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Prueba Yamaha MT-09 2017: radical transición

Fotos: Yamaha/F.Montero
La segunda generación de la MT-09 no sólo redunda en su vertiente más radical con un nuevo frontal y ligeros aunque vistosos retoques estéticos, su tricilíndrico ahora se adapta a la Euro 4 y además equipa de serie un embrague antirrebote y un cambio semiautomático que mejoran su ya de por sí buen comportamiento dinámico.

En el Salón de Colonia INTERMOT se dio a conocer, la firma de los diapasones presentó al mundo esta esperada segunda generación MT-09, sin duda uno de sus modelos que mejor ha encajado entre el público en los últimos años. A la saga “MT”, donde además de la 09 están las MT-125, MT-03, MT-07 y MT-10, Yamaha la denomina Hyper Naked y le supone el 43,5% de las ventas en Europa desde 2011, de ahí que se cuide mucho en mantenerlas en primera línea. La MT-09 siempre se ha caracterizado por tener una estética original y rompedora, con un marcado carácter deportivo y con cierto aire macarra que le sienta realmente bien, además se ajusta a la perfección a la imagen Dark side of Japan con la que bombardea en sus publicidades, un estilo entre manga y callejero que se han currado mucho y a esta moto encarna de arriba a abajo.

Los numerosos cambios estéticos en la nueva MT-09 van dirigidos a agudizar su agresiva estampa y el más evidente supongo que ya te habrás dado cuenta de cual es: el frontal en general y el faro en particular. Bueno, en realidad es una doble óptica compuesta por dos potentes bombillas LED y justo debajo una línea fina también de leds que hace las veces de luces de posición. Todo ello envuelto es una máscara que recuerda y mucho a la que equipa el modelo mas potente de la familia, la MT-10. En este rediseño del frontal, el nuevo display digital en su totalidad a modo de cuadro de mandos queda más integrado en el conjunto. A pesar de sus contenidas dimensiones se ve bien y ofrece la información necesaria en cuanto al funcionamiento general e incluso alguna cosa más como el consumo o el indicador de marcha engranada. Las tapas laterales son también de nueva factura, amén las de los laterales del radiador, lugar donde ahora van colocados los intermitentes.

Si el frontal hace que parezca otra moto, el nuevo y afilado colín hace lo propio, exhibe una óptica (también de LED) muy cañera y unas nuevas tapas en los laterales del asiento. El subchasis ahora es 30 mm más corto, aquí claramente ha predominado la estética en detrimento de la comodidad del pasajero, que además de poco espacio en el asiento las estriberas están muy arriba y dejan una postura algo comprometida. A pesar de ello, el asiento ha aumentado ligeramente (es 13 mm más largo) respecto a la anterior versión. Mención especial debe tener el portamatrícula, que va anclado al basculante mediante una sólida pieza de aluminio y es totalmente… como diría: Dark side. La vista trasera, a lo que se une ese basculante con un diseño muy vistoso, desde luego no deja a nadie indiferente, eso sí, en un día de lluvia seguro que te acuerdas de ese portamatrícula y no para bien. El nuevo escape corto con salida inferior es también un elemento a tener en cuenta dentro de la estética de la nueva MT-09, además es una pieza clave para que se ajuste a la normativa Euro 4 en cuanto a emisiones. Pero si de verdad quieres darle un toque especial, Yamaha ofrece como accesorio un escape Akrapovic muy chulo y que debe sonar a gloria. Hasta aquí lo que se puede ver en las fotos, es hora de subirse y para ello nos desplazamos a Mallorca donde se hizo su presentación oficial europea.

Todo a la diversión

Se puede decir que todo lo que transmite la MT-09 en parado, que no es poco, lo hace también en marcha, con lo que la coherencia estética/comportamiento es total. La MT-09 no pasará a la historia por su comodidad pero quizá si por la diversión que ofrece a sus mandos. La primera sensación nada más subir es que parece una supermotard más que una naked, vas muy encima de la rueda delantera, en cambio los estribos están retrasados como en una deportiva, una postura poco común pero a la que enseguida te acostumbras. Sólo un pero, y es que el accionamiento del freno trasero no es demasiado cómodo por la postura de la pierna en el estribo, además si llevas botas, la voluminosa tapa del motor del lado derecho, donde va el embrague, molesta porque la parte alta de la bota toca con ella. En invierno vale, pero en verano no debe ser muy agradable.

La sensación es la de tenerlo siempre todo bajo control a pesar de estar prácticamente subido en la rueda delantera. Unas estudiadas geometrías y el ancho manillar son las claves de que esto se a así, también de que se trata de una moto muy bien compensada y con una distribución de pesos prácticamente al 50%. Y hablando del tren delantero, tuve que endurecer un poco la horquilla a los pocos kilómetros porque se hundía demasiado en las frenadas y flameaba un poco en curvas rápidas. En esta versión la compresión se regula en el tubo izquierdo y el rebote en el derecho, el hecho de estar separados favorece el flujo del aceite y las regulaciones que hagas se dejan notar con mucha más precisión. En la misma línea está el amortiguador, también regulable y de funcionamiento impecable.

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La sensación en marcha es de llevar una moto extremadamente* ligera*, la cambias de sitio sin apenas esfuerzo y entra donde sea, hasta cuando parece que no: entra. Puedes corregir errores en marcha y de forma segura. Equipa ABS de serie, a lo que acompaña unas potentes pinzas de anclaje radial en el tren delantero, muy dosificables y de excelente tacto, como nos tiene acostumbrados Yamaha en la mayoría de sus últimos modelos.

La base del motor tricilíndrico de 850 cc apenas ha recibido cambios, ahora se adapta a la normativa Euro 4 en cuanto a emisiones, de ahí la enorme petaca del escape que discretamente asoma por la parte inferior de la moto. El tacto del motor es suave, un ligero zumbido que sólo se enronquece al llevarlo a alto régimen. Sube muy rápido de vueltas, sobre todo en el modo A, donde entrega todos sus 115 CV con una curva algo brusca pero adecuada para conducción deportiva. Se observan menos brusquedades que en la versión anterior en este aspecto. Para todo uso es más recomendable el modo estándar, sobre todo por que el acelerador electrónico es más dosificable y las reacciones más agradables. Tiene un tercer modo B donde se dulcifica mucho la entrega es más progresivo y está enfocado sobre todo en condiciones de lluvia o cuando el asfalto está en malas condiciones. Ya se que no es un dato 100% fiable, pero el consumo medio que dio la MT-09 en los 250 kilómetros que hicimos de recorrido, en ocasiones a buen ritmo, fue de 5,6 l/100 km. Se me antoja bajo.

El control de tracción se incluyetambién de serie y tiene dos niveles de actuación, cuesta hacerlo saltar en cualquiera de los dos y eso que lo intenté incluso cuando el pavimento no era demasiado bueno. Se enciende un testigo luminoso en el cuadro de mandos cuando salta y es raro hacer que luzca, además cuando entra en funcionamiento apenas se deja notar, sin duda un punto muy a su favor.

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QSS y antirrebote

Las dos principales novedades que equipa de serie la nueva MT-09 son el embrague antirrebote y el cambio semiautomático. El primero se deja notar sobre todo en las reducciones bruscas en marcha cortas, lo pude comprobar in situ en una revirada carretera de montaña, a buen ritmo y al llegar a curvas muy cerradas puedes reducir incluso a primera sin que el motor se queje y aguantando muy bien el tipo. Funciona realmente bien. Además es más fácil de accionar, es decir, necesitas menos fuerza para accionar la maneta al reducir marchas y eso hace que te canses menos cuando ya llevas un buen rato encima. No puedo decir lo mismo del cambio semiautomático que, como ya sabrás, consiste en subir marchas sin necesidad de accionar el embrague. Al menos en la unidad que me tocó no siempre subía bien la marcha, en ocasiones la palanca estaba dura y había que hacer fuerza para engranar la marcha incluso a alto régimen, que es cuando el shifter funciona mejor.

En conjunto estos dos elementos juegan muy a favor de la deportividad de la MT-09, y es que en buenas manos se puede ir muy rápido, la moto siempre responde y es difícil que te ponga en apuros.

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