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Prueba Triumph Street Cup 2017: ciudaracer

Fotos: Javier Ortega/NegamiDF
La hermana pequeña de la Thruxton bebe de las fuentes más auténticas del clasicismo cafe racer, se empapa de toda la tecnología del siglo XXI y permite un doble uso que la hace ser tan buena ciudadana como divertida deportiva en carretera. ¡Y además no se lo tiene creído!

Una de las muchas novedades de Triumph para este 2017 fue presentada en sociedad en el Salón EICMA de Milán 2016 y no es otra que la tercera integrante de la familia Street, cuarto modelo si nos ceñimos a los que emplean el mismo propulsor bicilíndrico en paralelo de 900 cc, 8 válvulas y 55 CV refrigerado por agua. Así, la Street Twin, Street Scrambler y Bonneville T100 tienen nueva compañera deportiva para complementar un perfil más urbano, off road y clásico respectivamente. Al mismo tiempo, la Triumph Street Cup es el modelo de acceso a la familia cafe racer por debajo de la Thruxton 1200 y Thruxton 1200 R.

Respecto al modelo estándar de la gama 900, la Street Twin, sus diferencias pasan por la adopción de manillar clásico tipo “3 piezas” con retrovisores en las puntas, parabrisas corto, asiento tipo bala con tapa de colín, estriberas retrasadas, intermitentes e instrumentación de doble esfera de Thruxton R, soporte de faro delantero forjado y protectores de horquilla de plástico.

Lo bueno de disfrutar de una clásica de última generación fabricada hoy día por una marca con tanto caché en estas lides como es Triumph es poder disponer de la tecnología necesaria para hacerla más agradable y aprovechable de conducir, como el acelerador electrónico, ABS, control de tracción (desconectable), embrague asistido antirrebote en aceite, faro trasero LED, toma de corriente USB bajo el asiento, ordenador de a bordo o llave con inmovilizador.

Tampoco debemos olvidar el esmero en los acabados y el cuidado al detalle, algo evidente y que se agradece en este segmento en el que la imagen juega un papel fundamental. Cuerpos de inyección ocultos tras falsos carburadores, doble silenciador de acabado cepillado, juntas de colectores con los cilindros, costuras del asiento, manetas regulables, suspensiones Kayaba, frenos Nissin o neumáticos Pirelli Phantom Sportscomp son dignos de tener en cuenta.

Una Cupa a mi salud

Tras una primera toma de contacto a principios de año en la presentación internacional dinámica con una unidad Silver Ice, la “pequeña” Cup vuelve a llamar a nuestra puerta vestida de Racing Yellow para hacer una prueba a fondo por nuestros escenarios preferidos.

Desde que subes en la Street Cup te sientes cómodo, aunque su filosofía cafe racer induzca a pensar lo contrario. La postura no es muy forzada y puedes rodar más kilómetros de los que imaginas, aunque no tan relajado como con una Bonneville, claro. El motor es suficiente para rodar tranquilo y pausado: esto no es una Thruxton descafeinada, sino una Street Twin con imagen sport y 200 kg en seco.

Con la Triumph Street Cup la gama neoclásica de Triumph asciende a 8 modelos

En ciudad no cansa, es lo suficientemente estrecha para zigzaguear entre el tráfico y el suave tacto de los mandos, sobre todo el embrague asistido, se agradece en uso continuado. En carretera “no te pide guerra”, debes jugar con los medios y disfrutar del ronroneo inglés sin pretensiones de velocidad máxima. Es tan fácil de conducir y poco exigente que rápidamente le coges el gustillo a ir hilando fino en tramos revirados. Su dulzura es marca de la casa en este “bi” de 900 cc, aunque no por ello está falto de carácter. Su calado de cigüeñal a 270º hace que responda parecido a como lo haría un bicilíndrico en V, un buen compromiso entre tacto, progresividad y contundencia.

La instrumentación analógica posee doble display que ofrece todos los parámetros necesarios para estar al tanto de lo que sucede en cada momento, tales como indicador de marcha engranada, odómetro, doble cuentakilómetros parcial, indicador de mantenimiento, autonomía, nivel de combustible, consumo medio/instantáneo, reloj o ajustes del control de tracción.

La Triumph Street Cup 2017 tiene 55 CV pero es limitable para carnet A2

Jarama Test

Gracias al concesionario Triumph Madrid pude sentir lo que es ser “piloto oficial” Triumph por un día aprovechando las numerosas tandas libres del evento Racer Explosion #2, el lugar perfecto para rodar sin preocupaciones con monturas “diferentes” a lo habitual: clásicas, neoclásicas, época, neorretro, deportivas de los ’90, etc.

Arropado por un equipo muy profesional formado por 6 miembros me sentí como en casa, combinando distintos modelos de la actual gama Triumph Classic en un circuito tan técnico y emocionante como es el mítico Jarama. Tras haber completado varias jornadas con la Street Cup en uso diario y fin de semana tocaba sacarle los colores en esta montaña rusa de casi 4 km.

Está claro que la mayoría de usuarios de estos modelos no buscan romper el crono sino disfrutar de la conducción pura “de antes” con la seguridad de una moto de ahora pero, bien es cierto, que cualquier prueba en circuito “cunde más” que muchos kilómetros en carretera puesto que el nivel de exigencia es siempre máximo.

Es fácil rozar con las estriberas de la Street Cup en circuito

No te sorprenderá si te digo que las estriberas rozan rápido en el asfalto en cuanto los neumáticos (de serie) están calientes, que el cambio (5 velocidades) es lento (preferiblemente cambia siempre con embrague) y que el monodisco delantero con pinza de dos pistones se queda corto a la hora de apurar frenadas como la de final de recta para entrar en Fangio. Hay que tener claro que esta moto no es para hacer “salvajadas”, pues para eso ya está la Thruxton 1200 R: simplemente hay que entenderla. Dejarla correr, “no matarla” a la entrada de las curvas, hacerla girar en su zona buena (a 5.000 rpm, 1.000 vueltas más que en carretera), descolgarte más de lo habitual y dejarte llevar. Si notas que el motor se “estresa” es que la estás sacando de su “zona de comodidad”: cambia el chip y relájate porque esta moto no tiene los 42 CV extra de su hermana de 1200.

Lo que sí te puedo asegurar es que el chasis va de cine y realmente está a otro nivel comparado con su competencia. La estabilidad de la moto es total y la suspensión se comporta como debe. Bien es cierto que mi unidad de pruebas contaba con sendos amortiguadores traseros FOX, un accesorio que se nota de verdad, obligatorio si te gusta la conducción deportiva. El “efecto cabezona” resultante de combinar una llanta delantera de 18 pulgadas con unos semimanillares podría ser contraproducente, haciendo que costase entrar en los virajes y expulsándote al exterior de la curva, pero la realidad es que la neutralidad y nobleza son denominadores comunes de esta moto. Y te aseguro que sé de lo que hablo, sobre todo, cuando pierdes la rueda delantera surfeando sobre los múltiples y desagradables baches del Jarama, mientras desgastas la estribera izquierda en plena plegada. Por otro lado, sin desconectar ABS (no se puede) ni control de tracción (sólo tiene una posición de funcionamiento, lo dejé activado), aprecias que no molestan en absoluto para ir rápido, resultando imperceptibles a la hora de rodar con precisión y regularidad.

Rodando en circuito con la Triumph Street Cup se echa en falta algo más de potencia

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