Sepang y el mecanismo del botijo


Se esperaba con mucho interés la llegada de MotoGP a Sepang, en especial por la controvertida curva 15 y su nuevo perfil, que en la víspera de los entrenamientos puso en alerta a los pilotos, recibió no pocas críticas, y sembró las dudas sobre el sentido que tenía este nuevo diseño. Al final, no fue para tanto. La curva 15 no resultó el caos que muchos temían. *El problema fue otro: un asfalto que no se seca.
El nuevo firme de Sepang ha eliminado los baches existentes, y ha mejorado enormemente el nivel de agarre de la pista. Faltaría más, porque de lo contrario habría sido un absoluto desastre. La principal queja de los pilotos es que el drenaje no es tan eficaz como antes. Los parches de humedad permanecen y el secado es muy lento, apenas se nota. También hay que reconocer que en este fin de semana el sol no ha azotado con la fuerza que de costumbre, con lo que la temperatura no ha sido excesivamente elevada.
Pero la mayor carencia del asfalto es que lejos de eliminar la humedad, esta aflora, como en un botijo. Supongo que habréis oído decir más de una vez la expresión “eres más simple que el mecanismo de un botijo”. Porque es verdad, es de lo más sencillo: el agua se filtra por los poros de la arcilla, y al contacto con el exterior se evapora, produciendo el enfriamiento. Pues en Sepang parece que su asfalto, una cubierta porosa precisamente para propiciar el drenaje de la superficie, ha tenido el mismo efecto de un botijo: la humedad filtrada se ha evaporado a la superficie.
Tiempo atrás, la curva del túnel, en el Jarama, padecía el mismo problema: sus diversas capas de asfalto actuaban igual que un botijo.
Además, esa evaporación va acompañada de un enfriamiento (por eso el agua de los botijos siempre está tan fresquita…), con lo que los pilotos de Moto3 se han encontrado con zonas de poco agarre: una humedad que exteriormente no se percibía con facilidad, y *una temperatura de asfalto inferior a otras zonas de la pista. Y, como consecuencia de ello, han llegado tantas y tan malas caídas, porque se han producido de improviso, sin esperarlas.
Esto del efecto botijo no es nuevo, aunque dado el nivel de exigencia en el estándar de los circuitos actuales, no es muy normal que se produzcan cosas así. La curva del túnel, en el Jarama, también sufría el mal del efecto botijo, porque tras varios reasfaltados, capa sobre capa, se filtraba la humedad entre capas y con el calor afloraba a la superficie… Y precisamente la del túnel no era una curva para darse sustos. La reforma acometida en 1990 puso fin al mal endémico de aquel tramo.
Sea como fuere, sorprende que la pista de Sepang tenga esta importante tara. También se podría ver de forma evidente en ambas rectas que el asfaltado era muy diferente en el margen derecho de la calzada, que se presentaba mucho más mojado que el izquierdo. El resultado es que los pilotos de Moto3 han servido de conejillos de indias en un fin de semana complicado, y lo han pagado carísimo, porque ha habido varios lesionados, aunque la peor parada de todos, María Herrera, se ha caído por una circunstancia que no tenía que ver con el asfalto: hizo el afilador con Livio Loi y perdió violentamente la rueda delantera. Una pena, porque estaba haciendo su mejor carrera del año.
Lo que resulta difícil de comprender es por qué Dirección de Carrera esperó hasta la caída de María para suspender la carrera, precisamente con un incidente que no era achacable al estado de la pista. Encuentro más lógico detenerla tras la caída de Martín, que provocó el accidente múltiple, con un total de cinco pilotos caídos, algunos con lesiones, o después la caída de Suzuki, al que siguieron instantes después Mir, Binder y Dalla Porta.
Los pilotos de Moto2 y MotoGP tuvieron la suerte de que lloviera, y en esas condiciones se dieron pocos sobresaltos en comparación con las escasas catorce vueltas de Moto3.