Yamaha TZR80RR, restaurando sueños de adolescencia
Te contamos las partes del proceso y en que errores no debes incurrir


En ocasiones, nuestra mente empieza a divagar con momentos pasados, donde nuestra mayor felicida, y casi única tarea, era la de salir a dar una vuelta con los colegas del barrio, a lomos de nuestra flamante Yamaha TZR80 (el que la tuviera). Otros lo hacían con ciclomotores de la época, e incluso si eras de “alta alcurnia” podías tener la suerte de que tus padres accedieran a comprarte una 125 cc. Eso ya eran otros “López “y a principios de los 90, la mayoría de los chavales que nos relacionábamos, soñábamos con tener alguna vez alguna de esas octavo de litro nacidas para dominar el asfalto.
Pero lo que es cierto, es que ya casi en la cuarentena, uno tiene otros hobbies con los que entretenerse, y no son precisamente los de irte con los colegas a todas las horas del día, o rondar el barrio a base de acelerones en nuestras pequeñas chicharras. Pero sí que es cierto que ya sea por nostalgia, por no haber tenido una en su tiempo, o porque se están poniendo de moda todas aquellas motocicletas de baja cilindrada, en especial las 2T, mucha gente está volviendo a desempolvar o comprar alguna unidad con la idea de sanearla o, en algunos casos, de restaurarla por completo. Y aquí es cuando entro yo para darte algunos consejos para que no desesperes con ello y, al ser posible, tu mujer no decida echarte de tu casa.

Hace más o menos unos tres años, después de varios meses de darle vueltas a la cabeza y buscar alguna unidad decente que no me costara demasiado, me lancé a la compra de la que fué mi primera motocicleta: una Yamaha TZR80RR. A priori la moto no llevaba más allá de un arrastrón y falta de poner a punto. Además algunas de sus piezas originales, habían sido sustituidas a lo largo del tiempo por recambios que nada tenían que ver con las que la moto traía de serie. Pero como asustarme no es lo mío y no me pillaba demasiado lejos una tarde, con la ayuda de un familiar fuimos a cerrar el trato y traerla a casa.
Ahí empezó el “rosario de la aurora”. Ya en el taller de un buen amigo, empezamos a desarmar pieza a pieza hasta que quedó completamente desnuda, solamente con el chasis y motor. La idea era estas dos partes dejarlas tal y como estaban porque, en apariencia, no parecían estar en mal estado. Evidentemente a la mecánica más adelante se le haría una puesta a punto completa, pero mi idea era dejarla tal y como estaba de momento, centrándome más en la estética y piezas que necesitaba encontrar, para llevarlo todo a su originalidad inicial.

En los siguientes días pasó por chapa y pintura. Tanto el carenado al completo, como varias piezas metálicas, estaban listas para montar después de haber sido tratadas y pintadas. Yo, mientras tanto, encontré quien me hiciera todos los vinilos que trae el modelo, ya que encontrarlos en la propia marca era casi imposible. El chico que me atendió puso su tiempo y esmero en ello, y después de unos días de pruebas y confección, había conseguido darle forma a estos y pude ir a recogerlos.
Mientras tanto, a lo largo de los días y en mis ratos de tiempo muerto, me movía por foros, grupos de Facebook, e incluso de Whatsapp del modelo en cuestión, donde es increíble el conocimiento de algunos de sus integrantes y como te pueden sacar de más de un problema en la búsqueda de todo aquello que vas precisando para darle forma a tu ansiada Yamaha TZR 80RR.

En mi caso, fueron muchos elementos que necesite para devolverla a la imagen y semejanza de aquella Yamaha TZR que salió en 1995 de las líneas de montaje de la marca. Desde manetas nuevas, pasando por un juego de intermitentes, espejos retrovisores, puños, cúpula, tornillería y un largo etcétera que algunos momentos prefiero no pensar. ¿Y por qué digo esto? Básicamente porque este tipo de restauraciones por momentos se te pueden empalagar.
Lo que tú creías que era una pintadita y a volar, se convierte en un camino tedioso hasta llegar a conseguir lo que tú deseas con tantas ganas. Varias semanas después y con todo montado, llegó el momento de poner a punto su motor, así que con la ayuda de otro de esos amigos que siempre están ahí para lo que se necesita, nos pusimos manos a la obra. Y cuál fue la sorpresa cuando me llamó y, con una tibia voz que provenía del otro lado del aparato, escuche eso de: “Houston tenemos un problema“ y vaya si lo tenía… Yo, evidentemente.

El eje de equilibrado de la TZR y los piñones primarios del motor, estaban simple y llanamente destrozados. El problema, en este caso, es que esas piezas cuestan más que comprar un motor completo de segunda mano. Y esa fue precisamente la solución al problema. Yo, con mis sueños esparcidos en el aceite de aquel motor, me puse a la búsqueda de uno nuevo, tarea para nada fácil dado que, quien posee alguno no quiere venderlo precisamente por esa misma razón, tenerlo de repuesto.
Nuevamente y con esa magia que posee internet y las redes sociales de encontrar todo aquello que te propongas, di con un buen samaritano que después de contarle mi triste historia, y pensárselo detenidamente, accedió a venderme uno de los tres que atesoraba en su taller particular. Con la nueva mecánica ya instalada, pintada y vinilada por completo, y montados todos los accesorios que a lo largo de varias semanas había ido acopiando en mi casa, de una manera cuidadosa e incluso hasta enfermiza, pude por fin disfrutar del primer paseo en la pequeña deportiva japonesa que tantos buenos ratos me había hecho pasar en mi adolescencia.

Pero claro, ya no estamos en 1998, ni yo tengo 16 años. Ya ni hablamos de las motocicletas que he tenido a lo largo de estas casi dos últimas décadas superiores en todo a la TZR. Y tú te preguntarás.. ¿¡pero quieres decirnos algo ya!? Pues sí, que el paseo fue algo decepcionante y revelador a la vez. Por un lado me di cuenta de las limitaciones de aquella bella máquina, que evidentemente hace más de 20 años, no las sentía como tal. Su pequeño motor de 80 cc y apenas 15 cv de potencia, está muy bien para darte vueltas por tu barrio cuando eres un chaval, pero no para buscar prestaciones en 2020.
Por otro y para mi desánimo particular, entendí que ya tengo casi 40 tacos y que como se suele decir en mi pueblo “No es moco de pavo“. Ya no soy aquel crío que soñaba día y noche con tener una Yamaha TZR y que cuando la tuve, me hizo ser el tío más feliz del planeta. Ahora la película es bastante distinta, pero sí que he comprendido algo en todo esto, y es que tienes que intentar disfrutar de la manera que más te guste y yo, que no tengo arreglo, lo hago con todo lo que tiene motor y ruedas.

Ahora bajo casi a diario a la cochera donde pernocta mi querida TZR y verla terminada y con ese aspecto de “casi nueva”, me produce una gran satisfacción. Arrancarla y escuchar el claqueteo de su motor 2T. Pero sobretodo el olor a aceite quemado saliendo de su escape, me tele-transporta a otros tiempos que ya no volverán, pero que al menos, podemos emularlos. Así que si estás pensando en hacerte con una como esta o similar, te doy una serie de consejos que quizás te vengan bien a la hora de ponerte a la búsqueda y posterior adquisición.
- Busca con tranquilidad y no te arrebates
- Mira las unidades que sean necesarias antes de dar el paso.
- Intenta que la unidad que adquieras este lo mas en orden posible, ya que después pueden venir desagradables sorpresas, sobre todo en lo monetario, a la hora de ponerla a punto.
- Ten claro el modelo que quieres adquirir y no te dejes llevar por la locura del momento. Es decir, si tu ansias una TZR, no compres unas Honda NSR, por ejemplo, porque te aparezca en el camino. Terminarás vendiéndola y vuelta a empezar.
- Infórmate de antemano que te puede costar cada una de las cosas que necesites cambiar o reparar en la unidad que te hay cuadrado más. Evitarás sobresaltos en un futuro.
- Pregunta, infórmate, investiga sobre los males endémicos de ese modelo en cuestión, valorando pros y contras a la hora de hacerte con ella.
- Cerciórate de que hay recambio. Esto es muy importante, ya que tal y como está el tema hoy en dia con esta pasión desbocada por las old school, cada vez es más difícil y costoso de encontrar determinados componentes en algunos modelos.
- Huye de las gangas sin tener conocimientos al menos básicos de mecánica. Las sorpresas estarán donde tú no puedas verlas.
- Si de lo último no entiendes mucho, intenta que alguien que sí sepa te eche una mano en tu búsqueda. Ganarás tiempo y dinero.
- Únete a grupos de Facebook, Whatsapp y foros especializados sobre el modelo o el segmento en cuestión, allí hay verdaderos gurús de la materia, que generalmente te echaran una mano.
- Y en definitiva disfruta cada paso que des, desde la búsqueda, pasando por la adquisición, hasta la puesta de largo como tú lo imaginabas. ¡Solo se vive una vez!.