Prueba Yamaha X-Max 125 ABS: Elegancia urbana

Las distintas familias Max que Yamaha tiene en su catálogo – V-Max, T-Max y, por supuesto, la que hoy nos ocupa, las X-Max – han tenido tanto éxito entre el público como diferentes son entre sí. La decana de las Muscle Bikes, el rey de los megascooters deportivos y un elegante tecnológico scooter urbano referencia de su categoría.

Precisamente, este último es el protagonista de nuestra prueba de hoy, puesto que hemos rodado sobre la evolución de la última versión que incorpora el siempre eficaz y cómodo ABS. Un buen motivo para reencontrarnos con un modelo rápido, elegante, habitable y que siempre ansías coger para poder moverte con facilidad en el caótico tráfico urbano.

Un repaso al pasado

Comencemos con un poco de historia. Los primeros X-Max aparecieron allá por el 2005, rápidas como demonios y rondando los 130 km hora de velocidad máxima (recuerda que estamos hablando de un monocilíndrico 4T de escúter), con unos consumos moderadamente altos debidos, entre otras cosas, a su alimentación que todavía era por carburador, con un diseño ya muy atractivo y algún punto mejorable en cuanto a holgura de transmisión, rumorosidad mecánica y vibraciones. En 2007 evolucionó, como la mayoría del segmento, a la inyección electrónica para, entre otras cosas, poder pasar las nuevas homologaciones de emisiones EURO y, de paso, suavizar su comportamiento, bajar el consumo y mejorar su comportamiento urbano. Este modelo ya fue un éxito de ventas a pesar de su precio elevado, y marcaba uno de los techos de la categoría. Siguiendo la filosofía de Yamaha de luchar contra la cantidad y los bajos precios de los productos orientales con la calidad y tecnología de sus modelos, el año pasado pudimos asistir a la presentación de las nuevas X-Max que ya presentaron un diseño mucho más afilado y deportivo, acercándose todavía más a la gran T-Max 500.

Mejora lo presente, pero mantiene lo que ya eran sus señas de identidad y que hicieron de este modelo el éxito que ha sido

En principio puede parecer casi un face-lifting, pero la realidad es que los cambios son mayores y más profundos de lo que parece en un primer momento. Entre otros están un frontal y unas ópticas mucho más afiladas que el modelo anterior, un habitáculo más grande para el piloto (especialmente remarcable en tener más espacio para las piernas) y que todavía da más libertad de movimientos al incorporar ahora la pantalla separada del manillar, cuando antes quedaba demasiado cerca de la cara del piloto.

Todavía hay más cambios en la carrocería con una parte trasera diferente, nuevo asiento… sí, realmente estamos ante una moto nueva. Mejora lo presente, pero mantiene lo que ya eran sus señas de identidad y que hicieron de este modelo el éxito que ha sido durante estos años. Por ejemplo, estamos hablando del gran hueco bajo el asiento que te permite llevar dos cascos integrales colocados a lo largo, algo clásico de Yamaha que también podemos ver en la Majesty 400.

Urbano de lujo

Todo esto hace que estemos ante un scooter urbano, pero relativamente grande – de hecho, el modelo 250cc exteriormente es prácticamente igual – lo cual lo hace especialmente apetecible para los adultos que disfrutan de carnet convalidado de coche y que en otras 125cc se encuentran con modelos pequeños en los que apenas se pueden encajar. En la X-Max es fácil encontrar tu posición como la midas lo que midas y ahora además puede llevar las piernas también estiradas estilo custom, y además disfrutar de una protección aerodinámica considerable incluso en vías rápidas. Estas dimensiones hacen que, quizá, no sea el modelo perfecto para los que empiezan en el mundo de la moto y/o no midan al menos 1´70. No es que la X-Max no sea perfectamente manejable, desde luego, pero para los menos altos existen modelos con el asiento más cerca del suelo y tamaño más contenido.

En cuanto al motor, es ahora mucho más dosificable y suave que en generaciones anteriores, aunque realmente es menos rápido superando por poco los 120 km/h. Las restricciones y la catalización necesarias para pasar las nuevas homologaciones le han hecho perder un poco de potencia máxima – 13,7 cv frente a los 15 que son el límite del carnet convalidado – , pero desde luego se compensa con creces porque ahora tiene una dosificabilidad, una relación entre el giro de acelerador y el empuje de la rueda trasera, una suavidad de funcionamiento y unos consumos tan bajos que antes eran impensables.

Principal cambio y resumen

En cuanto a funcionamiento de la ABS, evolución principal de este modelo, tiene un funcionamiento impecable con un intrusismo razonable para un gran escúter urbano como éste. Desde luego, no llega al nivel de refinamiento de motos más grandes y que necesita mayores prestaciones, pero entra en funcionamiento cuando lo necesitas y no es de aquellos que notas saltar casi nada más tocar la maneta del freno. Funcionamiento correcto, acorde con la tecnología y el precio que siempre ha ofrecido la X-Max, una de las alternativas más elegantes, cómodas, rápidas y seguras que puedes encontrar con el carnet B actualmente.

Su precio es, como siempre, de los más elevados por no decir el mayor de la categoría, pero como decíamos Yamaha ha apostado luchar contra la calidad a veces dudosa y precios de derribo de la última oleada de motos orientales con su tecnología, calidad y diseño. En esta ocasión, desde luego, podemos asegurar que lo han conseguido.

Resumiendo

Lo mejor

• Diseño.
• Suavidad de funcionamiento.
• Espacio bajo el asiento.
• Habitabilidad.

Mejoraríamos

• Precio elevado.
• Prestaciones ligeramente inferiores a modelos anteriores.
• Aceleración desde parado.