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Ruta en moto por Italia

Inés nos cuenta su reciente viaje en moto alrededor de Italia, con parada obligatoria en la fábrica de Ducati y en los circuitos de Mugello e Imola.

Salimos desde Gandia dirección a Barcelona el pasado día 02 de Octubre, donde nos esperaba una gran acogida que nos sorprendió tanto como nos alegró… estuvimos todo el viaje restante acordándonos de todos aquellos que vinieron a recibirnos y despedirnos en nuestra partida. Gente que conocíamos y que no conocíamos personalmente, pero que nos trataron como si nos conocieran de toda la vida. A todos ellos muchas gracias por estar esas horitas con nosotros y siento no haber podido ver a aquellos que, por los motivos que fueran, no pudieron venir, también gracias al menos por intentarlo…

Barcelona – Livorno – Pisa

Salimos desde el puerto de Barcelona a eso de las 00.30 horas con destino Livorno. Nos esperaban 20 largas horas, que de no ser porque teníamos un camarote donde descansar y poder dejar el equipaje, hubieran sido más duras de lo que fueron. También el mar se comportó y no tuvimos ningún tipo de marejada, oleaje, nada de nada: viaje perfecto. Nuestras pequeñas bien amarraditas tampoco sufrieron ningún daño.

Duomo de Pisa, con la famosa torre inclinada al fondo.

El día 03 de Octubre sobre las 20.30 horas aproximadamente llegamos a Livorno y, después de desembarcar, nos dirigimos hacia nuestra primera parada, Pisa. No pudimos resistir la tentación e hicimos una visita nocturna a la famosa Torre de Pisa. Más espectacular de lo que esperaba, junto con el baptisterio, iglesia o duomo y el camposanto. Esa noche buscamos la que sería la primera trattoria de nuestro viaje y la primera pizza de todas las que nos aguardaban durante la semana… ¡¡¡¡Buenísima!!!!

Nuestra visita se volvió a repetir por la mañana y otra vez la volví a ver espectacular como la noche anterior. De Pisa me habían dicho que lo único interesante que tenía era ésto, pero tras pasearnos por ella, descubrí una pequeña ciudad que no me desagradó para nada, con su río y sus puentes, sus calles peatonales adoquinadas, su pequeño acueducto y parte de su antigua muralla incluso…

Después salimos en dirección a San Gimignano, recorriendo parte de la preciosa Toscana, admirando sus paisajes, sus casas típicas con sus corrales, sus gentes, sus colores espectaculares. El tiempo nos respetaba y eso hacía que disfrutáramos aún más de las carreteras que a pesar de ser tipo comarcales, no tenían nada de malo.

Hace tiempo ví un reportaje en la televisión sobre este pueblo y decidí que algún día iría y allí estaba, subiendo a una de sus torres con sus más de 300 escalones, pero la vista desde arriba era maravillosa y mereció la pena el esfuerzo.

Cerca de San Gimignano visitamos por casualidad un pueblo llamado Certaldo, en la plaza central veíamos carteles para coger un telecabina y aunque no entendíamos para qué, buscamos y nos subimos. Nos encontramos en la ciudad antigua de Certaldo a la que solo sé podía acceder de esta manera o a pie como descubrimos un poco más tarde. Vale la pena visitarla si estás por la zona.

Las puerta de acceso a Siena son a cual más bonita.

Tras visitar San Gimignano continuamos nuestro viaje hacia Siena. Al llegar al hotel no pudieron darnos la habitación, así que dejamos las alforjas en un guarda equipaje y nos fuimos en primer lugar a darle la vuelta a Siena en las motos. Visitamos sus diferentes puertas de entrada, a cada cual más bonita, después las aparcamos bien juntitas y nos fuimos a pie a continuar la visita. Todo era subir, bajar, bajar, subir. De Siena decir que fue una de las ciudades que más me gustó y en la que por casualidad coincidimos con el equipo de fútbol de La Roma, quienes jugaban esa misma noche contra el Siena, por cierto, ganó Siena.

Cenamos pizza absolutamente todos los días del viaje.

A todo esto, seguíamos cumpliendo la promesa que nos hicimos antes de salir de casa, comíamos pasta y cenábamos pizza absolutamente todos los días… y como no, caían unos 3-4 helados diarios.. Así volvimos…

Florencia

El día 6 salimos en dirección a Florencia. Las distancias eran cortas en el viaje, lo que nos permitía parar a menudo a disfrutar de lo que nos apetecía ver más detenidamente. El hotel en Florencia lo teníamos en pleno centro, con lo cual las motos no podían estar muy cerca de nosotros, ya que este carecía de parking, así que tuvimos que buscar uno privado para dejarlas y el más cercano estaba a 1 Km. más o menos.

Las distancias eran cortas en el viaje, lo que nos permitía parar a menudo a disfrutar de lo que nos apetecía ver más detenidamente.

Fuimos hasta el hotel para dejar el equipaje y sin darnos cuenta entramos por una zona peatonal con las motos, vaya con nuestra suerte que justo al girar la esquina, había una pareja de policías que nos hizo el alto. Como pudimos les explicamos que el GPS nos había llevado hasta allí sin saber nosotros que no se podía pasar, al vernos tan cargados y de fuera, nos dejaron ir, diciéndonos que fuéramos despacio para no causar ningún daño a ningún peatón… Ufff que respiro…

En Florencia, de fondo el Puente Vecchio.

Supongo que habrá gente que no opine lo mismo que yo, pero la verdad es que no encontré Florencia tan maravillosa como me habían dicho, me decepcionó un poco. Encontré la plaza del Duomo más pequeña de lo que esperaba, el Puente Vecchio como cualquier otro, pero plagado de joyerías y las calles no superables a las de Siena o incluso Pisa, pero esta es mi opinión…

Muguello – Imola – Venecia

Al día siguiente salíamos hacia Venecia pero de camino nos esperaban dos paradas previstas, y una ruta corta pero maravillosa.

Visita obligada al Circuito de Mugello.

La primera parada la hicimos en el Circuito de Mugello, a unos 50 kilómetros de Florencia. Pagamos 5 euros por persona para entrar y me sorprendió ver este circuito que apenas tenía gradas y que desde la zona principal de él, no se podía ver todo el recorrido del circuito. Se trata de un circuito con subidas y bajadas, cosa que no he visto nunca en ningún otro… aunque bueno, la verdad sólo he estado en el de Cheste y por la tele los demás los encuentro tan normales…

Miles o mejor dicho, millones de árboles cada uno de un tono diferente entre verdes, rojos, anaranjados, amarillos, rosas, marrones… algo increíble que nunca olvidaré.

Puerto de Sambuca, en el Appennino Romagnolo.

Continuamos dirección a Imola, para lo cual subimos un puerto de montaña de mil y pico metros de altura, no me divertí demasiado entonces: había mucha niebla y la carretera estaba mojada a causa de esto. Cuando llegamos arriba del todo paramos a comer en un restaurante pequeñito en el que coincidimos con varios moteros más. La bajada fue mucho mejor, la mitad de esta con la carretera aún un poco mojada, pero el resto ya estaba seca, y de niebla ya nada de nada, lo cual nos permitió disfrutar de un paisaje que en la vida había visto, miles o mejor dicho, millones de árboles cada uno de un tono diferente entre verdes, rojos, anaranjados, amarillos, rosas, marrones… algo increíble que nunca olvidaré, y si alguien me pregunta que es lo que más me gustó del viaje, sin duda fue ésto, aunque maldije a mi compañero momentos antes por hacerme subir aquel puerto de montaña…

Llegamos al circuito de Imola que curiosamente, también es un poco raro, en medio de él había una zona residencial o eso nos pareció… aquel día había muchos Porsche Carrera corriendo allí, supongo que haciendo pruebas.

Circuito de Imola

De Imola salimos hacia Ravenna, ya en zona de la costa adriática, y subimos por la nacional hasta Venecia, más de 150 kilómetros en línea recta, muy aburrida la carretera y encima mucho muchísimo tráfico de camiones, fue un poco pesado, la verdad. Llegamos a Mestre que era donde teníamos el hotel y esa noche, aunque tentados por ir a la Isla de Venecia, nos resistimos y nos quedamos por la ciudad.

A la mañana siguiente cogimos un autobús que nos llevo hasta la Plaza de Roma desde donde cogimos un barco-bus y dimos la vuelta a toda la isla. Del mismo modo, con estos barquitos, fuimos a la isla de Murano y recorrimos el gran canal de Venecia. El resto o, bueno, una pequeña parte de Venecia, la recorrimos a pie.

Venecia en moto… complicado. / Plaza de San Marcos

Quien diga que Venecia se visita en un día, no sabe lo que dice, no sólo es interesante la Plaza San Marcos, lo mejor es perderse por el laberinto de sus calles y descubrir todos sus encantos ocultos. Esperaba mucho menos y me volví a sorprender. Me encantó y algún día me gustaría volver y estar más tiempo para volver a perderme en sus callejuelas…

Bolonia – Livorno

Exterior de la fábrica-museo de Ducati

Exterior de la Fábrica-museo de Ducati en Bolonia

De regreso a Livorno para coger el barco de vuelta a casa nos quedaba una última parada y de las más esperadas al menos por mi, Bolonia. Hacia unas semanas había reservado una visita a la fábrica y museo Ducati, de la cual recibí confirmación ya estando en Italia. Me encantó ver el origen de mi pequeña Monster y, aunque la guía nos hablaba en italiano, comprendí casi todo.

Vimos desde el primer motor Ducati que se hizo para una bicicleta hasta la última moto que ganó el Mundial de GP del mundo, la moto de Stoner del 2007

Museo Ducati: bicicleta motorizada

El primer motor Ducati propulsaba una bicicleta ¡Cómo ha cambiado la cosa!

Museo Ducati de Bolonia: moto de Stoner y motores bicilíndricos

Colección de las Ducatis que han corrido Moto GP. En el museo de Bolinia también podemos recorrer la historia de Ducati viendo el progreso de sus motorizaciones

Vimos desde el primer motor Ducati que se hizo para una bicicleta hasta la última moto que ganó el Mundial de GP del mundo, la moto de Stoner del 2007, qué emoción. Y luego ya visitamos durante unas casi dos horas el único Outlet Ducati que existe en el mundo. Todo eso lo pude hacer gracias a la información que encontré en la web de ducatistas.com, a ellos gracias. Bueno, decir que quemé la visa… pero también mereció la pena…

Por la noche visitamos Bolonia y me pareció también una ciudad encantadora, a la cual volveré también algún día a visitarla de día…

Livorno – Barcelona – Andorra – Gandía

Nuestro viaje tocaba su fin. Al día siguiente cogimos el barco y llegamos el sábado 11 de Octubre a Barcelona. Otra vez nuestros amigos estaban esperándonos en el puerto y pasamos la noche allí.

Salimos a cenar y entre cervezas se nos ocurrió que en vez de bajar directamente a Gandia al día siguiente, subiríamos a Andorra a hacer una visita sorpresa a nuestros amigos los Luket’s family. Así fue, nos acompaño otro amigo desde Barcelona y pasamos unas horas muy agradables. Salimos de Andorra a las 17.30 horas con un poco de miedo por el tema de la lluvia pero hasta que llegamos a casa a las 23.00 horas, no nos cayó ni una gota… que suerte!!!

Me ha encantado la experiencia y ya cuento los días para poder volver a hacer algo así o similar. De momento me esperan unas cuantas kedadas y otras tantas concentraciones a las que no faltaré!!!!

Otra vez gracias a los compañeros de Barcelona, Kaigo, Ducatrix, Cyrano, Lola, Spock, Yolo, Jimix, Perillan, Boo y montón de gente más. Y decirles que cuando bajen por Valencia, ya saben dónde está su casa…

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