Saltando fronteras (II): una salida elegante
Una Ducati Multistrada 1260 Enduro 2019 ha sido nuestra aliada durante este periplo


No os contaré la aburrida etapa de enlace hasta llegar a L'Escala, punto de partida “oficial” del viaje. No me gustan recorrer las autovías en coche, así que imaginaros en moto, pero formaba parte del precio de lo que tenía por delante. La verdad es que por unos motivos o por otros y con la excepción de 'La Transpirenaica', no había ido por Girona. Y es sin duda una de las provincias españolas más afortunadas para hacerlo.
Hay algo en la Costa Brava que lo convierte en una zona diferente en todo el Mediterráneo. Siempre recuerdo que Truman Capote se refugió aquí durante tres largos veranos para escribir A sangre fría alejándose de este modo del ajetreo neoyorkino. Toda la región transmite esa calma acompañada de la estética mediterránea, elegante y acogedora.

Y lo más pegado al mar que se puede rodar tomamos rumbo norte sin mucha necesidad de guiarte por ningún mapa. San Martín, San Pedro Pescador, Ampuriabrava con su fantástico entramado de canales, Roses la patria chica de Maverick Viñales quedaron a nuestro paso con muchas ganas de volver. Pero si hay un pueblo que estará en mi retina para siempre ese es Cadaqués. Aunque Salvador Dalí nació en Figueras y es allí donde tiene su museo, fijo en Cadaqués su residencia de verano y pasaba allí gran parte del tiempo. Si ahora no deja de ser un pequeño pueblito ubicado detrás de una colina, no puedo dejar de imaginar la paz y calma que debía de tener el genio catalán en los años cincuenta. Llegar y salir es un infierno si lo haces en coche y un placer si lo haces en moto. Es el mejor tramo de esta jornada, nosotros lo apuramos de salida hasta Puerto de la Selva y de ahí por la N-260 hasta PortBou.
Cada vez que saltábamos una frontera durante esta ruta era motivo de fiesta. Teníamos en la retina una docena de países por visitar y cada salto te lleva a un universo diferente. Pese a que Francia no era de los países marcados en rojo en la ruta, ya había rodado por la frontera sur y visitado San Juan de la Luz me llamaba mucho la atención conocer la Costa Azul. El precio a pagar es un largo enlace hasta que se llega allí. Y hablando de precios, la gasolina y los peajes franceses no son amigables precisamente.

Pero si habíamos dejado España de un modo muy elegante, las primeras paradas en Francia siguen la misma línea. Aun intentando ser imparcial refiero la parte española, pero Saint-Tropez, Cannes, Niza y Mónaco no desmerecen en absoluto. Tal vez una medida de lujo un tanto desmesurada para un tipo que disfruta más de un paseo en moto que de un paseo en yate, aunque a nadie le amarga un dulce. El problema que tengo con el lujo es que sorprende menos la segunda vez, y cuando se perdida esa capacidad de sorpresa se ve la monotonía desde cerca. Cuando adelantas el primer Ferrari te llama la atención, cuando adelantas al decimoquinto ya los veo todos iguales.
Cannes y su famoso paseo de la "Croisette", que alberga el festival internacional de cine más importante del mundo, no deja de ser un pueblo playero con sus mercadillos los domingos por la mañana y unos desayunos a base de café con leche y croissants. Gente amable por todos los lados, nada parecido a los estirados parisinos. Esa parte me pareció mucho más interesante que no la de los hoteles de lujo. Pero fue Niza lo me pareció lo más destacable de este tramo de la ruta. Tiene muchísima historia y ha sido ciudad fronteriza entre Francia e Italia durante siglos. Tanto es así que ha cambiado de país varias veces. Nosotros llegamos a ella por la puerta grande, recorriendo el Paseo de los Ingleses, la avenida que bordea la costa de la Bahía de los Ángeles. Una de las playas más cotizadas de toda Francia. Sin duda su concurrido casco antiguo fue lo que más me gustó y el peregrinar de iglesia en iglesia, cada una diferente a la anterior. La Capilla de la Misericordia, la Basílica Catedral de Santa María y Santa Reparata y la Iglesia San Martín son tres de las imprescindibles para entre crepe y crepe pasar una jornada estupenda.

Y dejo Mónaco para el final en una de esas carreteras a destacar de todas las recorridas en este viaje. Han sido muchas y muy buenas pero esta es una de las del top 10. Retorcida como pocas, de las que vas dejando el mar y los magníficos puertos y villas a la derecha mientras una escarpada montaña se erige a tu izquierda. Grace Kelly, posteriormente Gracia de Mónaco, falleció en accidente de coche en una de las innumerables curvas de entrada y salida del principado. La velocidad está muy controlada por radares y señales allí donde se fije la vista, se debe ir muy despacio si no quieres que la "gendarmerie" te empapele a precios astronómicos. Pero la verdad es que la carrera es tan intensa que no necesitas la velocidad como aliada, simplemente disfrutas del paseo.
Elegancia, lujo y belleza a raudales en las primeras jornadas del viaje. Y aunque no es el principal motor de este viaje, sí que la diversidad de culturas y gentes que por aquí te encuentras forma parte del camino. Ya estábamos cerca de Italia, de la anteriormente recorrida Italia que tantas alegrías me había dado y la que a la postre me convirtió en un viajero en moto más. A ella se lo debo.
