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Una moto eléctrica también permite hacer el gamberro… y mucho

Fotos: SMN
El futuro son las motos eléctricas. Bueno, en verdad vehículos eléctricos de dos y de cuatro ruedas. Por mucho que nos pese, los motores de combustión están abocados a permanecer en los museos y las colecciones. Y en contra de lo que podemos pensar, una moto eléctrica también puede llegar a ser muy divertida.

Es una pena no tener ya una centena de años. O en caso contrario, poder acceder a lo que se decía en su momento a principios del siglo pasado cuando el motor de combustión dejó apartado el de vapor y con ello, los primeros intentos de hacer automóviles movidos por la fuerza de sus calderas.

Estamos casi seguros de que por aquel entonces los defensores de la máquina de Watt aseguraban que aquel motor movido por bencina, la cual sólo podría ser adquirida en las farmacias, no tendría el más mínimo futuro. Sin embargo ya tiene más de cien años y hasta ahora nadie parecía dispuesto a disputarle el trono.

Sin embargo los vehículos eléctricos han ido marcando el paso en los últimos años. Un paso firme con el que han revolucionado un sector. No nos engañemos, pues los vehículos eléctricos existen incluso desde antes que los de combustión, pero las tecnologías para el almacenamiento de la energía eléctrica no estaban tan avanzadas como en la fecha.

Es cierto que algunas veces lo que parece el futuro se queda en nada. Sony no estuvo muy acertada con el Láser Disc y tampoco los discos de 5 1/4 se consolidaron en el mercado. Quizás ese sea el futuro que le depara a los vehículos impulsados por hidrógeno. O quizás los eléctricos. Pero en cualquier caso, de aquí a 15 años echaremos la vista atrás y el avance nos dará vértigo.

Pero no tenemos motivos para pensar que lo que vaya a venir será peor. De momento será diferente y luego ya el tiempo dirá si es mejor o peor de lo que disfrutamos ahora mismo. Y ahora mismo por lo que vemos, también nos podemos divertir y para muestra el siguiente vídeo donde con una Alta Motors eléctrica también uno puede hacer mil y una gamberradas. Incluso entrar derrapando, estilo supermotard con el manillar al suelo como si de Rudolf Bauer o Masatoshi Ohmori se tratase.

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