Hace poco vimos un tremendo vídeo de un accidente en el que el piloto sobrevivió gracias a la protección extra de un mono con airbag y esto nos hace reflexionar sobre este nuevo tipo de protección, que claramente ha llegado para quedarse y no es ninguna moda pasajera. La primera vez que se habló de airbag para motos, la idea se centró precisamente en eso: la moto. Como en los coches, hubo algunas ideas para que la propia moto dispusiera de protecciones hinchables, incluso alguna llegó a la serie (Honda GoldWing). Pero enseguida la idea cambió radicalmente: un airbag es «seguridad pasiva» (actúa cuando el accidente ya es inevitable) y la seguridad pasiva, en moto, depende sobre todo del equipamiento del motorista. Lo lógico, pues, es que esa protección extra que puede ofrecer un airbag esté… en la ropa del motorista.
Así es como empezaron a desarrollarse «airbags» para los más expuestos a golpes y lesiones: los pilotos de MotoGP (y otras categorías). En ese ambiente se avanzó mucho en el control del «disparo», desarrollando sensores y programas que detectan cuándo el piloto está en una situación normal, incluso muy cerca del suelo en plena curva por ejemplo, o cuándo está cayéndose o ha sufrido una caída violenta lanzado al aire. Todo esto después ha pasado a los usuarios que vamos en moto día a día, para controlar situaciones normales y proteger en caso de accidente, a base de detectar el momento en que éste se produce. Los modelos más sencillos llevan un disparador tipo «hombre al agua», es decir, un cable que une piloto y moto, y cuando éste sale despedido (golpe o caída) dispara el hinchado de las protecciones.
Ahora mismo las principales marcas especializadas ofrecen diferentes tipos de monos o chaquetas con airbags. Incluso algunos tienen chalecos que sirven para contar con la protección extra de un airbag en cualquier prenda. En este último caso además subrayan la superior protección que ofrece en airbag respecto de las protecciones «pasivas» tradicionales, incluso las certificadas. La protección del pecho, por ejemplo, sólo transmite hasta 2,5kN de fuerza al piloto, mientas una protección sólida certificada nivel 2 llega hasta 9kN, es decir, un 300 por ciento mejor el airbag. En la espalda ocurre algo parecido: el airbag transmite como mucho 4’5kN de fuerza y una espaldera certificada nivel 1 puede llegar a transmitir hasta 18kN, es decir, en este caso el airbag dispersa un 400 por ciento más de energía. A medida que se generalice su uso los precios (ahora mismo altos) se ajustarán y ayudarán a que se popularice su uso y todos vayamos mejor protegidos.
