Ayer arrancaba el test de MotoGP en el Circuito de Portimao, un trazado desconocido hasta ahora para los pilotos de la máxima categoría. Además de los pilotos probadores, también se dieron cita algunos oficiales. Aunque estos solo pudieron rodar con motos «de Superbikes» debido a las limitaciones del reglamento, la jornada les ha servido para poder conocer la pista. Un trazado muy técnico y espectacular en el que las MotoGP levantan ambas ruedas del asfalto en algunos cambios de rasante.
Fue también el reestreno de Jorge Lorenzo como probador de Yamaha, y a lomos de una YZF-M1 de 2019. Tras nueve meses sin subirse a una moto (la última vez fue en pretemporada, en Sepang), el balear ha acusado la inactividad y ha terminado muy lejos de los tiempos de referencia. Mientras Aleix Espargaró era el más rápido con un crono de 1:40.170, Lorenzo bajaba ligeramente del 1:45, rodando casi a cinco segundos.
Está claro que el trabajo de Lorenzo no era ir rápido sino sacar conclusiones sobre los neumáticos y la puesta a punto, de cara al GP que se disputará en el trazado portugués. Sin embargo, y conociendo al mallorquín, seguro que no le ha gustado nada verse tan lejos de la cabeza y sobre todo por detrás de pilotos que han llevado motos de Superbikes, como el caso de Viñales u Oliveira.
«Por supuesto que no es fácil volver a pilotar una MotoGP después de un parón de nueve meses. Mañana vamos a jugar un poco más con los settings para ver si podemos mejorar y dar un gran paso adelante.«
Lorenzo también tuvo palabras para describir el Circuito de Portimao, el cual lo ha definido como «único en comparación a otros circuitos, y tiene muchos desniveles, y es muy divertido. Espero que mañana tenga un buen feeling y podamos trabajar más.«
Hoy, los pilotos probadores de todas las marcas seguirán rodando mientras que los oficiales han puesto rumbo a Le Mans, donde este fin de semana tendrá lugar el GP de Francia.
