debía a que Gobiet esperaba que accionar la rueda trasera reduciría el deslizamiento lateral las motocicletas de tracción delantera. A diferencia de la mayoría de motores, el cárter de Royal Enfield estaba partido horizontalmente, lo que evitaba fugas de aceite y goteos sobre la rueda delantera.

Otra característica del modelo de 1901 era su carburador pulverizador Longuemare, el cual estaba instalado en la sección del depósito de gasolina, a cierta distancia por debajo de la culata, mientras que se extraía una segunda alimentación a través del tubo de escape que pasaba alrededor de la cámara de mezcla del carburador para calentar el combustible y evitar así su congelación. El sistema de lubricación en términos generales no era eficiente, pues dejaba de funcionar a las 15 millas de viaje, momento en el que el conductor debía detenerse para inyectar más lubricante.
En la culata se encontraban una válvula de escape mecánica y otra de admisión automática. Esta segunda se mantenía cerrada gracias a un resorte de fuerza reducida y se abría mediante un efecto de vacío. A medida que el pistón bajaba por el cilindro, la válvula de admisión se abría mediante un mecanismo de succión, lo que permitía la entrada de una carga mixta de aire y combustible. Un conjunto de interruptores situado en el eje lateral de distribución accionaba una bobina vibratoria que enviaba una rápida sucesión de pulsos a la bujía. De esta forma la Royal Enfield de 1901 consiguió un funcionamiento que le sirvió como base sobre la que cimentar su historia. No era el mecanismo más eficiente, pero sí innovó para conseguir diferenciarse de otros fabricantes.

El arranque también era muy diferente al que conocemos hoy. La motocicleta se ponía en funcionamiento accionando un pedal. Una vez en marcha, el carburador se abría gradualmente desde una posición al ralentí hasta una posición completa, algo que se controlaba de forma manual. ¿Y si se quería acelerar? No disponía de ningún tipo de acelerador como lo conocemos hoy en día, por lo que la velocidad se modulaba mediante un alzaválvulas que se abría con una palanca manual situada en el manillar.
Respecto a las ruedas, la delantera tenía un freno de cinta que el conductor activaba con su mano izquierda mediante un sistema de cable y palanca Bowden. La trasera también disponía de un freno de cinta, pero este se activaba pedaleando hacia atrás. El sillín era un Lycette La Grande de piel y las ruedas de 26 pulgadas incorporaban neumáticos Clipper de 2 x 2 pulgadas.

En total, este primer modelo de Royal Enfield tenía un coste exacto de 50 libras esterlinas, que calculado con el incremento de los precios y los valores del mercado equivaldría hoya a unas 4.000 libras esterlinas, o lo que es lo mismo, 4.745 euros.
El equipo de desarrollo estudió muy cuidadosamente todas las características de la mecánica de inicios de siglo XX, buscando imágenes, artículos, diseños de otras marcas… El objetivo era el de combinar las modernas tecnologías con las prácticas de hace muchos años para lograr una réplica funcional que fuera fiel al original. Muchas piezas y componentes tuvieron que ser fabricados a mano o con un proceso muy artesanal. Por ejemplo, el depósito de latón doblado, el manillar de madera, los frenos de cinta… El motor y el carburador también fueron diseñados desde cero tomando como referencia las pocas imágenes del modelo original. Querían que la moto ‘Project Origin’ fuera vista como si la acabaran de presentar una réplica funcional que fuera fiel al original. Y lo consiguieron.

Quienes estén interesados en poder ver el retorno del primer modelo de Royal Enfield, podrán visitar el stand de la marca en el EICMA 2021.