La red española de autopistas de peaje cerrará el año 2013 con una media de 16.000 usuarios al día, lo que supone un 3,6% menos que en el ejercicio anterior. Llama particularmente la atención que este volumen de tráfico se ha ido reduciendo hasta niveles de la década de 1990.
Al tiempo que los precios han ido subiendo considerablemente en los últimos años, se da la circunstancia que desde el 2006 el uso de este tipo de vía se ha reducido en un 33%, siempre según estadísticas del Ministerio de Fomento. Por otra parte, la red de autopistas de peaje también ha crecido en un 7,4%, con un total de 2.560 kilómetros en la actualidad.
La mayor de las paradojas volverá a repetirse el próximo 1 de enero de 2014, cuando las tarifas subirán un 1,85% adicional. Del total de las autopistas de peaje en funcionamiento actualmente, sólo cuatro de ellas se salvan de las pérdidas (dos tramos de la AP-7, la AP51 y la AP 53), mientras que al menos diez de ellas se encuentran en situación próxima a la quiebra.
Ante este panorama, los motoristas volverán a pagar más que nadie por su uso, ya que se mantienen las tarifas idénticas a las de los automóviles cuando el desgaste de la vía por el peso y número de ruedas del vehículo es manifiestamente inferior. Si a los automovilistas les hicieran pagar lo mismo que a los camiones, las asociaciones de usuarios no tardarían en poner el grito en el cielo.
