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El Ayuntamiento de Madrid sigue implantando radares

Los últimos movimientos del ayuntamiento de la capital continúan en la línea de grandes inversiones en radares para controlar la velocidad en diferentes puntos de la ciudad. Las últimas "incorporaciones" a la plantilla son uno múltiple en la M30, la salida del Paseo de la Castellana y la entrada a Madrid por la A-42.

Mientras los informes sobre los accidentes de tráfico siguen siendo demoledores debido a los puntos negros de las carreteras españolas, las diferentes administraciones con capacidad para poder afrontarlo no dejan de invertir el dinero en máquinas sancionadoras en lugar de solucionar las deficiencias de una red cada vez en peores condiciones.

El último y no por ello menos flagrante caso es el del Ayuntamiento de Madrid, uno de los más endeudados del panorama nacional, que no ha dudado en instalar un buen puñado de radares, fijos y móviles para “velar por la seguridad” de los usuarios de las vías públicas madrileñas.

El primero de ellos es un multirradar situado en la M30, concretamente en el punto kilométrico 16,530 del túnel, entre la incorporación a la vía desde el Puente de Segovia y la del Paseo de la Ermita del Santo. El citado aparato, capaz de captar las infracciones de velocidad de todos los carriles, está en funcionamiento desde la pasada semana tras un periodo de prueba de dos meses. En ese punto únicamente se puede circular a 70 km/h y con una tolerancia del 10%, es decir a 78 Km/h salta.

Otras dos incorporaciones a la lista de radares fijos de la capital son los recién instalados en el final del Paseo de la Castellana, justo antes del desvío para la M-30 y el de la entrada a la ciudad por la A-42 justo tras pasar el puente de la Plaza Elíptica. En ambos casos se tratan de dos puntos limitados a 50 km/h.

Por último, el consistorio dirigido por Ana Botella ha adquirido cuatro coches en forma de leasing que cuentan con sendos radares.

Además de estos movimientos, el Ayuntamiento de Madrid no descarta instalar nuevos radares en los próximos meses y ya estudia colocar uno en la salida de la calle de O’Donnell, una zona en la que ya es habitual ver a un coche camuflado a la caza del infractor.

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