Saltando fronteras (I): en busca de la determinación
Una Ducati Multistrada 1260 Enduro 2019 ha sido nuestra aliada durante este periplo


Plantearse salir de tu zona de confort rutero y explorar nuevos horizontes requiere algo más de preparación. A pesar de no tener grandes trámites burocráticos que resolver, uno debe de contactar con tu seguro para ver las coberturas que tienes más allá del territorio español y la documentación que te pueden pedir por allá en caso de algún tipo de incidente. También seguros médicos. Por supuesto papeles de la moto con ITV en regla. En realidad llevaba más documentación suya que mía. Además del pasaporte, el carnet internacional tampoco está de más. Se resuelve online y aunque nunca me lo llegaron a pedir es recomendable llevarlo.
Luego está el trazado de la ruta en sí mismo, la selección de países y los días que le quieres dedicar a cada uno. Que te interesa ver de ese gran "buffet libre" que tienes delante. Esta parte a mí se me hace realmente compleja, me siento con la obligación de no dejarme nada pero al mismo tiempo eres consciente que no puedes verlo todo. Hay gente que no le gusta esta parte del proceso y simplemente quiere montar en moto. Todo es respetable. Yo no es que disfrute a tope pero reconozco que tampoco me incomoda. En este punto, lo importante es que logística no te atenace. Si no es tu parte favorita, intenta hacerlo lo más ligero posible sin dejarte ningún punto de los fundamentales, el resto se pueden resolver sobre la marcha.

Y una vez tienes el recorrido vuelvo a recalcular, ahora agregando costes por país. Dónde es más barato repostar o dormir, cosas así. Esta parte sí que es muy conveniente porque con lo que te gastas en un día en Suiza puedes pasar tranquilamente cuatro en Bosnia. Estos factores hay que tenerlos en cuenta antes de arrancar la moto.
Como os digo, algo más de preparación, pero sobre todo predisposición. Es una de las cosas que has de desear con firmeza porque siempre te enfrentas a obstáculos. En muchos casos son temas de presupuesto, familia, miedos… Pero no hay problema sin solución y más o menos todo se puede incluir en la ecuación logística que supone el viaje. Si tu problema es el presupuesto, se puede combatir durmiendo de camping y preparando tu mismo la comida. La familia es un hueso duro, pero recortando los días que pasas fuera como parte de la negociación puede funcionar. Y si no hablas inglés tranquilo: rodando por pueblos de Hungría y Eslovaquia tampoco lo hacen.

Todos tenemos nuestro talón de Aquiles, el mío es el tiempo. Me resulta complicado juntar los días libres necesarios que me permitan realizar una de las cosas que en la vida me hace más feliz. Pero como se suele decir, la vida es una cuestión de prioridades. Y cada cierto tiempo puedo arrancar la moto con algunas semanas por delante para disfrutar de la ruta.
Porque eso es lo que marca la diferencia entre pensar en hacer una ruta y hacerla. La determinación necesaria para lanzarte. No hace falta cambiar tu vida al completo para convertirte en viajero profesional, la aspiración es otra. La moto en realidad da lo mismo. Yo que me considero un gran friki del sector, de esos que disfrutan leyendo las especificaciones técnicas de cada modelo, he aprendido en esta ruta que el instrumento es secundario, lo importante es el músico. Tampoco el dinero, siempre que se llegue a cubrir el gasto mínimo diario.

Y es lo que yo os animo a hacer, encontrar esa determinación porque la recompensa merece la pena. Seguro que más de uno de vosotros con más viajes en moto que yo a vuestras espaldas me dais la razón. Hazlo como puedas, llega tan lejos como quieras, utiliza todo el tiempo que tu vida te permita, pero lánzate a la disfrutar de esta experiencia.
Solo una advertencia desde mi lado: tened cuidado porque es adictivo. Aunque solo sea desde la distancia, ahora entiendo mejor a esos grandes viajeros que abandonan todo y se dedican al viaje por completo. Yo no lo haría, pero les entiendo. Viajar y conocer otros países y culturas es una de las vivencias más interesantes de las que una persona puede disfrutar. Pero, si además agregamos el toque aventurero que supone hacerlo en moto, la coctelera arroja una experiencia irreemplazable. Muy difícil de explicar.
La mayoría, por no decir todos, nos hemos descubierto a nosotros mismos pensando en hacer un viaje largo en moto. El mío, sin grandes destinos exóticos, sin grandísimas aventuras y sin un tiempo excesivo fuera de casa, ha sido suficiente como para conocer esta experiencia. Y el primer mensaje, lo más importante que narrar, es animaros a hacer lo mismo.