Nos imaginamos que el resultado pudo partir de dos amigos delante de un ordenador navegando por Ebay. A la vista de un motor de Yamaha YZ125 tirado de precio, uno de los dos debió decir esa frase de “a que no hay gües de comprarlo y usarlo en el kart que tienes en el trastero”.
Tras unas cuantas horas de ajustes varios, los aproximadamente 35 cv del motor de Yamaha animaban ya un vehículo de dos ruedas. Era el momento de disfrutar de máquina de hacer derrapes y, curiosamente, incluso caballitos. Si es que la cabra siempre tira al monte…