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Suspensión y neumáticos: entendimiento mutuo

Fotos: Bridgestone/SMN
Siempre parece que cuando tratamos cualquier aspecto relacionado con los neumáticos nos olvidamos de todo lo demás, y no debe ser así. Si queremos optimizar su rendimiento y lograr un correcto funcionamiento de los mismos también debemos realizar un tarado de suspensión acorde a nuestras necesidades.

Tarde o temprano todo el mundo cambia de neumáticos, independientemente del tipo de moto y el uso realizado, pero mucha gente nunca revisa la suspensión, un error que puede repercutir en el mal funcionamiento de los primeros. Desgaste prematuro, deformaciones inesperadas o inestabilidad pueden producirse más bien por un mal tarado de horquilla/amortiguador y no tanto por la calidad del neumático o nuestra manera de conducir. Nuestra seguridad es lo primero.

Si el estado de las gomas es el correcto y las inflamos con las presiones recomendadas por el fabricante, el siguiente paso es revisar la suspensión ya que su principal tarea es que ambas ruedas estén en contacto con el suelo el mayor tiempo posible garantizando un buen agarre en todo momento, sin rebotes ni oscilaciones. En este sentido, el peso del conductor condiciona el tarado, al igual que la superficie por donde circulamos (asfalto, tierra, nieve…).

Amortiguador Öhlins

Una horquilla o un amortiguador se componen, básicamente, de muelle, cámara de aceite/aire, válvulas (por donde circula el aceite) y sus correspondientes regulaciones (si las lleva) mecánicas (o electrónicas en motos de última generación). Estado y tipo de aceite, precarga, hidráulicos, retenes sin pérdidas… todo influye. No debemos hacer topes, que la velocidad de trabajo de las mismas sea equilibrado y que todo “fluya”, un compromiso difícil de encontrar a la primera.

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