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18-12-2016
Fotos:
Triumph
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La firma británica amplía su gama neoclásica con una montura atractiva, personal, cuidada y diferente a lo que se estila entre las motos retro. Base Bonneville T120, acabados premium, tecnología, rendimiento e historia se unen en una bicilíndrica que hará las delicias de los más puristas.

Lo mejor
Motor
Agilidad
Imagen
Acabados
Mejoraríamos
Radio de giro
Frenada delantera
Valoración final
La Triumph Bonneville Bobber es una moto minimalista, auténtica, personal e inmortal que marca diferencias con todo lo existente y reinterpreta magistralmente ese universo estilístico tan particular de la cultura custom de la década de los cuarenta. Un capricho de moto que, en mi caso, se sitúa como segunda favorita tras las dos Thruxton, por delante del cuarteto Bonneville y el trío Street.
Las bobber matriculables son prácticamente inexistentes y, aunque esta Triumph marca su propia línea, hay otras opciones tangenciales con las que podría compararse: Moto Guzzi V9 Bobber, Harley-Davidson Forty-Eight, Yamaha XV950R Bolt o Indian Scout Sixty. El precio de la Triumph Bonneville Bobber resulta muy ajustado teniendo en cuenta todo lo que ofrece, y varía en 300 € según el color: 12.900 € (negro), 13.029 € (gris mate, rojo) y 13.200 € (la verde-plata de nuestra prueba).
Como buena moto custom, Triumph ha desplegado una oferta con más de 150 accesorios y multitud de piezas específicas para personalizarla a gusto de cada cliente, como un manillar "cuelgamonos" o "semis" tipo cafe racer, tres asientos de cuero diferentes, alforjas laterales, retrovisores, amortiguador multirregulable FOX, portamatrícula en el lateral izquierdo del basculante (no homologado en Europa), escapes de aluminio Vance & Hines, piezas mecanizadas, guardabarros cortos, puños calefactables o luz de día DRL LED. Para los amantes de la moda, también se ha creado una línea de ropa casual específica acorde a la estética de esta hot rod.
Material utilizado en la prueba