La velocidad máxima no lo es todo, pero un buen registro de este tipo certifica que hay potencia de sobra. En el pasado, las Honda de MotoGP eran las motos que marcaban con bastante frecuencia la velocidad punta en cualquier circuito. Pero en esta ocasión hemos visto un notable paso atrás de la RC213V 2016 en este apartado. Mientas que el año pasado Marc Márquez marcó la velocidad punta de MotoGP en el Gran Premio de Qatar, alcanzando los 350,5 km/h, este año la marca de Honda se quedó en 342,7 km/h (Márquez y Miller).
El año pasado las tres motos más rápidas fueron Honda; en este, la mejor está octava, con seis Ducati en las siete primeras posiciones de la tabla. Y la RC213V de fábrica fue incapaz de mejorar el registro que logró el año pasado la Honda RCV1000R de la clase Open, con la que Miller fue capaz de rodar a 343,9 km/h.
Esto pone en evidencia un importante cambio: la Honda RC213V ha dejado de ser una moto agresiva, que irradia potencia de sobra, para convertirse en una moto más dócil, a costa de sacrificar prestaciones. ¿Por qué? Sencillamente porque con la entrada en funcionamiento de la nueva electrónica única, Honda ha tenido que renunciar a sus sofisticados sistemas de control, que gestionaban un motor muy complejo. Seguramente la gestión electrónica en el motor de la Honda tenía mayor importancia que en otras motos precisamente porque su carácter excesivamente agresivo requería un importante intervención.
Las menores prestaciones actuales, manifestadas en una pérdida de aceleración y, por tanto, de velocidad punta, ponen de manifiesto una nueva configuración de motor: ¿ha adoptado Honda un motor con cigüeñal contrarrotante? Aunque oficialmente no se ha confirmado, es evidente es que la orden de encendido del motor ha sido modificada. Puede haber dos opciones: un cigüeñal con mayor masa que genera más inercia a costa de sacrificar prestaciones, o quizás un orden de encendido modificado, con un cigüeñal contrarrotante.
De ser así, sería la última marca que incorpora esta configuración ya presente en Ducati, Yamaha, Suzuki, y desde esta misma temporada también Aprilia en su RS-GP 2016. Normalmente Honda siempre es una referencia en tecnología y suele ser una de las marcas más innovadoras: en 1992 modificó el calado del cigüeñal en su NSR 500 que dio paso al motor “big bang”, un cambio que revolucionó por completo el Mundial de 500. Y años después, en 2012, llegó el cambio “seamless”, convertido en elemento fundamental en las MotoGP modernas.
