Prueba Suzuki V-Strom 1000 2014: neutralidad ante todo

Ya ha pasado una década desde la aparición de la primera V-Strom 1000. Actualizada en 2007 y olvidada por Suzuki en favor de la eficaz 650, muchos ya no contaban con ella. El año pasado vimos un prototipo de “carne y hueso” en el Salón INTERMOT de Alemania y, ahora, la tercera generación ya es una realidad.

Del anterior modelo sólo queda el nombre, aunque el espíritu sigue siendo el mismo de su “abuela”, aquella DR Big 750 S “mono” bicolor de 1988. Además, han aprovechado la ocasión para reafirmar que ellos fueron los primeros en lanzar el guardabarros delantero tipo “pico de pato”, algo que han copiado todos sus competidores años después.

Óptica delantera de inspiración Hayabusa/GSX-R, leds, control de tracción TCS (desconectable y con dos niveles de intervención), ABS de serie, 8 kg menos que su antecesora (ahora 228), pinzas delanteras radiales, pantalla regulable en inclinación (en marcha y sin herramientas), doble bujía, bajo consumo (declaran 4.7 l./100 km), 20 litros de depósito, instrumentación con display multi-información, etc.

La 650 seguirá siendo la más vendida, por su excelente relación precio-prestaciones, aunque la nueva 1000 no pretenda dar un salto impracticable, sino más bien, hacer de eslabón lógico entre las trail de 80 CV y el resto. Realmente, la competencia directa de la V-Strom 1000 es la Kawasaki Versys 1000 y la Yamaha Súper Ténéré 1200. La Ducati Multistrada o la KTM 1190 Adventure son más deportivas, agresivas y difíciles de conducir que la “Suzi”.

La V-Strom es una moto cómoda, accesible y que no impone a pesar de su aspecto, muy amigable sí. Es manejable, ideal para llevar pasajero gracias a su asiento y amplias asas y no cansa. El motor marca el carácter de la moto y como buen bicilíndrico, goza de mucho par (103 Nm a 4.000 rpm) y poca estirada, con un sonido muy contundente.

El control de tracción es casi obligatorio en una moto moderna, una garantía de seguridad en los tiempos que corren. El nivel 1 es menos intrusivo que el 2, que tiende a entrar con demasiada facilidad. Verás parpadear el chivato naranja TCS con más frecuencia de lo que imaginas. Hay cinco sensores repartidos por toda la moto (uno en cada rueda, acelerador, cigüeñal y caja de cambio) que evitan un deslizamiento inesperado. Si te vas a meter por una pista de tierra, puedes desconectarlo para que no la líes, justo lo contrario que el ABS. Está claro que la V-Strom 1000 está pensada para el asfalto. El tacto de las nuevas pinzas de freno delanteras radiales Tokico es un poco brusco al primer toque, pero tienen potencia de sobra para detener la moto en cualquier situación.

En cuanto al chasis, una estructura doble viga de nueva factura poco que objetar, otorgando una buena manejabilidad a un conjunto apoyado en una robusta horquilla invertida delantera y un amortiguador con pomo externo para regular la precarga.

La Suzuki V-Strom 1000 2014 es una de esas motos que no destacan en ningún aspecto en concreto pero que tampoco hacen nada mal. Independientemente de su diseño, con el que podrás estar más o menos de acuerdo, su motor rezuma un tacto de moto trail de toda la vida, convenientemente “asfaltizado” claro. La parte ciclo funciona bien, es cómoda y la electrónica ayuda. El catálogo de accesorios es muy variado, algo fundamental entre los ruteros-aventureros que accedan a este tipo de motos (maletas, cubrecárter, pantalla alta, cubremanetas, puños calefactables, protectores de motor, etc).