El fin de semana no ha ido del todo mal, en los entrenamientos hemos estado siempre delante, con un buen ritmo, y rematándolo con una nueva pole, por lo que afrontábamos la carrera con confianza para luchar por la victoria.
La carrera empezó con una buena salida, y las primeras vueltas las hice con cuidado para que se calentasen bien los neumáticos. Después no sé bien lo que me pasó con la pizarra, mi mente se quedó embobada vuelta tras vuelta con una pizarra que no era la mía. Ya sé que suena raro. Cuando me di cuenta, después de nueve vueltas, me dije a mi mismo: ¡Pero cómo llegas a estar tan tonto!
Imaginaos a esa altura de la carrera, rodando con tranquilidad, pensando que llevo una buena renta de segundos y, en realidad, el rival está enganchado como una lapa. En cuanto me di cuenta dejé pasar a Jordi para ver si se me pasaba el susto.
Después volví a pasarlo para subir un poco el ritmo, hice vuelta rápida y record de pista, y logré separarme 0.4 pero, a dos vueltas para el final, un doblado que se me puso en medio de las rápidas de Jerez me hizo perder esa bonita ventaja. A partir de ese momento empezamos a pasarnos y repasarnos hasta el final de carrera, con alguna pasada algo justita, con toque incluido de Torres, pero me quedaba la última curva de Jerez.
Me preparé muy bien las curvas rápidas para salir más veloz que él y adelantarle en la frenada de la última curva. Me salió bien, logré emparejarme en la frenada con él, ya lo tenía, y de repente, al fondo, vi a los marshals cómo socorrían a un piloto y banderas amarillas… ¡¡NOOOO!! , pensé. Tuve que tirar fuerte de frenos y dejar pasar a Jordi. En ese momento no me lo podía creer, se me acababan de escapar los 25 puntos. Qué mala leche que me entró en ese momento, pero qué se le va a hacer, así son las carreras, a veces les favorecen a unos y a veces a otros.
Espero ir con más ganas a Motorland Aragón, a ver si me viene un poquito de motivación extra.
¡Nos vemos!
