María Herrera al ataque
El motociclismo de velocidad es uno de los deportes más igualitarios del mundo, por lo menos sobre el papel. Es una de las únicas disciplinas en las que las chicas pueden ganar un Campeonato del Mundo absoluto, compitiendo en igualdad de condiciones con los chicos.
No hay categorías femeninas que valgan. Las chicas se lo tienen que currar de la misma forma que los chicos para llegar a subirse a una moto, y después tienen que batir a sus oponentes en la pista, sean quienes sean. Nada impide que una chica llegue al Mundial de MotoGP y le de una paliza a Jorge Lorenzo, a Dani Pedrosa, Marc Márquez, a Valentino Rossi o a todos a la vez.
Pero lo cierto es que es altamente improbable que eso suceda porque, si por ahora no hay categorías femeninas, es porque tradicionalmente la participación de mujeres ha sido más que escasa. No ha sido necesario ni siquiera planteárselo. Las causas son multitud de factores sociales, culturales, fisiológicos e históricos que escapan a este reportaje. Pero un breve repaso al papel de la mujer en el mundo del motociclismo demuestra que a veces está bien dejar los prejuicios en casa antes de salir.
La jovencísima María Herrera ha sido el último ejemplo de que una chica puede batir en la pista a los chicos. A sus 17 años, la piloto del KTM Estrella Galicia se ha convertido en la primera mujer capaz de ganar una carrera de Moto3 en el CEV Repsol, en el trazado aragonés de MotorLand.
De sus declaraciones en el podio no se aprecia el mínimo comentario respecto a su condición de mujer. Ella es piloto igual que el resto de la parrilla, y si quiere ganar simplemente tiene que cruzar primero la línea de meta: «Ha sido una carrera difícil, porque he rodado en primera posición prácticamente en todas las vueltas. He tratado de seguir mi ritmo y mantener la calma, aunque se me iba un poco la parte trasera de la moto. Es la primera vez que consigo ganar en el CEV Repsol, ha sido muy difícil».
María Herrera compite en el CEV Repsol 2013 contra 46 chicos y otras dos chicas: Sara Sánchez (LLarresport Honda) y Montse Costa (J.Costa Competition).
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Pioneras
Cualquier mujer que aparezca en la parrilla de una carrera de velocidad con su mono, sus guantes y su casco, será considerada de forma inevitable como una pionera. Es una simple cuestión numérica. Las mujeres están todavía lejos de ganar un Campeonato del Mundo de MotoGP, pero en los últimos años algo se está moviendo desde las categorías de base.
Laia Sanz empezó a ganar carreras de trial contra chicos en las categorías inferiores, cuando era a menudo la única participante femenina, pero su primer Campeonato del Mundo de la especialidad llegó en el año 2000 compitiendo sólo contra chicas. Desde entonces, solo eventualmente ha tenido la oportunidad de medirse a los grandes referentes masculinos del motociclismo. El Dakar, con dos 39º puestos absolutos como mejor resultado, ha sido una de las pocas excepciones.
Carla Calderer lo resumía en 2010, cuando preparaba su paso desde el trial al motociclismo de velocidad: «Poco a poco la mujer se va introduciendo en el mundo del motor, se van atreviendo más chicas. Aunque a los chicos siempre les va a molestar un poco, hasta que se acostumbren. Al principio me miraban un poco mal y no les gustaba mucho, pero después eres un compañero más, compites y hablas con ellos. Ahora me tratan igual. A lo mejor a las chicas nos impone un poco entrar en este mundo que parece más masculino».
Ana Carrasco se ha convertido en la primera chica en participar en el Mundial de Moto3, en el Team Calvo. Su trayectoria deportiva no difiere en nada de la de cualquier otro de los pilotos de la parrilla: su pasión por las dos ruedas tiene un fuerte componente familiar, y realiza a diario interminables sesiones de entrenamientos para estar al nivel de todo un Campeonato del Mundo.
«La prensa siempre se preocupa más por las chicas que por los chicos porque es una novedad, pero a mi esto no me importa mucho, creo que da lo mismo. En el Campeonato de España los chicos se molestaban cuando los adelantaba en carrera o terminaba por delante de ellos. Algunos pilotos me conocen del año pasado, pero los que no me conocían creo que se han sorprendido. Pero al final se tendrán que acostumbrar a tener una chica en la parrilla».
El caso más polémico fue probablemente el de Elena Rosell. Tras un intento fallido en Assen, donde la climatología le jugó una mala pasada, la piloto valenciana se convirtió (otra vez en MotorLand) en la primera española en participar en el Mundial de Moto2, en el Mapfre Team Aspar. En su palmarés figuraba ya una victoria en el Circuito de Albacete (2009) en la categoría Kawasaki Ninja Cup del CEV.
La participación de Elena Rosell en el Mundial de velocidad fue precedida por una agria polémica entre Jorge Martínez “Aspar” y Sito Pons, que acusó al equipo valenciano de sexista: «Se ha traído a una piloto por el hecho de ser una chica, con el objetivo prioritario de sacar así el mayor rendimiento publicitario posible a la sustitución de Julián Simón. Se ha demostrado que los pilotos que ganan carreras en el CEV están capacitados para defenderse en el Campeonato del Mundo. Sin embargo, creo que Elena es víctima de una maniobra comercial».
Rosell respondió entonces como lo habría hecho cualquier otro piloto de la parrilla: «Nunca he peleado por ser la primera mujer, sino por ser el primer piloto».
Abriendo pista
La primera participación femenina en el Mundial de Motociclismo data del lejano 1962. La británica Beryl Swain participó oficialmente en la categoría de 50 cc del Tourist Trophy de la Isla de Man, un trazado en el que a menudo se describe el arrojo de los pilotos mediante gráficas y manidas referencias al tamaño de su aparato reproductor.
Quizá por ello un año más tarde los organizadores del TT de Man modificaron el reglamento para impedir la participación de mujeres en la carrera. Afortunadamente, los tiempos cambian. La también británica María Costello correrá el TT 2013 en dos categorías (con una Triumph 675R y una Kawasaki 650) como participante femenina más destacada: «Me siento agradecida y afortunada de pilotar con las motos de Bob Wylie nuevamente. La 675R tiene potencial para convertirse en una moto de carreras brillante, y además podré pilotar de nuevo la Moto3. Grandes motos para una fantástica oportunidad».
La japonesa Hiroko Hori también se merece figurar en la lista de pilotos que abrieron las puertas a la participación femenina en el Campeonato del Mundo, aunque ella no llegara a hacerlo jamás. A finales de los años 70 Hori participó en varias carreras de velocidad aunque las regulaciones del momento lo prohibían específicamente, y a principios de los 80 llegó a competir en las 4 Horas de Suzuka con una Suzuki GSX400E.
Hori fue en los 70 una heroína de las dos ruedas al estilo de Leslie Porterfield. La piloto texana se convirtió en 2008 la mujer capaz de rodar más rápido en el Lago salado de Bonneville, a 373 km/h, y en 2009 consiguió superar su propia marca rodando a 386 km/h. Porterfield posee actualmente tres récords absolutos de velocidad, y es miembro del exclusivo Club de las 200 mph de Bonneville.
En 1982 la norteamericana Gina Bovaird estableció un récord que todavía hoy perdura con su participación una carrera de la categoría reina del Mundial de Motociclismo. Bovaird ya había conseguido el premio al debutante más veloz en las 200 Millas de Indianápolis de 1979 de la AMA (con una media de 228 km/h), y en 1981 participó en el GP de Alemania de 125 cc con una MBA. Un año después, consiguió clasificarse para el GP de Francia de 500 cc, aunque no consiguió terminar la carrera.
Desde entonces, la también norteamericana Elena Myers es la que se ha acercado más a la marca de Bovaird. Con 17 años completó varias vueltas al circuito de Indianápolis a los mandos de la Rizla Suzuki GSV-R de Álvaro Bautista. Myers fue también la primera mujer en ganar una carrera del AMA Pro SuperSport en Sonoma: «Los chicos de Suzuki MotoGP han sido maravillosos. Esto me hace tener ganas de salir ahí e intentar participar en un fin de semana de carreras. No puedo llegar a expresar todo lo que he sentido sobre la moto, es veinte veces mejor de lo que hubiera podido imaginar. Ha sido increíble y creo que realmente me daré cuenta de lo que ha pasado durante los dos próximos días. La GSV-R me ha dejado alucinada».
Llegaron en los 80
Los años 80 marcan una importante frontera a la participación de mujeres en carreras oficiales de velocidad. En realidad, el Mundial de Motociclismo ha tenido participación femenina intermitente pero más o menos continuada desde entonces, empezando por la alemana Inge Arends, que corrió seis grandes premios de las categorías de 50 cc y 80 cc durante 1983 y 1984.
En 1987 llegó al Mundial la finlandesa Taru Rinne, cuya mejor actuación fue un segundo mejor tiempo en los entrenamientos del GP de Alemania de 1989, por detrás del italiano Enzo Gianola. Su mejor resultado en carrera fue un séptimo puesto en ese mismo Gran Premio, y un octavo dos carreras después en Assen. Rinne siguió en el Mundial de Motociclismo hasta 1991.
Tras Rinne llegaron la alemana Undine Krummer, la australiana Linda Walsh o la italiana Daniela Tognoli. Tomoko Igata siguió los pasos de su compatriota Hiroko Hori disputando los Mundiales de 1992 a 1995 con un séptimo como mejor resultado en el GP de la República Checa de 1995.
Katja Poensgen disputó las temporadas completas de 2001 y 2003 en la categoría de 250 cc, con un mejor resultado en el GP de Italia de 2001. Desde aquí hasta Ana Carrasco, la participación de chicas en el Campeonato del Mundo de Motociclismo ha sido muy puntual, con la sola excepción de Marketa Janakova, que acumuló nueve participaciones en 2004. La australiana Cath Thompson, la húngara Nikole Kovacs, la francesa Ornella Ongaro y la checa Andrea Touskova completan la lista de pioneras en el motociclismo de velocidad. La única pregunta que queda por responder es quién será la primera en ganar una carrera de la máxima competición de las dos ruedas. Se admiten apuestas.
Michelle Duff
Michelle Ann Duff, a sus más de 70 años, puede presumir de ser la única mujer que ha ganado tres Grandes Premios y subido 24 veces al podio en el mundial. Pero cuando lo hizo, en las temporadas de 1964 y 1965 se llamaba Michael Alan Duff…
En la temporada ’65 corría en 125 y 250 y en esta última categoría luchó por el título con Phil Read y terminó segundo. Un año más tarde sufrió una fuerte caída que le apartó de la competición.
En 1984, después de 15 años de matrimonio y con tres hijos, decidió empezar una nueva vida como mujer. Más tarde escribió un libro que tituló «Make haste slowly» (Apresúrate lentamente) contando su transformación.
