Prueba a fondo Guantes RST Paragon Thermo: manejabilidad calefactada
Los guantes RST Paragon protegen del frío y de las caídas, calientan y ofrecen un tacto ideal

En cierta ocasión tuve la oportunidad de hacer alguna pregunta a Marc Márquez sobre la seguridad y la integridad de los pilotos. Mediante mi consulta, pretendía saber qué parte del cuerpo sentía más desprotegida en la pista. El astro catalán no lo dudó ni un momento y señaló a las manos, añadiendo que aún no se ha conseguido un compromiso equilibrado entre la protección frente a los golpes y la abrasión de una caída y el tacto para el mejor pilotaje.
Con la protección frente al frío ocurre lo mismo que en el caso de las caídas, y es que, inevitablemente, el grueso del guante merma el tacto que transmite a la mano. Y, en este punto, los RST Paragon Thermo guardan un interesante equilibrio, dado que no necesitan un grosor exagerado, gracias a su logrado sistema de calefacción. De esa manera, lo guantes de la firma británica ofrecen un tacto digno de un guante de entretiempo, resultando uno de los más efectivos frente al invierno más crudo.
Al introducir la mano en el guante, se percibe la sensación instantánea de un forro suave, y a la vez firmemente afianzado a todas las paredes interiores, de manera que resulta prácticamente imposible la formación de esos pliegues interiores que resultan tan molestos. Todo ello gracias a unas costuras de los dedos que dan su puntada por fuera. A continuación, al ajustar perfectamente la mano dentro del guante, llega la segunda sensación, percibiendo el aislamiento con el que la envuelve, al mismo tiempo que la cámara de aire que se forma toma temperatura de inmediato.

Calefacción
El sistema que calienta cada guante RST Paragon Thermo se alimenta mediante una batería recargable, conectada y alojada bajo el antebrazo. Sobre el dorso de la mano, se sitúa un pulsador, blindado con goma frente a la intemperie, que va cambiando de color a medida que lo vamos apretando, y una vez que lo hemos mantenido pulsado durante tres segundos para encenderlo. Verde para el grado más bajo y rojo para el más caliente, con el ámbar para el nivel intermedio (con 50º), tomando así la secuencia de un semáforo.
La sensación térmica con la luz verde encendida apenas se percibe, cuando la temperatura ambiente no es demasiado fría, mientras que sirve para templar la mano cuando es más baja. Con el color ámbar será probablemente el que llevemos durante más tiempo encendido, dado que su calor es el que más se adapta a las temperaturas medias invernales de nuestra latitud; aunque todo dependerá, claro está, de lo friolera que sea la mano de cada uno. El rojo, por su parte, calienta nuestras manos frente a los fríos más crudos, resultando francamente efectivo a temperaturas muy bajas.
Por otro lado, el calor que genera el sistema RST de los guantes Paragon Thermo se extiende por todo el dorso de la mano, desde la muñeca hasta el extremo de cada dedo. Como vimos en su día el consumo eléctrico sube gradualmente (desde unos 3 hasta 7 vatios) y la duración de la batería cambia lógicamente a menos (desde algo más de 5 hasta unas dos horas y media) según el calor elegido. Una conexión a la batería de la moto sería un buen complemento para los más viajeros y no tener que administrar la energía usada en un trayecto largo. El cargador, por su parte, necesita unas seis horas para dejar listas las baterías de litio, con todo su potencial listo para calentarnos en esos tiempos señalados.

Frente a la lluvia
Los guantes Paragon Thermo están confeccionados en cuero de vaca que RST califica de calidad superior, con un recubrimiento impermeable a base del material calificado como “sinaqua”. Tras más de dos mil kilómetros de prueba, pudimos comprobar que mantienen las manos secas durante un rato de exposición a la lluvia, si bien es verdad que no se trata de unos guantes submarinos. Para contribuir a su estanqueidad, se ajustan en el antebrazo mediante un cordón que cierra y sella un borde de material plástico.
En definitiva, que estos guantes aguantan bien la humedad de la niebla, también la lluvia fina, e incluso un breve chaparrón, manteniendo las manos completamente secas, algo a lo que también ayuda el calor que genera su sistema de calefacción.
Una cosa es un chaparrón y otra bien diferente atravesar una cortina de agua, con el cielo jarreando. En esas circunstancias, que también probamos, los RST Paragon Thermo ya no se comportan como unos guantes acuáticos. Pasamos por esa dura circunstancia de sufrir un fuerte aguacero sobre una moto…, una naked, para más señas. Bien. Si el panorama que tenemos enfrente nos presagia que nos vamos a empapar, sin más remedio, conviene tomar la precaución de apagar la calefacción, porque de todos es sabido que los sistemas eléctricos y el agua son enemigos naturales.

En la experiencia de esta prueba, un servidor, efectivamente, se caló hasta los mismos huesos, y los guantes quedaron rebosando agua, igual que esponjas. Al acabar esta travesía casi náutica, tal cual, quedaron tendidos, escurriendo primero chorros y goterones, para quedar secándose después durante varios días. Al recogerlos completamente secos, su tacto exterior se apreciaba impoluto, sin un solo síntoma de cuarteo, o similar; y al meter la mano, se sentía como nuevo el forro interior, manteniendo el mismo ajuste que antes del augacero, incluso en la punta de los dedos.
Administrando el calor
Si vamos a hacer un viaje en el que tenemos prevista una bajada paulatina de la temperatura, por ejemplo arrancando antes del atardecer y llegando de noche, conviene que vayamos administrándonos los tres grados de calor que nos ofrece este magnífico guante, reservando el rojo, en la medida de lo posible, para cuando el termómetro caiga en picado. En cualquier caso, al final nos resulta asombrosa la capacidad de adaptación que dispone el motorista frente a la ruta, especialmente el motorista invernal, y por ende la de sus manos...

Conducción exigente con los guantes RST
Como decíamos al iniciar este reportaje, el mayor perjuicio que suele afectar a un guante de invierno es su escaso tacto, o su falta directa de él. El RST Paragon Thermo se siente, al meter la mano, con una buena capacidad de transmitir información sobre lo que agarramos y tocamos, e igualmente, por supuesto, al coger el manillar de la moto. Pero nosotros hemos querido ir más allá probando estos guantes en un escenario que no solo no es el más natural para ellos, sino que probablemente nunca se usen sobre él: El Circuito.
De esta manera, quisimos hacer nuestra particular prueba de fuego, sobre una moto tan exigente como KTM 1290 Super Duke R llevada a buen ritmo, sometiendo así los RST Paragon Thermo a un trabajo exhaustivo, con rápidos cambios de dirección, con golpes de gas instantáneos y con las frenadas más exigentes.

Llevando las manos bien calientes, en los dedos se siente un tacto más que sobrado para graduar con la maneta del embrague las arrancadas más suaves, lo mismo que para regular las reducciones de marcha más extremas. En cuanto al puño del gas, te permite administrar al milímetro las potencias más brutales, lo mismo que girarlo a fondo, en un momento y con precisión, por ejemplo a la salida de cada viraje.
Para detener la moto, también cumple su cometido sobre la maneta que gobierna el que probablemente sea el conjunto de freno más contundente y brutal del mercado. Puedes conducir con los RST Paragon Thermo sin ese temor que transmiten algunos guantes recios y gruesos, ofrecidos a menudo en el mercado, a cometer alguna torpeza sobre la maneta, cuando sentimos las manos más bien como zarpas en lugar de nuestra extremidades.

A esta extraordinaria manejabilidad -para tratarse de un guante de invierno- contribuye su cuero Smart Touch, lo mismo que el refuerzo de doble capa en la palma. Por tanto, podemos decir que los RST Paragon Thermo cumplen en una conducción deportiva invernal, aunque estén lejos, claro está, del tacto directo y conciso que ofrece un guante de carreras; aunque al final queda en la valoración del lector ver si siente más tacto con las manos heladas dentro de un guante deportivo o bien calientes, y al resguardo de estos RST.
Protección
Con sello CE, resalta el sólido refuerzo de poliuretano termoplástico que protege los nudillos. Y más al detalle, se aprecian también las protecciones de cada falange, y las de goma en el lateral de cada dedo índice. En la molla de la palma, sobre su lateral y en el flanco del pulgar, resaltan también las protecciones con aspecto de almohadilla, que preservarán, en la medida de lo posible, la base de nuestras manos de los golpes y de la abrasión. Por otro lado, el guante RST Paragon Thermo cuenta también con señalización reflectante para ser bien vistos de noche, algo tan vital para el motorista invernal, ya que, como bien sabe el lector, muchas de las horas más frías se viven bajo la oscuridad natural.
